Sanchismo, la nueva era social-comunista
Una dictadura o tiranía, es el poder absoluto ejercido por una persona o institución sobre un grupo de personas. Generalmente este poder dictatorial suele llevar el nombre de la persona que preside el poder, como por ejemplo: Chavismo, Castrismo, Stalinismo, etc.
A esta nueva era dictatorial en la que nos van adentrando de forma pausada pero de manera implacable, le llamaremos Sanchismo. Una dictadura social comunista que poco a poco va cogiendo forma, que van moldeando a semejanza del futuro dictador, Pedro Sánchez. Van adentrando al país en la nueva era sanchista, y la mayor parte de la población aún sigue sin ver lo que pasa, sigue dormida o distraída con otros temas banales. Banalidades creadas por el propio gobierno, como ganchos de distracción. Cuanto más tarde la gente en darse cuenta de lo que sucede, menos reacción democrática habrá.
Quien se duerme en la democracia se despierta con una dictadura
Un movimiento y sus primeros pasos de censura y control
El primer movimiento que suele hacer este tipo de dictaduras socialcomunistas, es manipular el sentido o tergiversación de los conceptos. Es decir, cualquier definición de una palabra que les señale o perjudique, manipularlo para que parezca que fue la ideología contraria la culpable de tal manifestación o movimiento.
Ejemplos:
Fascismo, la izquierda utiliza dicho término para el pensamiento de ideología de derecha, intentando ocultar que el movimiento fascista empieza con el socialista Mussolini en el año 1920, nada que ver con la derecha. También utilizan el término, nazi, para referirse a todo aquel que según ellos es de extrema derecha. Olvidando, al parecer, que los nazis eran del partido Nacional Socialista alemán. Pero esta estrategia de manipulación de conceptos es común en la izquierda, es su sello. Ellos siempre son los buenos. Los que no piensan como ellos, sólo son escoria prescindible.
Primer paso: censurar y manipular el pasado
Si en algo se caracteriza la izquierda española (Frente Popular), es en su resentimiento por sus derrotas o fracasos y su odio a la religión católica. Por lo tanto, se inventan una nueva historia española a su gusto, a su vez aprueban una ley de ‘Memoria Histórica’ para proteger su versión y así poder llevar a cabo los cambios necesarios para obligar a la gente que crea en su falsa realidad. De ahí los absurdos cambios de los nombres de las calles, plazas, parques, etc., pero siempre de aquellos personajes que les recuerden sus fracasos y derrotas.

A su vez se encargan en ponderar a sus antecesores políticos por muy criminales que hayan sido, Azaña, Largo Caballero, Negrín, la Pasionaria, Carrillo, y de más asesinos, genocidas, dictadores que haya en su pasado político. También, y a pesar de su odio al catolicismo, ocultan y niegan todo ataque que se haya hecho a la iglesia. Esto es bastante curioso, odian a todo lo que les suene o huela a católico, pero nunca aceptan que quieren destruirla hasta borrarla de todo pensamiento.
Así que para que ninguna persona piense distinto de lo que quieren que piense la gente, intentan aprobar un decreto ley con el cual poder imponer fuertes sanciones a los que opinen lo contrario. Entre esas sanciones, habrá castigos de hasta cuatro años de cárcel, y 15 años de inhabilitación para aquellos que escriban o difundan algo que no sea su falsa Memoria Histórica.
Segundo paso: imposición ideológica y adoctrinamiento
Este punto se separa en dos partes. La primera en enaltecer y promover los colectivos LGTB, de tal forma, que al escucharles parece que nos quieren hacer creer que ser heterosexual es lo anormal, una aberración de la naturaleza. Inventando decenas de los llamados géneros para según ellos, dar cabida a toda la multisexualidad humana. En este tema, llegan hasta intentar manipular o adoctrinar a los niños, dando igual la edad y lo que piensen los padres. Y es justo en este punto donde empieza la segunda parte.
La perversa ideología de género
Otra forma de control de este tipo de dictaduras, es empezar por los niños, adoctrinamiento infantil. Se trata de imponer su ideología de género a toda costa, inculcándoles la liberalidad sexual en todos los ámbitos.
