Votar por objetivos
Nuevamente, en estas elecciones, se pretende meter miedo a los “perritos sin alma” con la vuelta del dóberman, el regreso a un pasado tenebroso que no conoció el que así lo adjetiva, la ruina, la debacle…
Pero, si ya vivimos la llegada del PSOE de González al gobierno que se presentó como la ruina de España, la llegada de la URSS, etc. y… no pasó nada. Luego se sacaron los dóberman, se habló del fascismo, etc. con la llegada de Aznar y … no pasó nada. Tras el período más negro de la nación con Zapatero, gérmen de este gobierno, llegó Rajoy al que se criminalizó con los recortes que ni fueron tantos, ni nos llevaron a otra cosa que salir de la ruina en la que nos encontrábamos, y se recuperaron ante la llegada de Pedro, que se encamó con terroristas, comunistas del siglo pasado, y hasta con las cucarachas para gobernar y… no pasó nada que no pueda resolverse, por más que sí hiciera daño y lo suframos durante mucho tiempo.
Ahora, el miedo vuelve a la primera línea, miedo que tienen los que acabarán cesantes, que no son otros que la pléyade de asesores, chupatintas, descerebrados sin neurona que cursan por los partidos, por los ministerios, por los servicios públicos lucrando como si fueran buenos, cancerizando la gestión, la administración y haciendo de putillas y chaperines que ahora pasarán a la lista del paro y pasar hambre, ellos y sus superiores recurren al miedo de la siniestra derecha clamada desde la siniestra. Recuperamos el dóberman, el fascismo, pero que ni es tal, ni será tan grave, y… no pasará nada.
El que usa el miedo es el que te quiere engañar, el que te quiere paralizar, el que te quiere tonto para poderte manejar, lo haga la derecha o lo haga la izquierda, se trata de considerarte bobo, de pensar que eres un “perrito sin alma” que no puede pensar, que ellos son los que pueden dirigir tu vida, pues tú eres un incapaz mental al que el miedo atenaza y son ellos los que te calman y sosiegan, pero los bobos de baba son ellos, eso sí, muy bien pagados.
Ten por costumbre desconfiar del que te amedrenta, del que usa el miedo para hacerse el salvador, del que considera que los demás son peligrosos pues, normalmente, ese es el que es un canalla que acude a ti a destruirte, a someterte y a obtener de tu miedo todo el rédito posible en su propio beneficio.
Igual que ellos gustan de amilanarnos y erigirse en salvadores, nosotros debemos de ser conscientes de que los únicos que salvan algo son nuestros esfuerzos, nuestros trabajos, nuestros sin vivires, que si alguien se merece respeto somos nosotros, que quienes nos deben pleitesía y servicio son ellos a nosotros, pues tenemos la fuerza y el poder de mandarlos al paro, de despedirlos de nuestro lado, de dejarlos en la calle.
Somos nosotros los que debemos de exigir no que nos salven, sino que nos respeten; no que nos saquen de la ruina, sino que no nos estorben y nos roben; no que nos dirijan al cielo, sino que nos dejen alcanzarlo, que en nuestra historia, sin ellos, lo hemos alcanzado de forma brillante, que nos sirvan de algo y que se dejen de servir sin vergüenza y a manos llenas.
Redímanse todos ustedes que, en plena pandemia, la única medida con unanimidad en las Cortes fue subirse el sueldo, pese a que las cerraron y no trabajaban, pidan todos perdón, presenten un contrato que deben de cumplir y cúmplanlo, que los ciudadanos les vigilamos, estamos sobre ustedes y cuidado con el que no cumpla, que iremos por él o por ella, pero tengan por seguro que no olvidamos, que no perdonamos y que queremos políticos limpios, que sepan lo que es trabajar, que tengan una vida impoluta y recta, que sirvan y no se sirvan.