Sola y borracha quiere llegar mi Ministra favorita a casa
Irene María, en un arrebato de iluminación incontrolada de esos a los que ya nos tiene tan acostumbrados, hace pública la frase que ha creado ella solita para el próximo día 8 de marzo, su día grande, donde ella y sus chonis lucen en todo su esplendor y desfilarán como una horda morada gritando al unísono.
¡Sola y borracha, quiero llegar a casa!
La frasecita en si se las trae, no tiene desperdicio, pero es lo máximo que se le puede exigir a una cajera metida a ministra, y es que como dice el dicho: no se pueden pedir peras al olmo.
Irene María es tan ocurrente y tan certera en sus propuestas, ocurrencias, invenciones e intervenciones, que es capaz ella solita de eclipsar al mismísimo coronavirus.
El aluvión de críticas a la ministra no se ha hecho esperar, y le ha caído la del pulpo, excepto claro está por La Sexta, su tv de cabecera, y su presentadora Sandra Sabatés, que tilda a todos los partidos políticos que no son de la cuerda de Unidas Podemos, como a unos perfectos analfabetos, que no han sabido entender el mensaje tan certero y apropiado que ha creado Irene María.
Su macho alfa, ese al que le gustaría azotar a alguna que otra mujer hasta hacerla sangrar, ha estado preparado y ha salido al quite en un pis pas, en defensa de su amada, llamando machista a quien no apoye a su Mari.
Valiente machista está hecho él, defendiendo a su novia que ostenta el cargo de ministra, y valiente feminista está hecha ella, dejándose defender por su macho. Estos dos especímenes, son dos fraudes como políticos y como personas.
Él, que no ha sido elegido vicepresidente absolutamente por nadie, y sólo ha sido el producto de un pacto por pura ambición de Sánchez, y ella la feminista, la que quiere la igualdad entre hombres y mujeres, que alcanza su puesto de ministra gracias a su macho, porque entraba en el lote de dicho pacto y era exigencia de su pareja, es decir ninguno de los dos, por méritos propios.
Una feminista redomada, según ella misma se encarga de recalcar cada segundo, que necesita que un hombre la defienda cuando es atacada, ni siquiera se vale por sí sola, para defenderse .
Esta clase de personajes son los que tenemos en el gobierno ocupando cargos relevantes.
En esta situación se encuentra España, con una ministra de igual-dá, que se permite hacer leyes con faltas de ortografía, que pertenece a un partido político, financiado por gobiernos que viven entre otras cosas del narcotráfico, y que se permite la licencia de crear frases para reivindicar el feminismo, tan estúpidas como inapropiadas.
¡Sola pero borracha, quiero llegar a casa!
Por cierto, su pareja el macho alfa, volvió a su antigua universidad a dar una charla sobre el fascismo y recibió de su propia medicina, un escrache por parte de los alumnos, como el que el le hizo en su día a Rosa Díez.
A ver si hay suerte y a la recién estrenada ministra le ocurre lo mismo y las mujeres empiezan a abrir los ojos y la mandan a su casa, porque de lo contrario, esta mujer nunca dejará de sorprendernos con sus estupideces, y con leyes tan absurdas como su frase.
Señora mía, usted a mí no me representará jamás, no quiero macho que me defienda, porque de nada me tiene que defender, y otra cosita: a mi casa llegaré como me de la real gana, pero ya le garantizo que nunca será ni sola, ni borracha, prefiero sobria y bien acompañada para saber que digo si digo SÍ, es sí, y si digo NO, es no, que luego pasa lo que pasa.