Partidos aterrorizados ante el discurso fresco de VOX
Estado de la cuestión: un punto de no retorno
Sin ánimo de ser alarmistas podemos afirmar que nos encontramos en un preocupante punto de no retorno: se trata de ese momento preciso en el que el avión o bien despega o se estrella sin posibilidad de vuelta atrás. O bien lo hacemos volar hacia el sentido común, con valentía, o continuamos acelerando en el carril de los perdedores, víctimas del pensamiento único, hasta que surja inevitable una catástrofe.
Urge una mano firme con visión de Estado en el timón de la nave y un pueblo inteligente que como nación sepa reaccionar en total rebeldía contra el pensamiento único. Una mano firme que nos saque de esta asfixiante situación dictatorial e inquisitorial, cuyo único objetivo ha sido y será perpetuarse en el poder para enriquecimiento personal de una minoría y el control de la persona secuestrando a generaciones enteras al más puro estilo orwelliano.
La distopía ya está presente
Quien haya leído la novela distópica 1984 de Orwell (a la que dedicaremos un apartado especial) se sentirá alarmado por las analogías existentes entre la novela y nuestra situación actual. Hemos caído en las garras de una auténtica secta de sinvergüenzas que nos bombardea constantemente con el mantra propagandístico de la corrección política en sus diferentes formas de ideología de género, animalistas, inmigración descontrolada, imposición del islamismo, aplicación de una justicia permisiva protegiendo a violadores, asesinos, y delincuentes; todo muy progremente legislado, okupación, destrucción de riqueza, inseguridad de la propiedad privada, destrucción del comercio e industria legal con mafias de manteros y todas las innumerables lacras que azotan a quienes madrugamos para pagar impuestos.
Como en todo sistema totalitario la izquierda en cualesquiera de sus formas se han asegurado de incluir a la sociedad como parte del Estado. Mientras, se llenan la boca con la palabra democracia, libertad y derechos humanos vaciándolas de contenido para la clase media y conglomerado los poderes. Y ese pensamiento único halla eco desde los innumerables púlpitos mediáticos: solo se me ocurre parafraseando a D. Quijote: “Con la nueva religión laica hemos topado, Sancho”.
Costará mucho esfuerzo desprogramar a cierto público fanatizado por la gran mentira y el miedo a su férrea inquisición, o puede que lo hagan ellos mismos cuando toquen fondo. Pero tocar fondo es lo que ya hemos hecho y no queda tiempo. Ese es el problema. El punto de no retorno, ¿recordáis?
Hay países que han despegado dejando atrás la corrección política
Para empeorar las cosas, el pensamiento único no solo afecta a España sino que la nueva religión laica es un movimiento global y ha salpicado a la mejor democracia en el país más poderoso del mundo. En el momento actual, y salvando las distancias, de haber dominado en EE. UU. la tendencia que lideraba Obama, perpetuándose con Hillary Clinton, los EUA podrían hallarse en un punto de no retorno equivalente al derrumbe histórico que originó la caída del imperio romano. No iríamos a parar a una nueva Edad Media, claro; pero sí continuamos acogiendo inmigraciones masivas nuestra sociedad será fagocitada y el estado de bienestar desaparecerá.
Tampoco olvidemos que las grandes migraciones invasoras bárbaras fueron uno de los factores clave de la caída de Roma. Precisamente parar la inmigración constituyó uno de los principales caballos de batalla del programa de Trump.
Afortunadamente para todos, y nos incluimos en el fenómeno, el pueblo americano supo reaccionar a pesar del intenso bombardeo mediático completamente lleno de símbolos y vacío de contenido con el que les atacaron desde todos los frentes, junto a quien lideraba el movimiento antistema: al ahora presidente Trump. A Trump le dio igual lo que los medios pudiesen decir de él y eso los descolocó a todos, acostumbrados como estaban al inmenso poder que les daba la potestad de etiquetar al enemigo los altos inquisidores mentirosos de un New Tork Times, el Washington Post o la cadena ABC sumando entre todos un nada despreciable 75% de los medios. El poder de la más que falsa superioridad moral heredada del comunismo se transformaron en los dogmas in incuestionados, pero falsos de la corrección política.
El ejemplo de Trump cundió y ha resultado un ejemplo para mostrar a la clase media que todavía puede salvarse si tiene la oportunidad de beneficiarse de una democracia real donde los poderes estén completamente separados y controlándose entre sí.
