Quien se duerme en la democracia se despierta con una dictadura
¿Hacia un tercer Frente Popular?
Tal como muy acertadamente apuntó José Manuel Opazo, empresario y presidente de España Responde: «Quien se duerme en la democracia se despierta con una dictadura».
Opazo anunciaba en Libertad Digital una gran manifestación, en Valencia, el 18 de noviembre por la unidad de España y contra la alianza del Gobierno con los separatistas y populistas, es decir: un aviso de la ciudadanía que paga impuestos contra el tercer Frente Popular.
¿Hacia un tercer Frente Popular?
El término tercer Frente Popular lo acuña el historiador Pío Moa, y nos advierte diariamente del inminente peligro tanto para España como para nuestras libertades sobre ese movimiento reaccionario cuyo objetivo sería volver a un sistema anterior, sin advertir a sus incautos seguidores del fracaso de dicho sistema y en definitiva de la sociedad que lo implantó. Así piensan ciertos republicanos y populistas con el deseo de ganar una guerra que originaron y perdieron hace ya la friolera de 72 años.
Si triunfasen las tesis nacionalistas y comunistas nos despertaríamos en una dictadura tras un sueño más o menos apacible. Esta posibilidad no resultaría el más envidiable de los escenarios, sobre todos para quienes hemos conocido mejores tiempos con muchas más libertades personales; si bien las libertades colectivas (las políticas) serían harina de otro costal.
La caída del muro de Berlín, tras el genocidio croata por parte de Stalin y el resto de los cien millones de víctimas del comunismo demostró a dónde se dirigían los sistemas utópicos hijos del marxismo. Pero esa caída del muro fue tan solo aparente: el comunismo se adaptó a los nuevos tiempos como un virus.
El luctuoso mayo del 68 dio el pistoletazo de salida a la progresión del comunismo; de ahí el nombre de progresistas, o progres; y la lucha contra el enemigo capitalista y las libertades, contra lo que consideraban el monstruo a exterminar, tomó la táctica de infiltrarse en incontables grupos de poder (eso que los cursis llaman lobbies). Así dominaron todos los centros de poder como medios de comunicación, sindicatos, carteras claves en los gobiernos, influyeron en los poderes legislativos e incluso judiciales y en las mentes de innumerables incautos.
Ingeniera social hacia un nuevo orden mundial
En cuanto a las almas bien podía disfrazarse en forma de la liberación de la mujer, la lucha de los homosexuales, los innumerables derechos de los inmigrantes o nos intoxicaron con la alianza de civilizaciones: todas aparentemente causas encomiables, pero que han sido aprovechadas para que lobos disfrazados de cordero realizaran su ingeniería social hacia el nuevo orden social.
Puede que Marx se hubiese afeitado la barba si viese en qué se ha convertido su Capital, pero ahí está Podemos ya formando parte del Poder Judicial y ocupando casi todos los resortes claves del poder aunque no forme parte aparente del gobierno aunque sí de facto; o como indicaba Gramsci adoctrinar a través de la educación. Aunque también -y esto lo omite Podemos-, dicho teórico marxista, político y periodista también advirtió: “El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos”.
Al contrario de sus primos hermanos los fascistas y los nazis, donde el holocausto y el horror que crearon están presentes en la memoria histórica colectiva, el comunismo ha logrado borrar de dicha memoria sus pecados e incluso se permite el lujo bajo sus nuevas formas progresistas de elevarlas en España a la categoría de ley.
Así, la ideología inicial de los bolcheviques de Lenin justificando el horror de sus gulags, su Trotski comandando las ametralladoras tras las propias líneas comunistas para acribillar a sus propios soldados en caso de huida o retroceso en el combate o en el frente, los camiones que gaseaban a disidentes y que treinta años después copiaría Hitler, y tantas atrocidades quedaron si no olvidadas sí perdonadas y justificadas en la memoria colectiva: al fin y al cabo eran “efectos colaterales” para guiarnos al Edén marxista. Para eso Stalin había ganado una guerra mundial y sus primos hermanos, los nazis y fascistas la habían perdido.
Ese es uno de los motivos por el que muchos aspirantes imberbes a intelectuales y otros no tan imberbes como oportunistas, consideran los bienes del marxismo y la monstruosidad del fascismo como dogma de fe: unos tuvieron la propaganda doctrinaria mediática que partió de su mayo del 68 y otros no. Y absorbidas en el aciago mayo del 68 las masas fueron testigos del nacimiento gradual de una nueva religión: se le llamó corrección política. Y esos grupos de presión se infiltraron de tal forma en la sociedad y los medios; y medraron de tal forma que fueron capaces de infectar las mentes de muchos.
La mutación del comunismo
Si los pudiéramos juntar en una tertulia, veríamos como un bolchevique, un comunista de principios de los años 20, otro de los años 50 y uno actual no hablan el mismo idioma: veríamos la adaptación al medio del virus comunista.
De los bolcheviques hemos pasado al comunismo bolivariano a través de profusas adaptaciones donde en cada una de ellas el marxismo se ha ido infantilizando hasta llegar a un Podemos en España o un Syriza en Grecia; y en este momento los países más débiles pueden ser utilizados como carne de cañón para la aplicación de su perversa ingeniería social.
Una vez obtengan el poder total, si lo consiguen, el régimen será atroz y formará un maelstrom del que no podremos salir como no sea a sangre y fuego, porque cualquier vestigio de democracia habrá desaparecido. Si no, pregúntense el motivo por el que Maduro gana las elecciones.