Periodista cubano confirma, 60 años después, que EE.UU. entregó Cuba a los Castro
Un periodista cubano confirmó que el dictador Fulgencio Batista fue derrocado la madrugada del 1 de enero de 1959 por... ¡Estados Unidos!
La verdad tarde o temprano, sale a relucir. Lo decimos, en este caso, porque un periodista cubano al servicio del régimen castrista, Ciro Bianchi, columnista del periódico comunista Juventud Rebelde, de La Habana, confirmó que el dictador Fulgencio Batista fue derrocado la madrugada del 1 de enero de 1959 por… ¡Estados Unidos!
Era algo que ya se sabía. Lo novedoso es que desde las entrañas de la prensa cubana se haya difundido el hecho este 1 de enero de 2019, 60 años después de que ocurrió, a través de la agencia de noticias rusa Sputnik.
Bianchi dijo sin rodeos a Sputnik que la caída de Batista fue decidida por el Departamento de Estado en diciembre de 1958. (1)
El columnista de Juventud Rebelde explicó que el 9 de ese mes, un empresario norteamericano que tenía negocios en Cuba sugirió a Batista que se fuera a vivir a los Estados Unidos.
«Sin que el general supiera, el amigo cumplía órdenes del Departamento de Estado pero la propuesta trascendió como una conversación fraternal. No obstante, el día 17, el embajador estadounidense Earl Smith, pide una entrevista con Batista y allí le pide oficialmente que renuncie y salga del país». (2)
Tiempo después de la caída de Batista, Earl T. Smith escribió sus memorias en un libro al que tituló El Cuarto Piso, en el que detalló cómo el personal del Departamento de Estado de los Estados Unidos -instalado en el cuarto piso del edificio de esa dependencia- maniobró para dejar el campo libre a Fidel Castro.
En su libro, Smith transcribió parte del testimonio que rindió ante el Subcomité del Senado de los Estados Unidos para Investigar la Amenaza Comunista en el Caribe, el 30 de agosto de 1960:
«En respuesta a una pregunta del Senador Eastland sobre quién era responsable principalmente de que Castro hubiera subido al poder, mi declaración fue la siguiente:
»Señor Smith: Sin los Estados Unidos, Castro no estaría hoy en el poder. Más claramente no lo puedo decir, señor.
»Senador Hruska: Pero la responsabilidad de ello es algo más complejo, ¿verdad?
»Señor Smith: Sí. Es algo más complejo.
»Senador Hruska: Tal vez haya habido partes donde eran más virulentos quienes abogaban por Castro que en otras, pero, de todas maneras, es algo más complejo. Sin esa complejidad, probablemente no se habría producido el resultado que siguió.
»Señor Smith: Así es. En otras palabras, no creo justo decir que esta persona o la otra, o que éste órgano particular, por sí mismo, es responsable de que Castro haya llegado al poder. Es, más bien, la complejidad la responsable.
Senador Eastland: ¿Es decir, la complejidad del gobierno de los Estados Unidos y sus dependencias?
»Señor Smith: La complejidad de aquellos elementos que formaban el gobierno de los Estados Unidos.
»Senador Eastland: Que formaban el gobierno de los Estados Unidos.
»Señor Smith: Me refería a sectores de la prensa, ciertos miembros del Congreso, la CIA, el Departamento de Estado. Todos ellos tomaron parte en esto, senador». (3)
El testimonio del periodista Bianchi a Sputnik se ocupó, principalmente, de cómo Batista se benefició de la corrupción y del dinero que se llevó al exilio.
El libro de Smith, en cambio, desnuda las maniobras ordenadas desde Washington para dejar libre el camino a los guerrilleros castristas que tomaron La Habana la mañana del 1 de enero de 1959.
¿Qué pasó la noche del 17 de diciembre de 1958, cuando Smith le dio el ultimátum a Batista. Leamos al diplomático de los Estados Unidos:
«El Presidente me preguntó si los Estados Unidos estarían dispuestos a poner fin a la lucha. Cuando repliqué que el gobierno norteamericano no podía interceder o mediar, me dijo que en ese momento yo estaba mediando a favor de los Castro.
»Para ser un hombre que agonizaba políticamente, Batista parecía apacible por fuera, aunque no pude dejar de advertir el ruido de su respiración. Respiraba como un hombre herido, y tanto él como yo sabíamos que lo estaba. Batista afirmó que en el futuro sería muy peligroso que nos reuniéramos, ya que lo que habláramos sólo podía ser benéfico para los hermanos Castro y le ataba las manos. Una indiscreción sería fatal para su gobierno. Nadie debía saberlo, ni siquiera el Presidente electo. Designó al Ministro de Estado Güell para que fuera nuestro enlace confidencial. El Presidente aceptó mis comentarios, en el mismo espíritu en que se los di, aunque le había dado un golpe mortal. Dijo en resumen: «Usted ha intervenido a favor de los Castro, pero sé que no es cosa suya y que no hace más que obedecer sus instrucciones»» (4)
Notas:
Sputnik. La fortuna escondida en las maletas de Batista cuando huyó de Cuba. Recuperado el 1 de enero de 2019. https://mundo.sputniknews.com/sociedad/201901011084469263-batista-fuga-huida-cuba-revolucion-1959/
Ibid.
Earl T. Smith. Cómo Eisenhower entregó Cuba a Castro Ruz. Título original: El Cuarto Piso. (Maracaibo, Venezuela: Edición Bolívar Siete. 2002), 137-138.
Ibid., 175-176.