Simón, el escudo del gobierno

Este fenómeno tan pesado en sus apariciones como inútil, solo se ha dedicado a desconcertar, a no predicar con el ejemplo, y sobre todo a chuparse una vida de ministro con la pasta que cobra.

Cuando apareció la maldita pandemia se le denominó coronavirus, la gente al principio no sabía cómo llamarlo, y se le aplicó el apelativo de bicho, nombre mucho más común y más socorrido a la hora de pronunciarlo.

Encerrados en casa y pegados al televisor, nadie sabía qué hacer, ni cómo actuar. De pronto apareció un aparecido, valga la redundancia, con nombre de cartón de vino barato, unos pelos imposibles y un manto de caspa en su suéter, siempre el mismo por cierto, que fue la antítesis de la tranquilidad y de la información. Tan pronto decía digo, en una aparición por sorpresa, como decía Diego en otra posterior.

Este médico sin MIR, nos llegó a volver locos con las mascarillas, que sí, que no, que quirúrgicas, que FFP2, que eran útiles, que no lo eran, que lo dejaban de ser. Entre equivocaciones a millones, comentarios jocosos contra enfermeras, disculpas, y atentados verbales contra sanitarios, este hombre pasará a la historia como el más inútil en la peor pandemia sufrida en España.

No sabe hablar, nunca transmite tranquilidad, se enreda en sus propias palabras, con ese tono de voz de que quiso haber sido y no fue, nunca ha dado una solución desde el comienzo del virus, que ha evolucionado en el nombre, pero el supuesto virólogo, aún está en la parra, parrera. Jamás he visto salir de su boca un buen consejo, un al primer síntoma debes tomar un Paracetamol, un si te encuentras mal, no te asustes y toma estas medidas, un ten cuidado con asistir mucho a tu ambulatorio.

Este fenómeno tan pesado en sus apariciones como inútil, solo se ha dedicado a desconcertar, a no predicar con el ejemplo, y sobre todo a chuparse una vida de ministro con la pasta que cobra. Ser escudo del inepto gobierno es lo que tiene, ande yo cobrado que me jodan por todos lados.

El último acontecimiento la exigencia del colegio de médicos de su dimisión. Pero con Sanchiglesias hemos topado, me temo que tenemos Simon para rato.
Ojalá me equivoque.

Mª José Gómez Busó

Jubilada, apasionada del patchwork, rematadamente sincera, y enamorada de España, de su himno y de su bandera.

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