Y si nos cuentan la verdad

Se terminó el estado de alarma que se impuso inicialmente por primera vez en marzo de 2020 y del que salimos cantando y afirmando que salíamos más fuertes y mejores por haber acabado con el virus, como afirmó el Sr. Sánchez, lo hicimos sin habilitar modelos de “desescalada” o planes de acción jurídica, social, económica y sanitaria, por no tener un plan B, como también afirmó el Sr. Sánchez.

Ab intio es cierto que a todos nos pilló sin preparación, sin saber qué hacer, pero un líder debe de actuar inmediatamente y, sobre todo, debe de ser trasparente, fiable y presentando todo tipo de opciones a desarrollar en defensa de sus liderados, y eso no lo hizo ninguno. Pero, tras la barbaridad del verano de irse a la playa, vacacionar durante 20 ó 30 días y afirmar que se había ganado al virus, la acción del Sr. Sánchez quedó manifiestamente como una irresponsabilidad que debería de tener consecuencias.

Este dirigente aprobó un nuevo estado de alarma que, al menos, podemos etiquetar de irregular, pues no cumple los requisitos de aprobación quincenal de las cámaras y anexa anulaciones no sólo de derechos fundamentales, sino de limitaciones políticas que en nada apoyan la sanidad; pero, además, ahora llega su fin y lo vuelve a liquidar sin la presentación de un modelo o protocolo de actuación social, política, jurídica y sanitaria que seguir, dejando en manos de las autonomías la gestión global de una crisis que él no ha sido capaz de gestionar.

Las autonomías, en todo este tiempo, han jugado a seguir lo que decía el gobierno, excepción hecha de alguna valiente a la que han demonizado, y tampoco han generado esos protocolos de actuación, de modo que seguimos en manos de unos descerebrados que no han trabajado ni han hecho los deberes para seguir trasladando a los ciudadanos su responsabilidad.

Los fondos son siempre finitos y deben de destinarse a lo importante para eliminarlos de lo superfluo, la política es la forma de gestionarlos y determinar cuáles son las prioridades; pero, si en este momento buscamos aquellos asuntos que merecen ser considerados importantes, creo que, con independencia de la ideología, estaremos de acuerdo que, en el momento presente, son los sanitarios, sociales y económicos.

Si de los 100 € que tenemos que repartir, antes de iniciar el mismo, detraemos 45 € en el gasto político, lo que realmente vamos a destinar son 55 €; pero, si de ellos hemos de pagar las deudas, lo que vamos a repartir son 20 €. De forma que, si los sanitarios, la sociedad y la economía precisan 60 €, la forma que existe de cuadrar los euros solo se podrá hacer de dos modos: uno, rebajando el gasto político a 5 € y los otros 40 aplicarlos a los gastos sanitario-social-económico; o dos, incrementando los impuestos.

Cuando algunos clamamos por una reducción del gasto político y/o de fanfarrias adjuntas para evitar el incremento de impuestos, salen los piji rojos diciéndote que hay que proteger tu vida, que eres un canalla, que el Estado precisa de fondos para cubrir nuestras necesidades; pero, ¿de verdad lo hacen por nuestras necesidades? ¿de verdad con los impuestos nos van a dar mejores servicios? ¿Qué pasaría si en lugar de incrementar impuestos los bajamos? la economía crece más rápidamente y se recauda más y a la par aplicamos políticas de austeridad a la gran masa pública y recortamos políticos, asociaciones anejas, políticas de propaganda y de ideología, con lo que, incrementando recaudación y reduciendo gasto “político” y aplicando una gestión de optimización de recursos, obtenemos unos servicios públicos de niveles adecuados.

La sociedad no quiere más que paz, tranquilidad, seguridad y libertad sin que le metan la mano en el bolsillo, sin que la engañen, sin que la mientan o manipulen o roben, eso fue lo que hizo nacer nuevos partidos con los que  cambiar ese latrocinio y falsedad de los antiguos; pero, ya ni uno sólo de los nuevos dejó de mimetizarse y pastar en las mismas praderas que los viejos.

Enrique de Santiago Herrero

Abogado. Máster en Ciencia Política. Diploma de estudios avanzados en Derecho Civil Patrimonial. Derecho penal de la empresa. Colaborador y articulista en diversos medios de comunicación escrita, radio y televisión.

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