Sexualiza, enfrenta, divide y corrompe
Se puede estar de acuerdo, o no, con lo que hacen desde el gobierno; lo que es indudable es que se están realizando estropicios legislativos de muy difícil explicación y menor resolución.
La rebaja de penas a los condenados, o que serán condenados, por delitos sexuales es algo que era evidente, que se sabía, y, por tanto, es algo deseado por el ejecutivo, por más que ahora se afirme lo contrario. Es imposible rechazar los informes preceptivos, por saber que son contrarios a la norma, omitir los que llegaron avisando, e incluso el criterio de los profesionales que pudieron reflejar los problemas que tenía y no considerar que era algo deseado. Aceptando “barco como animal acuático”, admitiendo que es algo no deseado, resulta repugnante que, en lugar de buscar la minoración de los efectos, ya de imposible eliminación, no se haga nada más que política, en lugar de trabajar y reducir riesgos.
Espero que cuando uno de los reincidentes excarcelados reitere su actuación, Sánchez y Montero, no sólo vean la cara de la víctima, sino que se acerquen a ella, le pidan perdón y asuman personalmente las reponsabilidades civiles que sean oportunas para, tras ello, convocar a la prensa y reconocer su error, asumiendo responsabilidades políticas.
Se ha procedido a la aprobación de la denominada Ley Trans, que en Europa, siendo menos permisiva, se ha reconocido como una legislación nefasta que está generando miles de damnificados al admitir posible el cambio de sexo a menores de 16 años. Imagina lo que puede suponer que, como hace nuestra norma, se pueda producir la castración o ablación sexual femenina de menores de 12 años. Solo un enfermo mental o deficiente sexual puede admitir, promover y actuar física, educativa, mental y médicamente sobre el sexo de un niño o niña de 12 años y hemos visto como se aprueba dicha burrada con algarabía por parte de los diputados.
Cuando un niño se castre a los 12 años y a los 18 desee volver a ser varón y recuperar su sexualidad, comprobará que esa reversión ya no es posible y, como es lógico, alegará que no tenía su voluntad formada para adoptar dicha decisión y reclamará, pero… cachis, ya no estará la ministra mononeuronal que la impulsó y se rió con ella, pero su daño ya está hecho.
En este tiempo, los políticos se han preocupado demasiado por el sexo, los modos de ejercerlo, disfrutarlo o vivirlo, se ha sexualizado toda relación social para, unas veces generar conflictos entre hombres y mujeres, sostener políticas de género y, finalmente, despenalizar actuaciones libidinosas o condenar sin la más mínima prueba por aplicar un obtuso principio penal “yo sí te creo” y llegar a la estupidez supina de discutir en sede parlamentaria y pública si se lleva sujetador o no, como si fuese una cuestión relevante.
Han jugado con la vida y la muerte con demasiada alegría y poca solvencia científica, profesional y jurídica dedicándose a ser Dios, en el que dicen no creer, para decidir quién vive y quién muere, quién tiene derecho a nacer y quién debe de ser desechado de este mundo, en unas ocasiones encubriendo unas situaciones de difícil resolución en un derecho, inexistente en nuestro orden jurídico y, en otras, para eliminar al molesto encubierto en situaciones complejas de resolver.
Si en lugar de tener todo el día el sexo en la cabeza, nos dedicamos a trabajar sin mirar lo que tiene mi compañero, mi adversaria o la persona que se acerca, para ver seres humanos que trabajan, se relacionan y viven al margen de lo que puedan portar entre las piernas, ¿no crees que nos iría mucho mejor, habría más igualdad y seríamos mejores?
Por otra parte, hemos reducido las penas para los políticos que, en favor del partido o de sus amigos, se permita malversar fondos públicos y a nadie se le cae la cara de vergüenza. Recordemos que se cambió el código penal para luchar contra la corrupción política e intentar salvaguardar los fondos públicos de las zarpas de los políticos corruptos y ahora, se elimina la penalidad, ¿no será eso que se evita la lucha contra la corrupción?¿no será que los de un sector nunca son corruptos y sólo lo son los del adversario?¿no se os llenaba la boca hablando del partido corrupto y ahora sois vosotros los corruptos y lo que haceís es evitar la sanción?
Querer ser un dios inexistente, sexualizar las situaciones menos sexuales posibles y liberalizar la corrupción como modelo de lucha contra la misma, no parecen ser avances sociales que permitan enorgullecerse de ellos, como hacen nuestros representantes. Pues bien, siendo así, quiero dejar claro que a mí no me representan.