Perseguidos !! La Pasión
Mientras en Occidente vivimos una religiosidad profundamente superficial, en otras partes del mundo los cristianos son cruelmente perseguidos por su fe. Cruel contraste. Aunque no haya procesiones, vivamos la Pasión con el respeto y devoción debidas.
Más de 200 millones de cristianos perseguidos a causa de su fe. India, Etiopía, Nigeria y China concentran la mitad de esa cifra, que recoge solamente las persecuciones de nivel alto, muy alto y extremo.
Son países que se incluyen en la Lista Mundial de Persecución (LMP) elaborada por la organización “Puerta Abiertas”, iniciada en 1955. También están en esta lista Corea del Norte (ocupa el primer puesto), Somalia, Yemen, Afganistán, Irak, Irán, Arabia Saudí y tantos otros.
No incluye esta lista otro tipo de persecución más “racional y demócrata” como la que opera, camuflada bajo un manto de modernidad, en los países occidentales, donde la progresía es moda imperante.
Cristianos en tierra hostil
Anualmente son asesinados decenas de miles cristianos a causa de su fe, lo que convierte a los cristianos en el grupo religioso más perseguido del mundo.
Aunque la mayoría de las muertes se producen en conflictos tribales de África (en Somalia cualquier musulmán que se convierta al cristianismo es eliminado), el hecho se vuelve más virulento tras la aparición en los últimos años del extremismo islamista, el mayor cáncer mundial contra la libertad religiosa.
Y en España…
La LMP define que existe persecución alta “en los lugares donde vivir como cristianos supone que, aunque existan iglesias toleradas que incluso disfruten cierta libertad, en la práctica los cristianos prominentes son elegidos como blanco, las iglesias mismas son sujetas a restricciones y la cultura permanece mayoritariamente hostil a la presencia de cristianos en áreas como la educación o el empleo”.
En España, aunque explícitamente no parece que haya persecución alta, podríamos pensar que vamos camino de ello. Ser cristiano no está de moda y cualquier manifestación alineada con el sentimiento cristiano es inmediatamente tachada de inmovilista, carca o casposa.
Nada frena tan eficazmente la involución en el desarrollo del hombre como el cristianismo, convertido en catalizador universal de las derivas caprichosas de la naturaleza humana.
Decía que en España vamos camino de ajustarnos a la definición de persecución alta, y como muestra valga un botón: en la Comunidad de Madrid ya impera una norma que obliga al adoctrinamiento en la educación…y si no, a ver quién se atreve a decir en un colegio que la ideología de género va contra la ley natural, o que es el canasto donde se recogen todos los potenciales clientes del colectivo psiquiátrico.
Hoy en España, amparados por el progresismo imperante, se aboga por la retirada de los símbolos religiosos del espacio público (¿tendremos que derribar las catedrales?), se intenta cambiar el calendario adaptando las festividades a minorías marginales, se procura contaminar nuestra cultura con asaltos parasitarios de otras religiones…en definitiva, se persigue todo lo que tenga relación con la génesis de nuestra forma de vida, el cristianismo, y se fomenta cualquier religión distinta a él. Fomentan de forma explícita la recolonización islámica, como comentaba en el post “Matan la Cruz; Santiago y cierra España” (para leer pinchar aquí)
Cómo responder a esto
Ante los distintos tipos y grados de persecución caben varios tipos de reacciones.
Allá donde la persecución es más radical, llegando incluso a quitar la vida de forma salvaje a los cristianos (sobre todo si son conversos de la religión oficial) la solución más habitual es huir y salvar la vida e integridad tanto propia como de la familia. Suelen ser lugares con sociedades cerradas en los que la relajación en el cumplimiento de los preceptos de la religión oficial son detectados de inmediato. Es muy común en ambientes tribales del sudeste asiático.
A veces el cristiano no quiere huir y lucha contra viento y marea para defender su fe e intentar propagarla. El comportamiento de estos cristianos, mártires contemporáneos, logra un enorme impacto en las siguientes generaciones en las que se proyecta como ejemplo. A menudo me pregunto cuántos de nosotros, cómodamente instalados en una sociedad donde la persecución es ideológica y no física, seríamos capaces de entregar nuestra vida así.
«Si me persiguieron a mi, también os perseguirán a vosotros…»
En algunos países como China, es posible ser “legalmente” cristiano, pero siempre bajo el control y estricta vigilancia del gobierno. Supone, de alguna forma, aceptar el dirigismo estatal a cambio de poder practicar el credo, aunque el apostolado está fuertemente limitado. Relación complicada porque cambian los niveles de tolerancia en función de las personas que ocupen los puestos de vértice, pero es la única forma de “coexistir” con el Régimen.
Es más poderosa una Iglesia orando arrodillada que un ejército luchando de pie
Y llegamos a la opción más extendida en nuestra querida y vieja España: adaptarse y convencernos de que es mejor dejarse llevar.
Aquí nos solemos conformar con cumplir los preceptos y continuar la religión que tradicionalmente nos enseñaron nuestros mayores, pero sin que suponga un obstáculo para alcanzar nuestros pretendidos objetivos al margen de la misma.
Nos incomoda plantearnos la forma de actuar frente a los que, sigilosamente, atacan nuestros principios. La sociedad de consumo fagocita cualquier indicio de resistencia que pueda surgir en nosotros; la palabra “renuncia” ha sido desterrada de nuestro vocabulario y sustituida por la expresión “zona de confort”.
«… DEJA TODO Y SÍGUEME»
Realmente el papel lo aguanta todo y no es difícil encontrar excusas en razonamientos parciales para que no nos incomoden en demasía los ataques que, desde todos los frentes, se producen contra nuestra religión. Confundimos tolerancia con buenismo y nos dejamos llevar por el relativismo, menos exigente y por tanto más cómodo.
Y como subyace en nosotros la tradicional formación cristiana, emana ese fondo de compasión misericordiosa cuando somos testigos de la persecución física que nuestros hermanos sufren heroicamente en zonas hostiles. Sería todo un logro que tratáramos de mantener ese sentimiento en el tiempo, para que ilumine nuestra forma de practicar el cristianismo en la perezosa sociedad donde vivimos.
He evitado vídeos demasiado fuertes. Os dejo este que es el testimonio de una familia nigeriana que sufrió un ataque de radicales musulmanes mientras oraban en la iglesia de la aldea. No dejéis de verlo.
Enhorabuena por el artículo, me gustaría quedarme con la frase que apuntas que dijo Jesucristo a los apóstoles, «Si me persiguieron a mi, también os perseguirán a vosotros…». Debemos, es nuestro deber como católicos coger nuestra cruz y seguir a Nuestro Señor, sabemos porque nos lo dijo El, que seremos perseguidos, ridiculizados, insultados…y todo ello ello será a la mayor gloria de Dios. Recemos por aquellos de nuestros hermanos masacrados y que son perseguidos a muerte, nosotros lo tenemos más fácil y muchas veces somos más cobardes que aquellos, pues nos callamos por vergüenza, o por el que dirán en está infame dictadura del relativismo. Personalmente me niego a mostrar cobardía, Dios es Nuestro Señor y debemos seguirle, confiar y amarle, y seguirle es respetar su Voluntad, sus mandamientos, su Palabra, porque El y solo El, es el Camino, la Verdad y la Vida. Perseveremos en la Fe pase lo que pase. ¡Que Dios te bendiga, Antón!