«Solidaridad» es el nuevo nombre de la defensa de tus derechos laborales
Los trabajadores, es decir, la España que madruga, la gente de mono, casco y andamio siempre ha votado a la izquierda, la cual en sus políticas sociales les promete un paraíso que nunca llega, en unos discursos de retórica demagógica, mediante una producción teatral, postulada en los mismos monólogos cargados de falacias y soflamas camuflados con ropajes bonitos y elegantes. Lo que definiríamos con un acrónimo y de forma eufemista «Bocento diario». Que no son más que eso, promesas e intenciones.
Esa frase hecha, diatríbica, como es «Nada hay tan tonto como un obrero de derechas», la cual se ha quedado del todo obsoleta por su carácter y espíritu arcaico, pues las promesas mueven montañas de votos y masas ignaras, que al final lo que buscan son resultados, no meras intenciones. Si los obreros, los humildes, es decir, los pobres, son demonizados en el supuesto de votar a la derecha y siguen votando a las izquierdas, por eso, por complejos, modas o estereotipos, nunca se extinguirán, pues son el sustento o forma de vida de las últimas, por lo que sólo queda una pregunta por hacerse: ¿A quién le interesa que haya más pobres, humildes u obreros, a la derecha o a la izquierda?.
Aunque «Solidaridad» suene a fenómeno efímero o corto placista, creo acabará con esa turba oligárquica y caciquil, con ínfulas mesiánicas y redentoras hacia la clase trabajadora, que ha hecho de las desgraciadas, desiguales e injustas condiciones laborales de esta última, su espléndido y alto nivel o forma de vida, postulado en la especulación teórica de las promesas y anhelos utópicos, en lugar de la praxis y la realidad, efectiva y eficaz. Si «Solidaridad», esta nueva forma de sindicalismo, nacida supuestamente de un partido político de derechas, tiene éxito, ¿significará que el proletariado es bobo o se ha vuelto loco? Personalmente creo que no, será un claro indicio de que la sociedad va perdiendo el miedo a sus complejos y decide abrir una grieta rupturista, hacia esos ególatras enarcas que son los líderes atrapa votos de la izquierda. Que ha decidido cambiar la corrupción y el clientelismo, por la dignidad, la decencia y honradez, que te otorgan el esfuerzo y el trabajo.
Es la hora de terminar con el servilismo de la corrección política de la izquierda, aunámonos como una gran marea iracunda, para beligerar a base de embestidas y a forma de guerra de guerrillas, por nuestro ya muy fatigado espíritu beligerante, contra esa injusta desigualdad a la que nos tienen sometidos estos falsos gobernadores morales, vulgares enarcas con ese ficticio e inventado reino de los cielos, que nos llevan prometiendo toda la vida.
Algo se ha empezado a mover en España; por poner un ejemplo, veamos las andaluzas o las últimas generales, donde Vox se impuso en más de 300 municipios con poca renta y mucho paro. La gente decente, honrada y sobre todo trabajadora, la gente como tú y como yo, no somos de paguitas, somos más amplios y solidarios de miras, no queremos pan para hoy y hambre para mañana, no queremos una igualdad postulada en la miseria. El sentido común nos dice que para que podamos tener una vida digna y sostenible, tenemos que con nuestro esfuerzo y trabajo vivir en sano contubernio con el resto de nuestra sociedad, en una igualdad real, sustentada en la justicia y para que esto sea vitalicio, crónico y duradero, también con nuestro trabajo y esfuerzo ayudar a la sostenibilidad económica de nuestro país.
Creo todos sabéis, estoy subyugado a la ideología de VOX, soy afiliado y potencial votante, por lo que esta nueva iniciativa me cautiva gratamente y de seguro me afiliaré sin ambigüedad, sin miedo, de una forma natural, haciendo de lo banal algo extraordinario, justo, igualitario y sobre todo real. Pues lo inherente a Vox es inherente a mí.
Corre y afíliate, a qué esperas…