Pasaportes de inmunidad y la “nueva bioseguridad”: cumpliendo la quimera de Bill Gates
“Manifestarse contra un gobierno tirano con un bozal puesto, es lo mismo que reclamar libertad encadenando a los manifestantes” publicó Patricio Carrasco, director del programa ‘El Expreso de Medianoche’, en referencia al uso compulsivo de mascarillas pese a que la OMS especificó unas pautas que habrían sido ignoradas por el Gobierno de España. “Hoy en día con no ponerte la máscara, ya es disidencia. No hace falta una pancarta ni un chaleco de colores”.
Una de sus emisiones más polémicas fue aquella que tuvo como invitado a ‘Dark Celtic’, conocido como ‘el youtuber más censurado de Internet’ debido a su contenido políticamente incorrecto desde plataformas alternativas como BitChute. En aquel directo se analizaba lo sucedido en EEUU a raíz del caso de George Floyd como ‘falsa bandera racista’, tratando también el caso de los ‘antifascistas terroristas’.
Más adelante se sugirió, entre otras cosas, que el miedo hacia los contagios de COVID19 parecía haber desaparecido, siendo que las manifestaciones a escala mundial sobre #BlackLivesMatter se han realizado sin mascarilla y sin respetar la distancia exigida por los países, según podemos observar en el perfil de la investigadora Noelia de Trastámara, quien también compartió a sus seguidores un vídeo en el que un “antifascista” reconocía que “George Soros les paga para que provoquen manifestaciones y disturbios”.
La pandemia del COVID19 es calificada popularmente como ‘Plandemia’ tal y como muestra este dibujo satírico de Ben Garrison ‘We are here’, pues pretendería destacar que lo acontecido en torno al coronavirus es una cadena de sucesos previamente organizados.
Expertos médicos y otras personas como la Alta Comisionada por los Derechos Humanos, -Alicia Erazo-, han señalado las numerosas incongruencias sucedidas estos meses, notificando indirectamente la posible ejecución de crímenes de lesa humanidad por las medidas gubernamentales.
Paralelamente, han sido muchos los países que han alzado su voz contra el 5G, la vacunación obligatoria o las medidas de prevención generales, así como los llamamientos para manifestaciones que demandan el restablecimiento de la libertad de viajar en Europa (Polonia) y aperturas en el plano económico (Varsovia).
En el caso de España, la más reciente es la concentración impartida por Felipe Saura en Murcia, el 31 de mayo a las 12.00h en Pl. Sto. Domingo –como puede verse aquí-, recordándonos su discurso a esa ‘realidad orwelliana’ que ha parecido instaurarse (cámaras en zonas españolas para detectar la temperatura corporal, así como drones, el reclutamiento de 60 mil voluntarios en Italia para controlar las medidas de distanciamiento físico, o las nuevas pulseras en Bélgica que emitirán un pitido cada vez que dos trabajadores se encuentren a menos de 5 pies de distancia).
La nueva bioseguridad: reconocida por los gobiernos e implementada a nivel mundial
La presentación del proyecto ID2020 ha sido calificado como ‘terrorífico plan’ para ‘controlar a la humanidad’ por parte de Bill Gates, quien querría con esto que, por mediación de un chip, se muestre si su portador está o no vacunado de COVID19 y si ha llegado a enfermarse de coronavirus.
En España la geolocalización habría rozado la invasión de la privacidad: otra app serviría para rastrear contagios y entrar en la agenda de contactos del dispositivo móvil, pero siempre bajo el “consentimiento antes de usarse y de compartir un resultado positivo en la prueba del virus.
Asimismo, el software debe recopilar la cantidad mínima de datos necesaria” ya que dicha app “está basada en la proximidad entre móviles, la voluntariedad de los usuarios, la preservación de la privacidad y el no registro de la localización de los teléfonos”, además que “sólo se podrá crear una aplicación por país”.
¿Podría ser esta propuesta una forma de normalizar el control individual y la quimera del ID2020? Quizá resulte exagerado cuestionárselo, pero periodistas como Derrick Broze lo tienen claro: nuestro futuro ‘pasaporte de inmunidad’ comenzaría a materializarse a medida que las aerolíneas solicitasen sistemas de seguimiento de identificación digital.
