Ya somos iguales

Hemos celebrado una vez más el 8-M que, desde 1975, la ONU señaló como el día de la mujer trabajadora para, recientemente, reconstituirlo en el día de la mujer, como acto de reivindicación feminista.
         Lo que se celebraba el 8 de marzo era la lucha de la mujer en pos de la igualdad en el trabajo y en la sociedad, que podemos afirmar que se ha conseguido sin ningún tipo de duda, no se viven situaciones reales de discriminación en el trabajo, en la sociedad, en el trato, sin que de producirse no tenga una reacción firme por parte de la Ley, del Estado y del común de la sociedad.
         Pues, si se logró la igualdad legal ¿qué se visibiliza el 8-M? Pues simplemente un movimiento de la izquierda que mantiene la lucha de clases mediante la lucha de sexos que no reconoce la igualdad y destruye a la mujer con planteamientos de género y de percepción de sentimientos de mujer para, en definitiva, no defender al particular, sino para destruir la unidad de hombres y mujeres enfrentándolos en situaciones irreales o que encubren otras cuestiones.
         El otro día veía en la televisión a un grupo de mujeres que clamaban por estar con sus hijos, por poder pasear con ellos, por poder jugar con ellos y las comprendía, las defendía y apoyaba hasta que lo presentaron como una lucha de la mujer y enarbolaron la bandera LGTBIJKH, pues yo, que soy hombre y así me percibo, tampoco pude estar con mis hijos, tampoco pude pasear con ellos, ni jugar en el arenero de casa que yo pensaba no se usaba hasta que mi mujer años más tarde me confesó que disfrutaron de él todas las tardes, pero yo no estaba.      Es decir, mientras yo apoyo y comprendo a esas mujeres, ellas me echan en cara que yo sea hombre y si no estuve con mis hijos fue por ser hombre y tengo que fastidiarme.
         Cuando una persona decide anteponer el trabajo a la familia, pues muchas veces si no lo hace así la familia no come, y consecuencia de ello consigue ascender, ganar un mejor sueldo o lograr mejores metas, si es hombre es un canalla que limita el ascenso de la mujer, pero si es mujer ha sido una luchadora que ha perdido a sus hijos para romper un techo de cristal.
         A ver cuándo empezamos a contemplar las situaciones que padecen las personas, independientemente de su sexo, para dar soluciones a los problemas reales sin generar discriminaciones o daños colaterales.
         En la Administración en general, y fundamentalmente en Justicia, que es la que conozco, el porcentaje de mujeres es muy superior al de hombres y, así, a título de ejemplo, solo en el sector de los jueces, el 66% de los mismos son mujeres, por ello ¿tenemos que clamar los hombres y luchar porque seamos un 50% de cada sexo? ¿No será más correcto luchar porque sólo los mejores, tengan lo que tengan entre las piernas, obtengan la judicatura?
         Cuando acudo a un comercio a comprar pan ¿es diferente el pan o me cuesta menos si quien me lo sirve es hombre o mujer? ¿qué más me da el sexo de quien me lo vende o su orientación sexual, si lo que busco es el pan?
         Que hasta momentos muy recientes ha existido una discriminación sobre la mujer, que era tratada de forma diferente al hombre, es innegable y por acabar con ello, en nuestro día a día, hemos buscado la igualdad muchos.
Que la democracia ha supuesto un punto de inflexión para la equiparación entre hombres y mujeres y para comenzar a comprender que da igual el continente por tener que valorar el contenido, es algo innegable; pero, igualmente es insultante afirmar que la sociedad española sea machista y que existan discriminaciones por razón de sexo.
Existen monstruos violadores, criminales asesinos de uno y otro sexo, mujeres asesinadas y hombres destruidos psicológicamente y viceversa; pero, el mal, tenga lo que tenga por sexo, es algo que siempre existirá y siempre habrá de perseguirse, pero ello no hace a un sexo asesino o a otro psicópata, pues asesinos y psicópatas habrá de ambos sexos.
La discriminación es mala, pero la manipulación de los sentimientos para obtener un rédito político es peor. A ver cuándo esas feminacistas de plexiglás, en lugar de lucrar como lucran de esa lucha, se dedican a predicar con el ejemplo y trabajar sin tener en cuenta más que el trabajo bien hecho.

Enrique de Santiago Herrero

Abogado. Máster en Ciencia Política. Diploma de estudios avanzados en Derecho Civil Patrimonial. Derecho penal de la empresa. Colaborador y articulista en diversos medios de comunicación escrita, radio y televisión.

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