Pongamos que hablo de Madrid
Las de «sola y borracha quiero llegar a casa» hacen campaña contra los madrileños que celebramos, como aquel primer día después del confinamiento, sentarnos de nuevo en una terraza para saborear una cerveza, un café o una «bebida azucarada» de las que Garzón decidió subir el IVA (del 10 al 21% para prevenir la obesidad y ya de paso subir de peso las arcas del Estado), rodeado del número de amigos o familiares que nos permite la ley.
Esther Palomera, en RTVE, se mofa diciendo: «libertad debe ser irte a tomar una copa y no encontrarte con tu ex», contestando a Isabel Ayuso a una de esas frases creativas que dice cuando se viene arriba: «Madrid es tan grande que puedes vivir sin encontrarte a tu ex-pareja, y eso es libertad». Bueno Isabel, eso no es garantía de nada, yo me he encontrado al hijo del primo del abuelo del vecino que se casó con la prima del dueño de la frutería que vendía las acelgas a Ivan Espinosa de los Monteros, en los Apeninos.
Las que llamaron «libertad» a llegar borracha y sola a casa, se quejan y critican el «turismo de borrachera». Me pregunto si no habrán sido ellas las que han provocado el efecto llamada al tipo de turismo al que se refieren, el de borrachera. Y ya de paso, ¿por qué para poder saltarse las fronteras de los reinos taifas hay que hablar francés, entrar por Barajas o llegar en los aviones fletados por Marlaska para los que nos van a pagar las pensiones?. Por cierto, esos aviones quedaron para el arrastre, con los baños desguazados, directos al taller de reparaciones desde los que sin duda habrá sido necesario un pedido masivo de tazas WC fake a China.
Necesitamos recuperar un Madrid próspero, pero sobre todo alegre. Los comercios, bares, restaurantes y el ocio que se han mantenido abiertos, han sido parte de la solución.
La pandemia ha hecho estragos en el ánimo de muchas personas, incluso en las neuronas. Y no, no me refiero a Adriana Lastra ni a Iñigo Errejón, al que se le encendió la bombilla del ingenio en la sesión de control al Gobierno para pedirle a Sánchez una política más ambiciosa en lo referente a la atención psicológica. Un Errejón «tres comidas» muy ambicioso en políticas, pero poco exigente en el campo de la nutrición. Seguro que comparte el proyecto comunista con Garzón de la cartilla de racionamiento para que no nos convirtamos en obesos. Como siempre legislando por nuestro bien. Estos comunistas siempre metiendo sus totalitarias narices para organizarnos la vida por decreto.
No hay mejor terapia preventiva para los problemas psicológicos que ocasionó aquel aislamiento -que duró del 15 de marzo a 21 de junio-, que reunirnos en torno a una cerveza con nuestros familiares, amigos o con la vecina del quinto y sentirnos, si no libres, al menos como cuando vivíamos en libertad.
COMUNISMO O LIBERTAD
LIBERTAD. Para recuperarla tenemos que ejercer nuestro derecho y casi obligación al voto PRESENCIAL, no sea que los amigos de Pedro Sánchez, colocados en Correos a dedo justo antes de las elecciones, lo hagan por el ciudadano, y después celebrarlo con una cerveza, sin restricciones ni toques de queda, ya que el virus no ataca por franjas horarias. Sería un gran comienzo para el inicio de la recuperación de nuestros derechos.
Chin chin…POR MADRID EN LIBERTAD.
Libertad y responsabilidad individual, ya que las medidas que se han tomado el último año no nos han dado ventajas ante países vecinos que no adoptaron ninguna salvo el control de fronteras, que en España ha sido inexistente. Me ha divertido y abierto bastante los ojos el artículo, espero impaciente leer de nuevo a Norma Vega.
Gracias Fabio. De eso se trata, de abrirnos los ojos unos a los otros.