VOX saca la verdad a la luz y destapa a los verdaderos fascistas
Cuando en Cataluña, un grupo de fanáticos enfurecidos tienen el cinismo de llamar fascistas a patriotas españoles no saben que todo su odio, violencia, prejuicio, atraso tribal y sectarismo no hacen más que definir quiénes son los verdaderos fascistas en esta historia.
Aunque Churchill jamás dijo ni escribió: «los fascistas del futuro se llamarán a sí mismos antifascistas», quienquiera que acuñase el término fue un verdadero clarividente. El fascismo ha regresado, para peor, bajo su falso manto de identidad y sus peligros concomitantes. El nacionalismo ha despertado los viejos demonios en algunas partes de España, especialmente en Cataluña y el país Vasco, donde los verdaderos fascistas han engañado el alma de hombres simplones e incautos con aspectos emocionales arrancados de falsas identidades históricas, y los han manipulado mediante el uso artificial de lenguas regionales. Su objetivo ha sido siempre insuflar dosis de odio y deslealtad hacia España en pos de una Arcadia que jamás existió. La república no existe, imbécil. Una nueva frase lapidaria que debería ser cincelada con letras grandes y doradas en el mismo Arco del Triunfo como recuerdo de la realidad para tontos recalcitrantes e ilusos de la Cataluña profunda de la tractoría.
Si el fascismo en forma de nacionalismo ha perseverado durante los últimos cuarenta años, ha sido gracias a la complicidad más o menos velada de los diferentes gobiernos de España desde la Transición. Gobiernos que se vendieron miserablemente al fascismo por un puñado de votos y cotas de poder. Cada uno de ellos puso su grano de arena. Y esta luctuosa melé desenfrenada de pequeñas y grandes traiciones a España ha conducido directamente al fascismo actual, mientras que la mayoría de los medios de comunicación condenaban al ostracismo al único partido político dispuesto a oponerse directamente a dicho fenómeno.
Acusado falsamente de extrema derecha, VOX ha sufrido embates de todo tipo permaneciendo mediáticamente sin voz pues había que pregonar la corrección política y acallar el sentido común. Esa y no otra fue la única razón por el que el extremo sentido común, que no extrema derecha, ha sido poco conocido; pero las cosas están mejorando de forma exponencial.
VOX avisa de los fake news o noticias falsas dadas en los medios
VOX probablemente se convertirá pronto en una parte significativa de la cámara del Congreso, y su voz se alzará como un faro de la política de España y Europa. Como es habitual, en los partidos y medios de comunicación políticos políticamente correctos de España, los fascistas reales se alegran de llamar fascista o extrema derecha a cualquier cosa que no sea extrema izquierda o diferente. En América, las personas se enorgullecen de ser patriotas, mientras que, en Cataluña, la propaganda separatista goebbeliana ha difundido la idea de que si uno está orgulloso de España y ser español es un fascista. Cuando en Cataluña, un grupo de fanáticos enfurecidos tienen el cinismo de llamar fascistas a patriotas españoles no saben que todo su odio, violencia, prejuicio, atraso tribal y sectarismo no hacen más que definir quiénes son los verdaderos fascistas en esta historia.
Ya pueden cocinar resultados adversos para VOX en las encuestas; más de uno se va a llevar una buena sorpresa: conozco a familias enteras tanto de derechas como de izquierdas que me dicen que van todos a votar a VOX.
VOX es de extremo sentido común y de extrema necesidad si queremos sobrevivir al fanatismo de la corrección política y al fascismo. Ese fascismo que llama fascistas a los demócratas que madrugan y no se dedican a vivir del cuento de las subvenciones y las ONG cómplices inconfesables de mafias traficantes de personas.