Sobre el cambio climático: del dicho al hecho…
Ríos de tinta, millones de comentarios en redes sociales e incontables horas de radio y televisión han esparcido millones de personas en todo el planeta. Se han producido manifestaciones en muchos puntos del globo protestando por la situación que inclementemente resiente la Tierra y la conduce a una segura destrucción a pasos agigantados
Loable es el hecho de esas manifestaciones. No son históricamente las primeras. Hace años, organizaciones ambientalistas y muchos particulares o no, asociados a estas, han alzado su voz o han tomado acciones propias en la llamada lucha contra el cambio climático. Pero, ¿hasta qué punto los principales responsables se lo toman verdaderamente en serio?
Las potencias mundiales destinan grandes presupuestos desde años con esta finalidad; no obstante, esas mismas grandes potencias siguen representando los factores más perjudiciales para el medio ambiente. Resultan ser quienes más vertidos tóxicos generan en sus estados sólidos, líquidos o gaseosos, sin escatimar en el desarrollo de los grandes intereses económicos, quienes definitivamente son los que deciden y controlan la vida de todas las especies que habitan nuestro mundo.
Y este inconsciente, irresponsable y muy reprochable proceder se repite a todos los niveles. SE HABLA MUCHO MAS DE LO QUE REALMENTE SE HACE. Esto ocurre con los países que conforman el gran cónclave de las grandes potencias, ocurre en países desarrollados, en países del tercer mundo y a nivel interno de cada país en toda la cascada, sean comunidades autónomas, provincias o municipios.
Solamente cuando los individuos sufren en sus propias carnes o ven en peligro sus propios intereses, es cuando comienzan a reaccionar. Parece ser que el egoísmo que maneja la conducta humana lo hace actuar solamente cuando es afectado o se ve en riesgo.
La toma de conciencia debe ser la máxima prioridad. Nunca antes los medios de comunicación y quienes los conducen han tenido una responsabilidad tan grande ante la que se requiere una respuesta inmediata. Se trata de la VIDA misma, la de plantas, animales, personas y de cualquier forma de vida que habita el planeta. Los estados, a todos sus niveles y en todos sus rincones, deben actuar en consecuencia.
El mejor de todos los detalles es que son los jóvenes quienes han reaccionado con mayor entusiasmo, responsabilidad y acierto porque notan el riesgo que corren en su propia supervivencia.
Es mucho lo que se puede decir y escribir sobre este tema; no obstante, la pretensión es la de estimular a la toma de conciencia individual y al papel que cada quien en su entorno está obligado a asumir, como ciudadano, trabajador, empresario y como padre, educador vecino, político o sencillamente como habitante del planeta. Cada uno tiene su grado de responsabilidad y cada uno puede y debe empeñarse en hablar menos y hacer más si quiere que la vida sea posible en nuestro mundo.