Tergiversando los conceptos sexuales, el lenguaje, las relaciones personales en definitiva. Llegando a amenazar a los padres con quitarles la potestad sobre sus hijos si no aceptan esta imposición ideológica.
Con esta distorsión sexual lo único que se intenta, es destruir y acabar con todos los valores familiares. Si hay algo que no le gusta a la izquierda, es el concepto familia. Así que siempre contra cualquier valor familiar, nada que les recuerde el catolicismo. Recordemos que cualquier crítica a los colectivos LGTB o a su ideología de género, será delito de odio y también podría haber penas de cárcel.
Tercer paso: inmigración ilegal
Según el plan de inmigración de la ONU, es abrir las fronteras a las personas de Oriente Medio que según ellos llegan huyendo de guerras, los supuestos ‘refugiados’, personas que llegarán para nutrir y cubrir puestos de trabajo…
Mentira, para empezar entre toda esa inmigración que llega, solo entre un 5% y un 7% se les podría dar el estatus de refugiado, el resto es inmigración ilegal o económica. Estas diferencias hay que tenerlas muy claras, ya que es algo que siempre se intenta ocultar. Por lo tanto hay que explicarlo para que no caigamos en las mentiras de los gobiernos y las organizaciones internacionales.
El estatus de Refugiado, solo se les da a las personas que cruza la frontera de un país en guerra a uno en paz y se instalan de forma temporal bajo la protección del país. También se les da dicho estatus a las personas que pidan de forma legal a otro país refugio, este último caso no es necesario que sea un país vecino. El resto de personas que cruzan más de una frontera, ya serán considerados inmigración ilegal o económica. Ejemplo: en Suecia, no hay más de un 1% de refugiados entre todo lo que ha llegado, el 99% restante es inmigración económica ya que cruzaron toda Europa en busca de las ayudas económicas que ofrece el país.
Cuento lo anterior, porque a este tipo de plan migratorio se suele apuntar la izquierda con gran alegría, de ahí su llamada y nefasta multiculturalidad. No olvidemos que se ha llegado a decir que a España, le hacen falta unos cuatro millones de inmigrantes para impulsar la economía, una absoluta falacia.
La falacia de que nuestra economía necesita la mano de obra inmigrante
Lo que se intenta con una inmigración masiva, es romper o destruir los valores o sentimientos de un país. Una forma de acabar con el patriotismo y las costumbres de las personas.
Es decir, si las costumbres de un país como España, claramente cristianas, ¿qué mejor que inmigración musulmana?
Pero, el problema que genera esta inmigración masiva, son las fuertes críticas de la población. Así que, y como no, una dictadura socialcomunista callará las quejas nombrándolas delitos de odio. Que es uno de los acuerdos a los que se ha llegado con Marruecos. Cualquier crítica a la inmigración ilegal, será delito de odio, llegando incluso, a poder cerrar medios de comunicación que difundan dichas críticas.
Cuarto paso: libertad de expresión totalitaria
A este nuevo Frente Popular se le llena la boca con la libertad de expresión, pero como hemos visto es su libertad de expresión. Ya que como todas las dictaduras si no opinas como ellos dictan, te callan de forma contundente, no volverás a expresarte. En esta dictadura no podrás criticar, pero ellos a ti, sí. Así como todo lo anterior es o será delito, ellos se encargarán de despenalizar lo que les perjudique.

Hace unos días se votó en el Congreso de los Diputados, la derogación de la ley de delitos los insultos a la monarquía y a la religión católica, algo que saldrá adelante en breve. Esto será otra forma de destruir nuestros valores, nuestra esencia.
Sin contar, que todos los insultos a nuestras creencias, a nuestras costumbres, a nuestros ideales, esos insultos quedarán impunes. Mientras tanto a nosotros, a la derecha, nos intentarán mantener con la boca cerrada.
Esto sí que será una ley mordaza, y si España no despierta, nuestro futuro será lo peor, el socialcomunismo.
La matanza de católicos en la Segunda República: un genocidio no reconocido