Sánchez y Azaña

“Sánchez forma por sí y en sí un partido personalísimo, que empieza y concluye en él. Por su carácter dudo que pueda ser jefe, mucho tiempo, de un grupo de partidos cuyo fin sea realizar la democracia perfecta. Democracia es convivencia de ideales. Y donde está Sánchez, lleva tiempo demostrándolo, no puede haber ideales enfrentados con los suyos. ¿Por qué si no, no  ha conseguido la investidura en  ocasiones anteriores?

Pero el movimiento pendular de las masas, ahora, por reacción, parece quererlo poner en su pedestal. ¡Sánchez, en su pedestal, con toda su soberbia, con todo su orgullo, mucho mayor que su inteligencia por grande que esta sea! Esa cantidad de soberbia atesorada por él, puede apreciarse fácilmente a través de su libro, sus discursos y sus entrevistas televisivas. Su ironía en los discursos y su desdeñoso  desprecio ¿Qué es sino orgullo?

Sánchez ha sido un mal gobernante. Gobernar es transigir, sobre todo en una democracia. Sánchez no transigió y creo no transigirá. Sánchez se acercará al pueblo cuando lo necesite, para, apoyándose en él, subir a su pedestal. Pero él nunca servirá al pueblo, sino se servirá del pueblo, desde lo alto de su pedestal, con una fina sonrisa de desdén para los que están a sus pies, fría, muy fría…

Sánchez, a mi entender, es incompatible con la política democrática. Es de los hombres que, llegado el momento, dicen  –Hago esto porque me da la gana–. Y que no admiten iguales a su lado, sino inferiores.

Estos hombres, pese a las izquierdas, tienen auténtica madera de dictadores. Madera, que a mi entender, no es precisamente democrática, ni siquiera republicana.

En la democracia debe prevalecer un ideal superior a todas las inteligencias y personas. Es el de “patria”. Sánchez se olvida de la patria, de España, para acordarse de él, en lo alto de su pedestal.

Sánchez no ha querido adaptarse a lo que significa históricamente y evolutivamente “patria” en España. Quizá parezca un término demasiado antiguo. Pero sobre lo antiguo,  fatalmente ha de basarse lo moderno.

Andando el tiempo lo veremos. Ese tiempo que se encarga de decir si los pedestales son puramente enfáticos y vacuos, o son sólidos»

MANUEL M. RIBES

Me acuso de plagio. He copiado literalmente este artículo escrito por Manuel M. Ribes en Revista de Gandía el sábado, 1 de junio de 1935. Tan solo he cambiado la palabra “Azaña” por la de “Sánchez”. Unos meses después, se “autoproclamó” Presidente de la República, y nos condujo por su soberbia  a una Guerra Civil.

José Enrique Catalá

Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Valencia. Especialista en Hª Medieval. Profesor. Autor del libro: Glosario Universitario.

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