Qué males nos aquejan para la supervivencia de España
Todas las medidas adoptadas por varios gobiernos sucesivos, de distinto signo político, han sido un fracaso, y nos encontramos en la encrucijada de un deterioro generalizado de la vida política por el trato de favor a ciertas autonomías
La trayectoria que ha seguido España desde su fundación en el siglo XV con los Reyes Católicos como un futuro Imperio hasta la situación actual de una decadencia continuada que si no se corrige con medidas drásticas harán saltar a la nación española por los aires en pedazos terminando con la supervivencia definitiva de ella.

Ya el general Polavieja tras el Desastre del 1898 decía: “…Tuvimos el Imperio mientras lo merecimos; Hoy somos pobres, pequeños y débiles, porque lo merecimos también.”
¿Nos quedan las aptitudes y alientos necesarios para conservar la Patria que nos dejaron tantos y tan combinados desastres?
Pidamos a Dios y a la Virgen de Covadonga devuélvanos todas las grandes virtudes y cualidades que hemos perdido y sin las cuales iremos fatalmente a la total ruina.
Actualmente acabada la etapa del cesarismo político, representado por el gobierno autoritario y centralista del general, Franco, se estableció un nuevo sistema político, de monarquía parlamentaria, con una democracia representativa por partidos políticos y una autonomía de regiones, con el intento de paliar las pretensiones separatistas de Vasconia y Cataluña.
Todas las medidas adoptadas por varios gobiernos sucesivos, de distinto signo político, han sido un fracaso, y nos encontramos en la encrucijada de un deterioro generalizado de la vida política por el trato de favor a ciertas autonomías (el cupo vasco y navarro y el régimen fiscal aprobado para Cataluña) que origina un incumplimiento tácito del principio de igualdad de trato de todos los españoles.
La actual Constitución es necesario derogarla por un texto constitucional que corrija los errores que tras sus 38 años de vigencia son notorios y también realizar un cambio de rumbo político por el régimen instituido de la descentralización política de la España de las Autonomías que ha sido un consumado fracaso porque no ha garantizado el principio de igualdad de los españoles (Cupo vasco, Cupo navarro y quizás ahora no sé qué dadiva se concederá a los independentistas catalanes etc.,.) originando un excesivo gasto insostenible que nos aboca a la quiebra y que ha dividido cada vez más a los españoles inculcándoles egoísmos territoriales, expresados en las manifestaciones políticas convocadas en el país tras los proyectos de trasvases de agua de los ríos nacionales para su aprovechamiento racional y solidario (recordemos los proyectos de trasvase del Ebro, Tajo-Segura etc.,.), así como el incumplimiento en algunas Comunidades Autónomas y especialmente en Cataluña del uso de la lengua oficial del castellano donde el sector nacionalista desprecia al castellano como idioma nacional e impide su uso en el ámbito académico o la escolarización en el idioma castellano hasta el punto que sus actividades culturales (museos, órganos oficiales e incluso en la actividad económica) se impide rotular en castellano imponiendo las autoridades un régimen sancionador con multas coercitivas si los establecimientos comerciales e industriales no están sus nombres rotulados en el dialecto catalán, idioma por imposición constitucional y otras como el uso de la bandera nacional junto a la autonómica en Instituciones o edificios públicos.
Acabemos cuanto antes con el Estado autonómico que origina todos estos problemas expresados y lo sustituimos por un Estado Unitario centralista en lo político donde se reconozca a España como única nación y descentralizada en lo administrativo con la institución de un Estado Regional a imitación de Italia donde el Congreso de Diputados atienda a su función legislativa de la política nacional y el Senado se limite a las diferentes regiones del Estado.
Muchos son los males que inciden sobre la futura supervivencia de España, siendo los más importantes:
1º) Carencia absoluta en la sociedad española de conciencia nacional.
Ya ha sido definido anteriormente que es conciencia nacional como un sentimiento colectivo, de índole espiritual en el que participa todo un pueblo, capaz de realizar algo, sea empresa o destino común.
Esta es una triste realidad, notoria en la mayor parte de la sociedad española y que origina una desconexión entre las gentes e impide cualquier proyecto inmediato o futuro para desarrollar nuevas ideas.
Si no recuperamos está carencia de conciencia nacional no podemos plantearnos un futuro próspero e ilusionante para las generaciones venideras y seremos víctima de una verdadera desaparición como pueblo, capaz de cohesionar nuestras voluntades para hacer frente a cualquier pueblo invasor o el mantenimiento de la unidad nacional para rechazar cualquier intento de los nacionalismos emergentes que tienden a destruir nuestra unidad.
2º) El comportamiento inmoral de los partidos políticos.
El Art 6 de la actual Constitución dice: Que los partidos políticos expresan el pluralismo político y concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son el instrumento fundamental para la participación política. Su creación, y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley.
