Frankenstein sólo se vence con inteligencia

Cuando unos se enfrentan a Frankenstein lo único que puede pasar, según hemos visto en las películas, es que sea muerto por el puzzle de ser humano, que, sin piedad, sin escrúpulos, sin emoción, sin el más mínimo trastorno, actúa esa máquina de carne carente de corazón.

Pues bien, exactamente eso le pasó a VOX al enfrentarse sólo, sin apoyos, sin preparación, sin armas, a pecho descubierto, contra el monstruo de Frankenstein creado por Sánchez, los pasó por la picadora de carne y demostró que son pocos, insensatos, sin preparación y sin instrumentos para enfrentarte al monstruo.

Cierto es que el PP y Cs pudieron hacer algo para evitar esa picadora de carne y, sin apoyar la moción, no dar una nueva descarga eléctrica, como se le hacía a Frankenstein, que le permitiera mantener la vida una temporada más, que la indefinición de Cs, los apoyos que está prestando al monstruo, el no saber si suben o bajan, les obligaba a no colocarse del lado de la crítica al gobierno; pero el PP, que comprendo que no apoye una moción sin preparación, mal planteada, en un momento sanitario y político inoportuno, sin propuestas alternativas serias, no quisiese mezclarse en el desatino no del valiente, sino del insensato que busca más el foco que el salvar vidas, pero jamás debió de insuflar energía al animal, jamás debió de votar con los asesinos de ETA, ni los separatistas, ni los Comunistas antidemocráticos y debió de optar por la abstención e incluso yo les hubiera propuesto que abandonasen el hemiciclo en protesta de un gobierno cruel que no se dedica a salvar vidas y un partido ciego por el foco que no exige responsabilidades sino plantea soflamas sin contenido.

Tras esta moción, únicamente hemos visto un gobierno fuertemente sentado en la silla, en la que no actúa, que no sirve, que nos mata, que no sabe, no es capaz de adoptar medidas frente al covid19, que no se atreve más que a usar los muertos contra el adversario político y mantenerse en el poder, por más que nos muramos, nos arruinemos o desaparezcamos como país, eso les da igual; pero, del lado del centro derecha, la desolación es aún mayor pues no existe el ánimo de cooperación, de generar estrategias conjuntas, de trabajar para presentar programas de salvamento sanitario, económico, social, y de recuperación de España, más allá de ponte tú y quítame a mí, de un juego de costado para que no me arañen y poder apuñalar yo, de imagen y plexiglás.

La refundación del centro derecha debe de venir de las estructuras de la sociedad civil que la sostiene, de las fundaciones, asociaciones, agrupaciones de la sociedad que exijan esa unidad, esa falta de crispación, ese trabajo tranquilo, pero sólido, de reconstrucción de España con propuestas bien formadas en el orden sanitario, con la implantación de PCR o Test de antígenos de forma masiva, el desarrollo de programas sanitarios de atención inmediata y no telefónica, la exhibición de los daños de la covid19 que permita comprender al ciudadano la gravedad de la situación, cumplir las medidas de seguridad sanitaria, recuperar la normalidad con precauciones, ofrecer alternativas seguras de ocio a los jóvenes, desinfecciones permanentes, tomas de temperatura y comprobación telemática del número de asistentes a los centros educativos, de trabajo, administración, etc. que permita detectar los posibles casos de forma rápida, actuar y evitar la infestación masiva, contratar rastreadores y arbitrar medios y sistemas para que todos seamos rastreadores de nuestro entorno, médicos y sanitarios sin necesidad de pagar más o trabajar menos, sino de incrementar el nivel asistencial.

Que seamos capaces de articular propuestas económicas que sirvan para el salvamento empresarial y, por añadidura, laboral con la suspensión de impuestos, el fomento de la reconversión del negocio, ampliando los métodos telemáticos y reforzando los presenciales seguros, sin criminalizar a ningún sector, sino haciendo seguros todos.

Comencemos por dar ejemplo y la base política deberá de aplicarse los más fuertes modelos de austeridad con la reducción de ministerios, de organigramas, asesores, diputados, senadores, consejos autonómicos y buscando una administración presencial, segura, seria, ágil, al servicio del administrado y no al servicio de los políticos o de los superiores, que se sometan al control ciudadano sin tapujos renunciando al aforamiento que no sea el de expresión en las cámaras, que dejen de utilizar las ruinas, las desgracias y las penas de los ciudadanos para embolsarse dinero que no les corresponde o presencias que no son suyas.

Necesitamos (D.L.P.) recuperar la Democracia, la Libertad y que el Pueblo decida y exija, de verdad y no engañado por unos y otros, vote cada cierto tiempo y acepte silente el degolladero al que lo están llevando TODOS. El ciudadano sí puede acabar con Frankenstein, pero para eso debe de despertar y la única forma de que lo haga es ver que se puede, que se quiere y que hay quienes están dispuestos a ello.

Enrique de Santiago Herrero

Abogado. Máster en Ciencia Política. Diploma de estudios avanzados en Derecho Civil Patrimonial. Derecho penal de la empresa. Colaborador y articulista en diversos medios de comunicación escrita, radio y televisión.

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