Reflexiones de un militar retirado, firmante de una carta al Rey
"El bien de los españoles exige la recuperación de nuestra actual postración política, social y económica..."
Aparentemente apaciguada la incomprensible tormenta mediática en un vaso de agua por las recientes cartas de militares retirados, como uno de sus firmantes ofrezco a mis compatriotas las siguientes reflexiones con ánimo de que las valoren sin prejuicio ideológico alguno.
El progresivo deterioro de la situación política, social y económica de España hasta alcanzar cotas alarmantes, ha dirigido nuestras cartas que solo pretenden alertar a nuestros conciudadanos para que exijan a los culpables de tan patética situación la adopción de las medidas que la razón aconseje para liberarnos de la misma.
En nuestra situación de retiro continuamos con la misma vocación de servicio a la sociedad a la que pertenecemos, llevando en el corazón nuestro juramento de defender y guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, con lealtad al Rey y, si preciso fuera, entregar nuestra vida en defensa de España, para garantizar su soberanía e independencia, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional puesto que nuestro compromiso moral con España y la Constitución no se extingue al cumplir la edad de retiro, permanece inalterable a lo largo de nuestras vidas.
Sin arrogarnos representaciones nunca invocadas ni confundir a nadie, con nuestras cartas no hemos quebrantado ninguna ley ni miramos al pasado más que para conservar cuanto pueda tener de positivo atendiendo a lo que el presente exija corregir para alcanzar un futuro mejor para España y los españoles, objetivo que persiguen nuestras misivas que en modo alguno pretenden complicar al Rey según torticeras interpretaciones y menos copiar a los que sí que mancillan la imagen de las Fuerzas Armadas con su deplorable ejemplo de haberse cubierto con un paraguas cuando llovió amor a España, honor y valores morales.
Frente a nosotros, una encarnizada y feroz oposición por parte de un gobierno cuya composición y ejecutoria están en clara disonancia con los países de nuestro entorno sociopolítico que no dudan en manifestarle su repulsa que, asimismo, recibe el mayoritario rechazo en las encuestas de intención de voto y la crítica de sus propios correligionarios.
Constatamos la infame bajeza del gobierno profiriendo insultos contra los firmantes de las cartas que no dedica a los terroristas, a los que quieren romper nuestra Patria o a cuantos atentan contra nuestras instituciones y símbolos nacionales, sino más bien aceptando su apoyo o asociándose con ellos ahorrando todo epíteto que, por negativo que fuera, sería un simple panegírico.
No solo no existe constancia de que nuestros oponentes hayan expresado la más mínima crítica a los autores de los delitos y atropellos anteriores sino que, desde una posición huérfana de lógica les han encumbrado a puestos de relevancia en las instituciones públicas, lo que obliga a invitarles a ingresar en el club de la cordura.
No falta en este campeonato de despropósitos, los palmeros mediáticos del gobierno cuya ceguera es superior a la de un topo, que le han servido de altavoz atribuyendo a nuestras cartas tan torticeras como falaces interpretaciones oponiéndose a nuestro legítimo derecho a la libertad de expresión, en tanto aplauden la sanción de abstinencia impuesta por un régimen político a sus disidentes por negarse a votar en unas elecciones amañadas no reconocidas por ningún país civilizado, entre los que se cuentan los miembros de la Unión Europea a la que espero no se atrevan a atacar de forma tan inmisericorde como a nosotros.
De los insultos que hemos recibido sobre el particular, que no nos han llegado a la altura de las suelas del zapato ni han logrado más que el efecto contrario al pretendido, solo cabe decir que califican a sus autores que demuestran no estar a la altura exigida por el cargo que detentan, estando sus excesos verbales tan fuera de lugar como necesitados de destinatarios amigos con un brillante palmarés delictivo capaz de competir en el ranking internacional del hampa.
El bien de los españoles exige la recuperación de nuestra actual postración política, social y económica, ignorando las pretensiones de cuantos se oponen a ello sin más razones que la crítica irracional y no inspirando otro sentimiento que lástima.
¿Qué quieren, continuar con la actual situación hasta que lleguemos al desastre final?
Efrén Díaz Casal
Coronel de Infantería (R)
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Mi Coronel, totalmente de acuerdo con su brillante reflexión, que deberían leer todos los españoles de bien, en vez de pasarse el día viendo las telemierdas, públicas y privadas.
Yo también he firmado ese manifiesto,aunque poco valor puede tener mi firma, como simple soldado, pero he querido aportar mi granito de arena.
A las órdenes de Usía, mi Coronel.