Evidentemente, el sistema americano, donde el reglamento del equilibrio de poderes, al contrario que en nuestro caso, está minuciosamente recogido en su Constitución puso al frente a un Presidente Trump a quien se otorgaba el inmenso poder suficiente para dar permiso a los americanos a decir en la calle y el trabajo lo que solo se atrevían a decir en voz baja en casa y en familia. Trump, dejando aparte sus peculiares características personales, ha dinamitado con una fuerza arrolladora todos los aspectos de la corrección política, ha defendido las fronteras ante la invasión de una inmigración masiva y peligrosa, ha frenado el peligro del islamismo, ha bajado los índices de paro a un nivel nunca visto, ha aumentado el PIB, ha bajado impuestos, ha creado empleo y, en definitiva, ha dado un respiro a la machacada clase media permitiendo también a los emprendedores crear tejido empresarial.
España se unirá a la ola de progreso: lo decidirá lo mejor de una nación
VOX es un intento de España de unirse al paradigma político que representa el esfuerzo anónimo de generaciones enteras cuyo capital humano y económico está siendo sistemáticamente vilipendiado, dilapidado y malgastado por una casta parasitaria instaurada en el poder a través de una ideología peligrosa y sin representar ni preocuparse por nadie más que a ellos mismos.
España tiene la oportunidad de dar la espalda tanto a una derecha cobarde, traidora y timorata como a una izquierda totalitaria y felona para entrar de lleno en el club de un nuevo modelo al que se han sumado países como Brasil, Austria, Holanda y EE. UU.
Ya era hora, como apunta Cesar Vidal, de sumarnos de los primeros a un paradigma sociocultural y no perder el tren histórico para apuntarnos con retraso como ocurrió con un Renacimiento, una Reforma o una Ilustración; o tirar a la basura los principios de la Revolución Francesa, como hicimos cuando cometimos el error de poner en el trono al rey El Deseado tras echar al Rey José Bonaparte.
La reacción que se observó en Vistalegre y en Andalucía, junto al terror con el que han reaccionado los partidos de siempre que ven en peligro el statu quo, se hallan arrollados por un partido que acoge a votantes de toda la vida tanto de el abanico de izquierdas como el de derechas: ellos demuestran que lo mejor de la nación se ha dado cuenta de que no deben seguir a sus tripas sino a su cerebro, pues a Santiago Abascal se enfrenta con valentía a todas las críticas, las mentiras y la bazofia que puedan echar sobre él los corruptos medios de comunicación. Habla con ideas frescas y cercanas de los problemas reales que afectan a los españoles que madrugan y pagan impuestos: y en eso no existen diferencias entre derechas e izquierdas.
Todos queremos llegar a final de mes y darle un futuro a nuestros hijos y nietos: un futuro que entre todos los partidos les ha robado. Abascal no da mensaje vacíos sino que ofrece soluciones de Estado a corto y largo plazo para abordar problemas causados durante 40 años de corrupción sistemática. Y ofreciendo soluciones que solo nos atrevemos a comentar en casa ha sorprendido a todos: entre ellas podemos destacar quitar todas las competencias a los golpistas, eliminar las autonomías gradualmente (no se pueden deshacer 40 años de corrupción de un plumazo), dar las ayudas sociales primero a los españoles por encima del inmigrante, y mucho menos si es irregular; poner coto a la inmigración masiva descontrolada, repatriar a los sin papeles, desmontar la protección a cierto tipo de delincuencia y delincuentes, no dar más derechos a los islamistas que a los españoles, que los españoles sean quienes puedan permitirse tener hijos, etc. VOX propone 100 medidas de sentido común. La clase media llevamos 40 años machacados y todo ha empeorado desde que ZP cogió el poder. Así hemos llegado al punto de no retorno.
Pero lo que está en juego es algo mucho más profundo que dos visiones políticas: es el paradigma de la lucha entre una religión laica y la razón: en definitiva la eterna confrontación entre la fe y la razón, entre mythos y ethos. La postiza religión laica requiere de una fe ciega que todos forzosamente tendríamos que adaptar sin cuestionar los dogmas monolíticos y aceptando el látigo de los inquisidores vigilantes.
En el lado opuesto defendiendo la propiedad, la vida, y la familia está la razón, que sin ser hedonista intenta alcanzar un lugar donde el hombre pueda ser feliz con el fruto de su trabajo, mérito y esfuerzo. La búsqueda no del placer, ni del dinero, ni de la libertad, sino de la felicidad fue lo que los padres de la patria americana antepusieron cuando fundaron su nación.
Lo intentaron con una primera constitución y fracasaron; entonces y sin complejos montaron una segunda, la actual, podría ser sujeta a enmiendas, en caso necesario.
Nos jugamos el abocamiento hacia una distopía inevitable donde estrellaremos la nave con la venda de la religión laica puesta en los ojos contrapuesta a la búsqueda de una felicidad, a donde si bien como concepto utópico significa“ningún lugar”, si nos podemos acercar. Hundirnos en las arenas movedizas de la distopía continuando con unos partidos que llevan 40 años fracasando es una opción. Acercarnos a poder vivir y respirar en libertad es la otra. La decisión es nuestra, pero hay que tomarla ya.