Sin miedo por ser de derechas

Mientras en la izquierda existe un proyecto que desarrollar, que gustará o no, y que no ha cambiado, comenzó con el relax de los controles democráticos con Felipe González, se dio el primer paso para denigrar la transición con Zapatero, que añoraba reconstruir la historia y que la república hubiese ganado la guerra y se desarrollase en el presente el proyecto socialista soviético del 36, finalmente Sánchez sigue la hoja de ruta y se acerca al socialismo real de Maduro, Hugo Chávez, de Kirchner, de Petro… etc.

En la derecha, ese proyecto se diluyó cuando Aznar gobernó para regenerar la política y reconstituir controles al poder y se dedicó a la economía y la gestión, que hizo muy bien, pero nos dejó inermes ante una izquierda que sabe esperar y desarrollar su proyecto.

Rajoy nos engañó, nos mintió y nos traicionó pues, al igual que Aznar, llegó con la administración en la cabeza, para reconstruir el Estado y…en su cabeza se quedó, se le pidió austeridad política y nos dejó en canículas a los “perritos sin alma”, pero nada hizo, como me dijo, con sus “cuadros y equipos en quienes confió plenamente”.

De esta traición, de ese desamparo político, no de un extremo, no de un cambio político, sino de un intento de recuperar la esencia de la derecha democrática, surgió la corriente interna del PP y luego el partido DLP y la copia que, tras la traición, creció y se hizo lo que hoy es VOX. Vox no era ultra, no era extrema, sí había algún esquizoide que daba esa imagen, pero ni su ideología, ni su nacimiento, ni su esencia es, ni era, extrema, por más que se regocijó estúpidamente en el adjetivo por ser un modo o manera de conseguir un nicho de mercado que le hacía salir en los medios…. Otros bobos de baba que hacen lo que dicen los medios y no los medios trasladar lo que ellos dicen.

Ese es le problema de la derecha, que hace lo que dicen los medios y no se preocupan de desarrollar un proyecto ilusionante, les guste o no a los medios, sin miedos, sin vergüenzas, sin complejos y, sobre todo, convencidos de ello.

¿Por qué se acomplejan por defender la unidad de España, o la vida, o la libertad económica, de empresa y de las personas?, ¿por qué no se enorgullecen de nuestro pasado, lo recuerdan, lo ensalzan y buscan repetirlo para hacer grande a España?, ¿por qué aceptan que los nacionalistas racistas que quieren romper una unidad milenaria se desarrollen regalándoles la educación, el dinero, la verdad para que la destrocen?, ¿Por qué se acoplejan ante los antifranquistas que no eran capaces de decir ni mu en vida del general y ahora se presentan como héroes?, cuando los que con el mismo silencio, el mismo miedo, pero seguros y trabajando sacarán a España, son calificados de franquistas por haber vivido en paz y silencio, lo mismo que los que ahora se autocalifican líderes y no eran más que Sagasetas (para los más jóvenes, heroico diputado de izquierdas-comunista que se contaba que el 23-F manchó el calzoncillo de oscuro).

Yo no defiendo que se mate a nadie, ni desde el poder, ni desde fuera del poder.

Yo deseo la libertad de todos sin que nadie me controle, ni en mi economía, ni en mi trabajo, ni en mi vida, siempre y cuando cumpla la ley, y ser respetado en mis convicciones, creencias y posiciones personales, le guste o no a los demás.

Yo deseo que la justicia sea ciega, libre e igual para todos, sin injerencias de poderes, poderosos, políticos o mercachifles, sin interferencias de nada ni de nadie.

Yo deseo una sanidad pública de calidad que compita con una sanidad privada de calidad, decidiendo a la que se acude por el ciudadano y no por las circunstancias, en la que el que trabaje en una deje la vida en ella sin poder entrar en la otra, evitando corrupciones y usos indebidos.

Yo quiero una educación libre, sin sesgo político, que enseñe historia, geografía, matemáticas, lengua española y nos haga a todos iguales y no se produzcan inmersiones de ningún tipo, con la posibilidad de optar libremente entre una educación pública y privada, religiosa o laica, en lo público y en lo privado.

Yo quiero que mis hijas vivan en igualdad, sin miedos, respetadas y compitiendo en igualdad, pero que no sean utilizadas como banderas de nada, floreros de nada, ni utilizadas para nada, pues valen mucho sin necesidad de sesgos, ayuditas o diferencias que no igualan.

Yo quiero una España que sea capaz de, juntos, volver a ser grande, recuperar nuestro papel de primeros en el mundo, de trabajar por serlo, de recuperar nuestra dignidad, siendo cabeza de Hispanoamérica en Europa y de Europa en el mundo, por desarrollar una economía fuerte, unos principios sólidos y una política constante, la dirija quien la dirija.

 

Enrique de Santiago Herrero

Abogado. Máster en Ciencia Política. Diploma de estudios avanzados en Derecho Civil Patrimonial. Derecho penal de la empresa. Colaborador y articulista en diversos medios de comunicación escrita, radio y televisión.

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