Un paseo por las nubes demasiado caro
Nuestro flamante presidente del Gobierno, al que le cabe cualquier apelativo en torno a su afán de protagonismo, ahora le añadimos también el de despilfarrador compulsivo, a costa de una España en ciernes de quiebra técnica.
Este señor y su señora, con su recién estrenada nueva imagen -según dicen las malas lenguas se ha regalado unos retoques estéticos para estar a la altura de su guapo marido-, se han gastado una fortuna para ir a ver a su Santidad, reunión que apenas duró media hora.
Por supuesto se subieron a su avión de cabecera, el Falcon, como no podía ser de otra manera, en este matrimonio aficionado en exceso al lujo y al gasto excesivo, incluso en su vida personal, es impensable ni siquiera imaginable, que pudieran viajar en un avión de vuelo regular.
Pedro I, ahora el católico, no ha reparado ni en gastos ni en mentiras, porque este quiere a la iglesia y a los católicos lo mismo que quiere a España.
Ha ido de tolerante cuando en su país persigue a los cristianos y cierra los colegios concertados.
Ha aparecido en un Maserati quattroporte y diez coches oficiales para hablar de los pobres. Un coche que cuesta más de130.000€ del ala, propiedad del gobierno italiano y utilizado como coche oficial.
Esta fantochada no sé si ha sido idea de los italianos, o ha sido otra exigencia del recién estrenado católico, o de su señora, a la que también le gusta el dispendio, más que a un tonto un lápiz.
La cuestión es la siguiente: este aficionado al despilfarro, acompañado de su Begochu, lo mismo te aparece como defensor a ultranza de la Greta sin garbo, esa niña con un síndrome rarísimo y cara de pocos amigos, que se parte el pecho por defender el cambio climático, que él solito en apenas unas horas y para salir en la foto con un señor de blanco en medio de él y de su señora, emite más CO2 en apenas unas horas que cualquier persona durante toda su vida.
Pero los españoles seguimos callando y seguimos tolerando, mientras nos partimos el pecho unos por Abascal y otros por Casado, estos siguen con sus atropellos como si nada estuviera ocurriendo.
Y es que nos viene al pelo eso de TENEMOS LO QUE NOS MERECEMOS.