El Art 2 de la Constitución española se fundamenta en la indisoluble unidad de la nación española, Patria común de todos los españoles pero reconoce y garantiza el derecho de autonomía de las nacionalidades y regiones.
Este artículo es una paradoja porque establece el principio de unidad de nación española pero reconoce la existencia de otras nacionalidades.
Si revisamos el Derecho comparado, las Constituciones europeas de los Estados democráticos, existe un principio generalizado en todas de defender la integridad nacional o al menos declarar inconstitucional las organizaciones o partidos políticos que atenten contra ella.
En la Constitución española del 1978 fueron legalizados todos los partidos independentistas y separatistas y fruto de ello, muchos de ellos gobiernan en algunas Comunidades como Vasconia, Cataluña, Navarra, Baleares e incluso en la administración local en múltiples municipios en donde su comportamiento es inmoral porque no respetan la bandera de España e incluso hay una total permisividad para realizar ultrajes a las enseñas patrias como la bandera que a veces es quemada ante los ciudadanos y las autoridades no lo impiden, ni proceden a castigar estos delitos.
3º) Avance desmesurado del nacionalismo a nivel nacional.
Con la aprobación de la Constitución del 1978 era previsible que los movimientos nacionalistas en Vasconia, Cataluña y Galicia, todos ellos nacieron en el siglo XIX a iniciativa del político conservador Cánovas del Castillo que permitió tras la derrota de la 3ª Guerra Carlista del reconocimiento del “Fuerismo” originando la creación de asociaciones de este índole.
Tras el Desastre del 1898 con la pérdida de las últimas colonias de ultramar (Cuba, Puerto Rico y las Filipinas) siguieron estos movimientos incrementándose con la agonía de la Restauración hasta que ya en la Década de los años 30, de nuevo en el siglo XX se unieron todas sus fuerzas nacionalistas vascas y catalanas aliándose con el PSOE, concurriendo a unas elecciones municipales que ganaron sus candidatos en la mayoría de las ciudades importantes del país, aunque mayoritariamente habían ganado las candidaturas monárquicas originaron la dimisión del rey Alfonso XIII, mal aconsejado por el Conde de Romanones que provocó el advenimiento de la 2ª República.
Actualmente sobre la españolidad de ambas regiones de Cataluña y Vasconia realizamos un estudio demoscópico. El sentimiento de españolidad en Cataluña es del 55% y el sentimiento exclusivo catalán es del 40%. En Vasconia la españolidad desciende al 10,50% y de identidad exclusivamente vasca alcanza el 44%, cercana a Cataluña. Y esto es debido a que un 38,24% de los vascos y un 35% catalán pertenecen al grupo de “la doble identidad”.
Profundizando en esta cuestión, preguntados en Cataluña su sentimiento de pertenencia un 23,47% de los encuestados se sienten más catalanes, un 27,21% más catalán que españoles, un 38,24% tan español como catalán y un 2,62% más español que catalán y 3,73% sólo españoles.
El Socio metro del Gobierno vasco concluye sobre este asunto que un 30% de los ciudadanos se siente únicamente vasco, el 17% más vasco que español, el 36% tan español como vasco, el 5% más español que vasco y el 7% únicamente español.
No son de extrañar estos resultados expuestos por causa de que se han cumplido las condiciones apropiadas para esta expansión del nacionalismo que en otros tiempos era emergente pero que hoy está tan desarrollado por la vigencia de la Constitución del 1978 que legalizó los partidos nacionalistas e independentistas a nivel nacional y estableció el Estado de las Autonomías concediendo la transferencia de educación a las Comunidades Autónomas que han impuesto su dictadura contra el uso del español a nivel nacional con el uso exclusivo de su dialecto (Vasconia y Cataluña) o su lengua (Galicia).
El problema aunque es gravísimo pero tiende a radicalizarse y así en Cataluña se amenaza con extender esta corriente independentista a las Comunidades valenciana y balear con el estúpido término de “países catalanes” cuando en Valencia el idioma autónomo después del español, es el valenciano, dialecto del provenzal y en Baleares su idioma autónomo es el mallorquín, el menorquín y el ibicenco, todos dialectos del provenzal, según el sentimiento regional aunque constitucionalmente el gobierno de Suarez cobardemente declaró el catalán por presiones nacionalistas catalanas.
En Vasconia, el gobierno del Sr. Suárez hizo una concesión en la Constitución a esta Comunidad y según la Disposición Transitoria Cuarta permitió la incorporación de Navarra al Consejo General Vasco a través del Órgano Foral Competente por decisión de la mayoría de los miembros que lo componen.
Todavía en Navarra existe una corriente española presencial pero si se sigue extendiendo el nacionalismo vasco- navarro podrá en un futuro Vasconia anexionarse Navarra.
