PODEMOS se escribe con «J». La que se nos avecina
Votar debería ser un acto racional, pero los malos políticos lo convierten en un acto emocional. A los votantes de Sánchez no les importa que España se hunda, lo que les importa es que «Ahora mandamos nosotros».
Sánchez ha congelado las pensiones.
Sánchez va a derogar la Ley de Reforma Laboral que redujo el paro de cinco millones a tres.
Sánchez va a subir los impuestos.
Sánchez va a perder un trozo de España.
Si esto es lo que podemos saber… me horroriza pensar en qué será lo que todavía no sabemos.
6.7 millones de votantes dieron su voto a Pedro Sánchez. Bueno, al Partido Sancholista Obrero Español. Yo no se lo di. No me siento engañado. Tampoco me siento sorprendido. Digamos que me estoy preparando para la que se nos viene encima.
Votar debería ser un acto racional, pero los malos políticos lo convierten en un acto emocional. A los votantes de Sánchez no les importa que España se hunda, lo que les importa es que «Ahora mandamos nosotros».
Bueno, pues ahí lo tenéis.
Os han engañado diciendo que van a robar a los ricos para dároslo a los pobres, pero no lo van a hacer.
No lo van a hacer porque, ahora, los «ricos» son ellos.
Gana más dinero un político de tercera o cuarta o quinta, que miles de empresarios en este país. Y si fomentamos entre la juventud, que la política es un “chollo”, estaremos perdiendo a gente muy valiosa que sería más productiva para la sociedad española en el despacho de una empresa que en el de un ayuntamiento.
Pero claro, mientras ser «asesor» (algunos no tienen ni el Graduado) de un alcalde de ciudad media-baja suponga cobrar (de forma visible para nosotros) entre tres mil y cuatro mil euros en los meses normales, ¿quién va a querer poner en marcha una empresa, arriesgando su capital, el de sus familiares, hipotecándose, sometiéndose a las injustas leyes abusivas de gobiernos y ayuntamientos que castigan a los emprendedores para que no se hagan “ricos explotando a los demás”.
Ese autónomo, futuro empresario, si las leyes le ayudasen, si los gobiernos y las instituciones, le ayudasen, es muy posible que, en poco tiempo, cree puestos de trabajo para gente que prefiere no arriesgar su patrimonio y su tranquilidad.
El 43% de los españoles tienen una opinión negativa de los empresarios en su país. Mientras, en Dinamarca, Suecia o Finlandia, por citar países altamente desarrollados, este porcentaje no llega al 20%.
Ese recelo, ese odio, esa malsana envidia, no es natural en el ser humano, son inculcados en la gente por políticos desaprensivos. De algún modo esto debería ya acabar. Elijamos bien a nuestros representantes. Nos va mucho en ello. Serán ellos los que nos defenderán y nos allanarán la vida.