De qué igualdad hablas tú

El feminismo es como movimiento social en pos de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres que, una vez obtenidos, busca la igualdad social, de presencia, de trato, de evaluación, etc., con el que, de forma mayoritaria, la sociedad está no sólo de acuerdo, sino que defiende sin ningún pudor

Dentro de este movimiento se introducen otros movimientos que nada tienen que ver, pero que se han anexado como lapas indisolubles del objeto lapado, cuales son los movimientos proaborto y las ideologías de género, que nacen para estudiar la crianza de los hijos y observar el diferente trato entre niñas y niños, y que ha ido variando en una burda manipulación del sexo para defender los colectivos LGTBI, y cuantos otros surjan en el aspecto sexual, y buscan influir en la sexualidad de los menores en edades cada vez más tempranas.

En otro aspecto, han impregnado la denominada violencia de género como modelo de derecho penal especial que protege a la mujer del hombre, considerando a todo hombre un potencial abusador, maltratador o asesino.

Es decir, lo que es un movimiento defendido y defendible por la mayoría social, se ha ido transformando en una bandera de aquellos que defendían la lucha de clases y que se transmutan en la lucha de sexos para, de uno y otro modo, intervenir en la vida privada de los ciudadanos y someterlos a favor de la dictadura del proletariado o “feminacista”, como afirman ellos mismos.

Con esta transformación de feminismo de corte transversal en un feminismo virulento radical y de corte totalitario de izquierdas, las únicas que pierden son las mujeres que, a medio o largo plazo, recibirán el golpe del bumerang, con la misma dureza que lo recibieron los machistas en su momento y lo reciben en la actualidad.

Curiosamente, dentro de ese magma de movimientos, se movilizan las más radicales entrando en las iglesias al grito de “moriréis como en el 36”, “nosotras parimos, nosotras decidimos” ó ”saquen su doctrina de nuestra vagina”, pero me apena y sorprende que estas valientes activistas, ahora, que se cumple un año de la reconquista talibán de Afganistán, no han convocado una huelga, manifestación u acto público en defensa del feminismo básico y primigenio en ese país.

En Afganistán, la mujer no tiene los mismos derechos que el hombre, no tiene derecho a la educación, a una vida independiente, a ser servida y no tener que servir… han retrocedido en el tiempo más atrás de la Edad Media cristiana; pero, nuestra Ministra de igualdad, nuestra gudaris de la mujer, esas legionarias en defensa de la mujer, no han acudido a una mezquita simplemente a defender a las mujeres afganas…. Será que les quedan lejos, que no son útiles para llamar “asesinos” a los de la derecha, ni fascista a los adversarios.

¿Es injusto que cuando veamos un islamista le reprochemos que tratan como seres inferiores a las mujeres? ¿es una actitud inslamófoba el recordar cómo las mujeres llevan burka? ¿es cruel poner de manifiesto que en determinados territorios islámicos se desarrolla la cultura de la ablación del clítoris?

Mi defensa de la mujer como un ser de idéntico contenido al del varón pero con diferente contendor es, ha sido y será siempre radical; que tenemos derecho a tener los mismos derechos, algo indiscutible; que debemos de ser tratados como iguales siendo diferentes y respetando la diferencia para obtener un igual trato, es lema y emblema de actuación; pero, no estoy de acuerdo con la creación de un derecho especial de sexo, considerando que el delincuente lo es y debe de ser tratado con independencia de su entrepierna y lo que hay que hacer es facilitar medios a los ciudadanos, a los jueces y a los miembros de las fuerzas de seguridad del Estado.

No estoy de acuerdo y me repugna observar a esas autodenominadas feministas que se permiten ser certificadoras de feminismo y sentenciadoras de machismo, cuando su defensa se limita a su interés político o lucrativo, cuando defienden la prostitución de menores tuteladas por ser amigas de ellas, cuando defienden el burka como algo cultural y se olvidan de la ablación del clítoris por ser en otros escenarios, cuando hablan de violencia machista pero ocultan el asesinato de una madre a sus hijitos, o empoderan a la secuestradora de niños…. Defender a la mujer es mucho más importante, bonito y agradable que ver a esta pandilla de locas bien pagas y sometidas a sus machos alfas que nos dirigen y destrozan a nuestras niñas y a nuestros niños.

Iguales, por supuesto, aquí y en Afganistán, pero ni son más, ni mejores por tener vagina, ni son peores, ni maltratadores, ni asesinos por tener pene…cuidadín!

Enrique de Santiago Herrero

Abogado. Máster en Ciencia Política. Diploma de estudios avanzados en Derecho Civil Patrimonial. Derecho penal de la empresa. Colaborador y articulista en diversos medios de comunicación escrita, radio y televisión.

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