4º) Elección inadecuada de la forma de Estado.
España, tras la muerte del general Franco y después de un periodo largo de más de 30 años de cesarismo político y ante los problemas que amenazaban la unidad nacional con un terrorismo creciendo en referencia a ETA que ya había asesinado a varios centenares de ciudadanos, (funcionarios, militares, empresarios etc.) y una oposición al régimen, mayoritariamente del Partido Comunista y ocasionalmente de algún núcleo anarquista pero afortunadamente controlada por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y con unas fuerzas armadas al servicio de la Patria fue la clase política desnaturalizada, procedente del mismo régimen, quienes propiciaron un cambio de signo constitucional.
Un hombre ambicioso, sin conciencia nacional probada, mediocre como estadista Adolfo Suárez a quien el rey Juan Carlos le encomendó la reforma política.
Este personaje acometió la reforma echándose en los brazos de los nacionalistas catalanes y vascos y adelantándose al cambio constitucional le otorgaría un Estatuto de Autonomía preconstitucional a las regiones de Vascona y Navarra basándose en unos supuestos derechos históricos inexistentes reconocidos por la 2ª República española y a Navarra en una legislación del Amejoramiento del Fuero del siglo XVIII, concedida por el rey Felipe V por su lealtad de Navarra a su causa en la Guerra de Sucesión del 1709.
Todas estas concesiones eran un fraude para el resto de las regiones de España pues lo único que prevalecía era el temor oculto de la clase política a la organización terrorista ETA radicada en estas comunidades y que conculcaba el principio de igualdad de todos los españoles ante la ley.
Estas concesiones realizadas a las regiones citadas le condicionaron para elegir el actual Sistema Autonómico, que es una descentralización política (no administrativa) en todas las regiones del Estado y dotándoles de un poder político incontrolado, posteriormente legalizando los partidos políticos independentistas y separatistas que se suponía que en Cataluña y Vasconia estarían al frente de sus gobiernos venideros.
No es una novedad lo ocurrido en Cataluña el 1 de octubre del 2017 cuando se produjo el proceso de Secesión respecto a la nación española y que el gobierno el Partido Popular a cuyo frente su Presidente Rajoy no estuvo a la altura de las circunstancias para ejercer cobardemente el Art 155 de la Constitución pudiendo suspender la autonomía “sine die” y ahora nos encontramos con una fallida República catalana proclamada y un gobierno fantasma que conspira desde Bélgica contra nuestra soberanía.
España geopolíticamente se encuentra ubicada en Europa entre Francia y Portugal siendo ambos países Estados unitarios centralistas políticamente y cercano a nosotros esta Italia que durante la Alta y Baja Edad Media y la Edad Moderna estaba dividida en un mosaico de repúblicas y Estados independientes y en la Edad Contemporánea consiguieron su unidad fundándose un Estado centralizado en lo político y con una descentralización administrativa regional controlada por el Senado.
Ante estas circunstancias España debería haber elegido una forma de Estado de monarquía parlamentaria como un Estado unitario centralista en lo político y con una descentralización administrativa de ciertas funciones, manteniendo el Estado central las competencias de educación, sanidad y seguridad, esta última respecto a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado sin la creación de policías autonómicas en otro lugar del Estado. Así mismo blíndese el derecho de que el idioma español sea obligatorio en la enseñanza pública nacional en todo el territorio del Estado.
5º) Derogación de la Constitución del 1978 y sustituirla por otra Constitución centralista lo político y descentralizada en lo administrativo, bien a través de las Diputaciones Provinciales o el Senado como la actual Constitución italiana.
El pensar en una futura reforma constitucional no es factible porque hay que modificar su estructura orgánica que es la eliminación del Estado de las Autonomías y por lo tanto es más fácil derogar el engendro de las Autonomías, obra cumbre de Adolfo Suárez a quien el rey en corta vida política le otorgó sucesivos honores y siendo el principal el nombramiento de Duque de Suárez, título nobiliario que fue creado para él y sus descendientes futuros así como tras su muerte el inmerecido reconocimiento a su nombre del Aeropuerto sito en Barajas de Madrid como Aeropuerto Adolfo Suárez.
En el contenido de la Constitución del 1978 no está reconocido el principio de igualdad de los españoles (Cupo vasco, cupo Navarro y quizás en un futuro no sé lo que se concederá al actual gobierno secesionista catalán por su traición al resto de los españoles); el gasto del sistema autonómico es insostenible que aboca a la futura quiebra y que divide cada vez más a los españoles por egoísmos territoriales expresados en el fracaso del gobierno central en los trasvases de los ríos nacionales en su aprovechamiento como bien común (recordemos las trasvases del Tajo, Ebro y Segura etc…).