La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) –el grupo comercial de aerolíneas más grande a escala global y representante de 299 aerolíneas-, emitió recientemente una publicación –‘Biosecurity for Air Transport A Roadmap for Restarting Aviation’-, en la que describe su estrategia para autorizar los viajes aéreos a medida que los gobiernos anulen progresivamente las restricciones del turismo.
Entre sus diversos requisitos, ha solicitado que en las operaciones “normales” se incluyan “pasaportes de inmunidad, la detección térmica, las máscaras y el distanciamiento físico”.
En dos de sus secciones («La experiencia del pasajero» y «Medidas de bioseguridad temporales») la IATA describe su visión futurística solicitando el rastreo de contactos, un método controvertido para rastrear a la población civil y, con ello “rastrear la propagación del COVID19”: “Prevemos la necesidad de recopilar información detallada de los pasajeros, para utilizarse para fines de rastreo”, indica el informe. «Siempre que sea posible, los datos deben recopilarse en forma electrónica y antes de que el pasajero llegue al aeropuerto, incluso a través de eVisa y plataformas electrónicas de autorización de viaje».
La toma de temperatura es otra de las exigencias de la IATA, recomendando, por otro lado, «revestimientos faciales» para pasajeros y “equipos de protección para el personal de la aerolínea y el aeropuerto”. En lo que respecta a la entrada previa al embarque, deberá hacerse mediante “plataformas electrónicas de autorización de viaje”, coincidiendo con el anuncio de ‘CoviPass’ y ‘Health Pass de Clear’, los cuales se basan en “un sistema de identificación digital que utiliza biometría y almacenamiento de viajes, salud, y datos de identificación”.
Tales condiciones son “implementadas globalmente y reconocidas mutuamente por los gobiernos” ya que precederían “el camino a seguir para la bioseguridad” según declaró Alexandre de Juniac, CEO de IATA, a la industria árabe.
Los “pasaportes de inmunidad” son una idea discutida por Anthony Fauci, la Organización Mundial de la Salud y Bill Gates. La OMS considera que “si se demuestra que una persona se recuperó de COVID19 y desarrolló inmunidad, no necesitará medidas de protección”. Por otro lado, “una vez que la evidencia médica” respalde la posibilidad de inmunidad a COVID19, la IATA cree que «es esencial que se introduzca un estándar global reconocido y que los documentos correspondientes estén disponibles electrónicamente». Afirma, además, que «los pasaportes de inmunidad podrían desempeñar un papel importante para facilitar aún más el reinicio de los viajes aéreos» y que “también se debe buscar un movimiento general hacia un mayor uso de la tecnología sin contacto y la biometría”. Recordemos que es importante señalar que la biometría incluiría reconocimiento facial, escaneo de retina y / o huellas digitales.
“Este impulso hacia una identificación digital que contiene información personal de un individuo” escribe el señor Broze, “trae medidas de seguridad invasivas, vigilancia, seguimiento biométrico (…) controles de temperatura y, en general, menos contacto humano debido al distanciamiento físico, y menos comunicación con personas reales”. Subsiguientemente agrega que tales aspectos son “parte de una agenda anterior al COVID19”, ya que “los ‘poderes que desearían ser’ están aprovechando la oportunidad para expandir su red de control tecnocrático y el pánico causado por el coronavirus” lo que “les permite acelerar sus planes a un ritmo no visto a partir de los ataques del 11 de septiembre de 2001”.
El periodista finaliza su publicación opinando que “lo único que detiene el despliegue de este Estado tecnocrático es que las personas del mundo se unan, informen a los que están en la oscuridad y se desconecten de esta red de control”.
Por el momento, el próximo paso es garantizar una prueba fiable sobre el COVID19, validada –cómo no- por la comunidad médica pero, ¿se ignorarán a quienes discrepen de ella, como ha ocurrido con –por ejemplo-, la Clínica Aeromédica u otros expertos que han hecho activismo a nivel individual?