Unidad en defensa de la democracia
Ya no hace falta nada para que hasta el más acérrimo defensor del gobierno acepte que el yacimiento del PSOE con la extrema izquierda ha sido una mala, muy mala, experiencia que nos despeña por un precipicio que puede reescribir la historia para que, en lugar de vivir una dictadura franquista, superada por una transición modélica propiciada por los franquistas y desarrollada de la mano del PCE, dejemos a nuestros hijos en una dictadura socialista soviética al estilo del PSOE del 36 y/o venezolana, de la que no es posible salir y en la que jamás se producirá una transición sin sangre.
Se dirá que es una visión pesimista del momento presente, pero es una observación no de unas circunstancias temporales actuales, sino del análisis tranquilo y frío de un proceso iniciado muy al principio de la transición y que se ha ido produciendo con diferentes posiciones hasta alcanzar la actualidad para, con ello, colegir un futuro cierto.
Así como la deriva de la izquierda se ha producido hacia una radicalización que ayunta al PSOE con la ultra izquierda comunista, el separatismo radical, e incluso al comunismo sangriento del terrorismo predemocrático, la derecha ha cursado por una derecha predemocrática que facilita la democracia, a la unificación Aznariana del sector para, tras la traición Rajoyana, explosionar en diferentes modelos, que se posicionan desde una línea liberal hasta una derecha conservadora en la que aún no se ha consumado ese matrimonio que sí ha tenido la izquierda.
El ciudadano teme que, habiendo sido cruel y asfixiante la unión de las izquierdas, esa conjunción de las derechas pueda producir igual o similares resultados, motivo por el que se les traslada la obligación de demostrar en cada momento que la colaboración no desarrollará esa perversión, de ahí que el nivel de tensión que algunos provocan, como el alto nivel de desconfianza que otros generan, no beneficia y cainiza la situación evitando que el modelo de la derecha de defensa de los principios culturales judeo cristianos prospere y, finalmente, se desarrolle el modelo social-comunista y obtenga su victoria.
Cuando se está produciendo un camino que nos acerca de forma inexorable y muy rápida a una eliminación de los controles democráticos, de la destrucción del modelo democrático basado en el Estado de Derecho, para la implantación de la denominada democracia socialista basada en el imperio del poder socialista y la eliminación del disidente (recordemos que ya en un Estado de Alarma inconstitucional se ordenó la minimización de las críticas al gobierno y la monitorización del disidente), los partidos del centro derecha democrático no pueden, no les es dable que se dediquen a la política de corto plazo y de la encuesta, a la búsqueda de la colocación estratégica personal y no realicen una actuación concertada, estudiada, sólida y solvente de defensa del modelo democrático y no de izquierda o de derecha, no de una posición u otra, sino del marco jurídico preciso para el desarrollo adecuado de una democracia de calidad.
Quienes pierden el tiempo en discutir las abruptas manifestaciones del corsario del gobierno, quien permite dar valor a lo que vomitan las gárgolas del poder, errarán el tiro en defensa de la ciudadanía, de la democracia y de la España de TODOS que ha sobrevivido durante siglos, la clave política es desarrollar esa defensa dentro y fuera de nuestras fronteras de forma unitaria, sin colores, sin miedos, sin cobardías y sin cainismos propios de la derecha, pues no es una posición u otra lo que está en juego.
No es importante la modificación obscena y repugnante del delito de malversación de fondos, ni la eliminación esquizofrénica, sicalíptica y vomitiva del delito de sedición, sino el enfrentamiento abierto con el control del poder judicial, la eliminación definitiva de las más mínimas razones de independencia y la coptación de sus miembros alterando los modelos y formas constitucionales y legales para, con ello, terminar con el último control al poder que existe, por más que dañado, en la democracia actual.
Que los jueces nos son ángeles impolutos es una realidad, pero que cuanto más limpio, apolítico y profesional sea el modelo de su designación, así como cuanto más poder de control jurídico tengan, supondrá un incremento de la calidad democrática es una cuestión fuera de toda discusión, es una certeza.
Frente a la situación actual la actuación política debe de ser unitaria y la acción de los que actúan en la Justicia (jueces, fiscales, abogados, etc.) debe de ser de exigencia radical y contundente, sin fisuras frente a la ilegalidad, a la ruptura constitucional y limpiar profundamente sus togas del polvo del camino que les mancha por dentro y por fuera.