Una moción que debe ser histórica. Por Pío Moa
La moción de censura era forzosa contra un gobierno golpista. La política en España ha evolucionado desde la involución permanente a partir de la condena del 18 de julio por Aznar y la subida de Zapatero al poder, y la colaboración de Rajoy con PSOE y separatistas hasta el golpismo del Dotor. Por eso la moción de censura era una necesidad. Y otra prueba de esa necesidad ha sido la oposición a ella por parte de la inmensa mayoría del corruptísimo mundillo político y mediático.
El objetivo de la moción no puede ser “echar a Sánchez” ni “convocar elecciones”. Eso son solo efectos derivados. El objetivo solo puede ser informar a los españoles de la situación de golpismo a la que se ha llegado, y plantear una alternativa. Es el comienzo de una larga campaña electoral para dibujar una nueva política y echar a los golpistas. Algo que solo puede hacer VOX.
El actual gobierno ha cometido una serie de gravísimos atentados contra la unidad nacional y contra la democracia. Y el PP ha demostrado una vez más su carácter de auxiliar del PSOE y los separatistas, dedicado a frenar cualquier alternativa al reparto de cargos y dinero entre ellos: “política de amigachos, de codicia y botín sin ninguna idea alta”. En la preparación de la moción, VOX ha tenido cuidado de no denunciar a fondo la política del PP, por un respeto, creo que excesivo, a una supuesta opinión pública que quiere que vayan unidos los dos partidos. Pero desde ahora no debería haber ningún falso respeto.
La moción no podía ganarse en las Cortes, dada la ínfima calidad moral de los supuestos representantes del pueblo, pero sí podía y debía ganarse en la calle. Y creo que se ha conseguido. Tiene que ser el comienzo, por tanto, de la campaña electoral, dejando retratados a todos los partidos.
Contra todo pronóstico, la comparecencia de Tamames ha sido un éxito. Consideré su elección como un error, aunque no fundamental, pero no soltó ninguna de las tonterías con que nos venía alarmando, y mejoró el discurso de VOX en tres puntos: mencionando a Gibraltar, la responsabilidad de Usa en la guerra de Ucrania, y perdido la reverente devoción al trasero de Inglaterra y a Churchill que caracterizan la paupérrima política española.
Tamames ha recordado además que la guerra civil la comenzaron los socialistas. Aunque atribuyó ese “descubrimiento” a Raymond Carr, defensor del Frente Popular (Pío Moa – 1. La guerra de España y los comunistas, según Raymond Carr – Libertad Digital) fue G. Brenan quien señaló que la insurrección del 34 había sido la primera batalla de la guerra civil. Pero en él se quedó en una frase. Yo lo demostré inapelablemente en Los orígenes de la guerra civil, un libro que, como dijo Jiménez Losantos, marcó un antes y un después en la historiografía al respecto. Y así es: por mucho que se intente borrar o ningunear la obra y a su autor, ahí ha quedado, y resurge inesperadamente cuando menos se lo espera.
No obstante el indudable éxito político, la moción ha pecado de cierta flojedad intelectual, que estratégicamente es mucho más importante que los aciertos tácticos. Esperemos que sea el comienzo de una auténtica regeneración de la política en pro de una España unida, democrática e independiente.