Quien con niños se acuesta…

El indulto es el acto de perdón que se concede a un delincuente, una acción de gracia que permite la indulgencia del Estado al que, por una u otra causa, causó daño a un importante bien jurídico protegido por la norma penal y se le perdona la pena, su cumplimiento.

Dicha medida de gracia se recoge en el artículo 62 de la Constitución, en el que no se hace referencia alguna a la amnistía, que supone un nuevo juicio de valor sobre la conveniencia de prohibir o sancionar una conducta; es decir, mientras el indulto es el perdón al asesino, al violador, al delincuente, la amnistía es la revisión de la norma de condena, es decir, reconocer que el asesinato, la violación, la acción delictiva no es reprobable, no debería de haberse condenado. El indulto está limitado en nuestra Constitución y la amnistía no está ni siquiera planteada, pues es una fórmula frecuente en cambios de régimen político que supone una acción legislativa de carácter revisorio en el que se valoriza lo que se desvalorizó y, por tanto, no planteable en un modelo democrático.

¿Es aceptable que la violación, el asesinato, el robo, no sean penalizados e incluso que, frente a dichos actos, no quepa sanción o reprobación alguna por ser jurídicamente aceptables, cuando no acciones plausibles? ¿Se entendería que un gobierno declarase que un violador es alguien que realizó una acción correcta y jamás debió de ser condenado? Pues exactamente esto es lo que pide Carlos que haga Pedro, que los condenados por violar la constitución y las leyes sean considerados héroes gudaris de la nación catalana, independiente y distinta de España que tiene el deber de pedir perdón al pueblo catalán por haberlo sometido.

No es verdad que exista un problema de convivencia en Cataluña, lo que existe es la voluntad de implantar un modelo racista y antidemocrático sobre la base de una mentira y de una reescritura de la historia con hechos, acontecimientos y situaciones jamás existidas, es decir, sobre una narración poética pero inexistente y que se pretende llevar a efecto con la generación de un sentimiento y una fórmula de inculturación que permite tener un pueblo lobotomizado.

Ese modelo lobotomizador o lobotomizante se aplica igualmente desde hace tiempo en la educación nacional común, en la que se destruye la historia o se limita el conocimiento de la misma, se olvida la lengua, se reduce la formación en pos de una supuesta e irreal especialización, se manipula la realidad e impide el conocimiento… se desculturiza la sociedad.

Un dirigente que está dispuesto a conceder la amnistía e incluso conceder un referéndum de autodeterminación, olvidando que la soberanía nacional reside en la totalidad del pueblo español y que no se puede someter la voluntad del todo al criterio de una parte, o dicho de otro modo que la minoría no puede someter a la mayoría en un modelo democrático, está no sólo actuando de forma felona, sino que es un claro traidor totalitario y antidemócrata.

El solo hecho de que una formación de izquierdas se pueda plantear la concesión de la amnistía, reconociendo que la transición fue un acto antidemocrático, o un referéndum secesionista, que fractura la unidad nacional y se burla de la soberanía y pueblo español, me resulta inconcebible, pese a que tampoco puedo creerme que quien fue expulsado de su partido por manipular unas votaciones pueda ser ahora el líder del partido.

Es increíble la cara dura de Carlos que busca su exención de responsabilidad y la amnistía para sus amigos delincuentes, con la condena de los policías que los persiguieron, sólo y exclusivamente en beneficio propio, para luego, si le viene bien, volver a plantear la república independiente de Cataluña de forma unilateral, para la que ya ha eliminado los delitos aplicables como reacción del Estado, cuando ante lo único que estamos es una negociación de truhanes que no se fían el uno del otro y que sólo actúan en función del interés personal. Si no alcanzan el acuerdo no es porque defiendan excelsos valores, sino porque no se fían el uno del otro y, en el cálculo personal, no les interese el negocio, pues no hay política, sino interés propio.

 

Enrique de Santiago Herrero

Abogado. Máster en Ciencia Política. Diploma de estudios avanzados en Derecho Civil Patrimonial. Derecho penal de la empresa. Colaborador y articulista en diversos medios de comunicación escrita, radio y televisión.

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