Sustituyamos el Estado Autonómico por un Estado unitario y centralizado en lo político que reconozca España como única nación indivisible y descentralizada en lo administrativo a imitación de Italia con un Congreso de Diputados que atienda el poder legislativo y un Senado que controle la descentralización administrativa de las regiones.
Otro aspecto a regular si revisamos el Derecho comparado de las Constituciones europeas en los Estados democráticos comprobaremos que existe un principio generalizado en todas, de defender la integridad territorial o al menos declarar inconstitucional la organización o partido político que atente contra ella.
Así la Ley Fundamental de Bonn del 23 de mayo del 1949 en su Art 21 dice:
“Regular los partidos políticos que cooperen en la formación de la voluntad del pueblo”. En su Apdo. dice: “Son inconstitucionales los partidos que por sus fines tienden a atentar o suprimir el orden libre y democrático o a suprimir la existencia de la República Federal”.
En la Constitución actual del 1978 se reconocen la legalidad de los partidos independentistas y separatistas así como su representatividad en los gobiernos autonómicos y en las Instituciones del Estado como de los Diputados y del Senado.
6º) Potenciar los efectivos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado así como híper dimensionar los efectivos de las Fuerzas Armadas.
Uno de los factores negativos de la clase política es el considerar equivocadamente que las Fuerzas armadas es un enemigo de la sociedad civil y durante el desarrollo de la España Contemporánea el poder civil representado por la clase política ha tratado de minimizar al poder militar y reducirlo por considerarlo que era un freno para su protagonismo, muchas veces inmoral y corrupto y que era la espada de Damocles para su sustitución.
Hay muchos ejemplos de estos comportamientos indecentes a lo largo de la historia como los que describo a continuación:
Durante la Guerra de la Independencia, tras el traslado de la Familia Real a Francia por orden de Napoleón la clase política y dirigente en aquel entonces, mucha de ella afrancesada e incluso los altos dignatarios de la Iglesia colaboraban con el rey impostor José I, hermano de Napoleón al que el pueblo español en término despectivo le decía “Pepe Botella” y seria en Madrid el 2 de Mayo del 1808 cuando el pueblo y parte del ejército en relación con el Parque de Artillería de Monteleon dirigido por los capitanes Daoiz, Velarde y el teniente Ruiz se levantaron contra el ejército francés y dieron el grito de rebeldía contra el invasor.
Durante el gobierno progresista del general Espartero, Barcelona se sublevo contra él y se vio obligado para reducirla enviando al ejército para bombardear la ciudad y así su dicho “que para que hubiese paz en España era necesario periódicamente bombardear Cataluña”.
En la 1ª Republica española que desafortunadamente fue un fracaso, fue el general Pavía quien providencialmente salvo a España de su desintegración pues después de tanto desastre y desgobierno de la clase política, con los movimientos cantonales en toda España (Barcelona, Cadiz, Cartagena, Camuñas etc,) la Guerra carlista y los movimientos obreros se vio obligado con el ejército a entrar en el Congreso de Diputados, disolver las Cortes y al gobierno de entonces.
Esa misma experiencia se repitió en la ilusionada proclamación de la 2ª Republica proyecto fallido por los excesos revolucionarios (quema de Iglesia y conventos, asesinato de religiosos, revoluciones de la izquierda en Asturias, Cataluña, Andalucia, etc.)Queprovocarondesafortunadamente una Guerra civil (1936-1939) y fue gracias a la mayor parte del ejercito quien impidió la desintegración definitiva de la nación española.
Una de las características peculiares y más acusadas de la clase política española es la falta absoluta de conciencia nacional y desafortunadamente ha sido una constante a lo largo de nuestra historia constitucional, y por tal motivo es necesario potenciar a las Fuerzas armadas como una garantía para mantener continuamente la viabilidad de España.
Durante el régimen del general Franco hubo una gran estabilidad y la clase política apátrida y no afín al sistema político estaba callada por miedo a la represión pero actualmente concurren las circunstancias agravantes para la viabilidad de España (no existe un poder político centralizado sino fraccionado en reinos taifas que son las Autonomías y algunas controladas por independentistas y separatistas, tales el ejemplo de Vasconia, Navarra, Cataluña y ahora Baleares y Valencia; en Cataluña ya ha habido dos conatos de secesionismo en el gobierno de Arthur Mas y ahora con Puigdemont).
Por las circunstancias citadas es necesario que cuando se promulgue una Nueva Constitución se creen dos poderes paralelos, del mismo ámbito independiente entre sí, el poder político y el poder militar que actuaran al unísono si se cumple la Constitución pero si no es así discreparan y la finalidad última es la viabilidad de España.
No entiendo porque nuestros países vecinos como Alemania y Francia tienen una dotación de las Fuerzas armadas en el entorno de 350.000 miembros y España apenas llega su ejército, incluido los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado a 120.000.