Nuevo avance en psiquiatría: comer sano y cuestionar a la autoridad es una enfermedad mental

“La humildad y la sumisión sólo conducirán al fortalecimiento y la preservación de cautiverio”

– Józef Pilsudski

Que los médicos parezcan inclinarse más por los intereses económicos que por las necesidades de los pacientes podría ser un debate que, según ciertas informaciones desde portales especializados en la Sanidad, ha dejado en evidencia a los profesionales de la Salud. Ciertos hechos de la industria psiquiátrica han conseguido estigmatizar el camino farmacéutico, señalándolo como si de una mafia se tratase.

Ejemplo de ello es el documental ‘La Psiquiatría: Industria de la Muerte’, el cual fue considerado como «Poderoso y perturbador pero en última instancia inspirador» según Martin Whithley, parlamentario de EEUU.

Ese archivo de vídeo “contiene declaraciones de resultados de profesionales de la salud, académicos, expertos en derechos legales y humanos y víctimas de las brutalidades psiquiátricas que van desde electroshock y compromiso involuntario hasta la tortura política, cirugía del alma y los devastadores efectos de los psicofármacos” según lo presentan portales como xxxNoticiasxxx “Esta investigación entiende que la psiquiatría es una industria manejada completamente por el dinero, y brinda orientación práctica para los legisladores, doctores, defensores de derechos humanos y ciudadanos para que tomen medidas en su propio ámbito a fin de que la psiquiatría cumpla con las leyes”, añade.

La Asociación Psiquiátrica Americana considera que el pensamiento desafiante es un grave trastorno mental, concretamente, la nueva edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales [de la Asociación Psiquiátrica Americana]. Este manual identificaría así esta nueva enfermedad, llamada “trastorno de desafío oposicional” (ODD por sus siglas en inglés) y es definida como “un patrón constante de comportamiento desobediente, hostil y desafiante” con síntomas “que incluyen cuestionar la autoridad, actitud retadora, tendencia a discutir y a molestarse fácilmente”.

Si bien se considera positivo poder estudiar a fondo el cerebro humano y todo lo que éste conlleva con el fin de poder ofrecer un tratamiento adecuado y eficaz para quien padece un trastorno, síndrome o enfermedad mental, llama la atención que en cada edición de dicho manual aumente de una manera más que considerable el número de enfermedades mentales. ¿Tal vez, conforme pase el tiempo, nuestra psique se resiente más? ¿Resulta complicado gozar de una salud mental óptima? ¿Nos encontramos ante un suculento negocio que trafica con nuestra salud? Sea como fuere, los doctores afirman a que todo se debe a los avances científicos, que permiten identificar con mayor pericia cualquier problema mental, lo que conlleva también que resulte mucho más natural medicar a un gran número de personas y/o recluirlas en instituciones mentales. ¿Existe un término medio? ¿Quizá existan otras alternativas pero estén silenciadas?

Según cienciasenergeticas.com, en este mismo manual se consideran rasgos de la personalidad como un detalle de un carácter enfermo la arrogancia, el narcisismo, el cinismo, el comportamiento antisocial y la creatividad superior al promedio. ¿Qué es considerado arrogancia o comportamiento antisocial? ¿Aquellos cuyas opiniones estén ligadas a lo “políticamente incorrecto”? ¿Y ser antisocial? ¿A prescindir de redes sociales, o a dedicar más tiempo en uno mismo que en los demás?

La gente segura y directa resulta incómoda, pues cuestionar a la autoridad puede hacer pagar un precio muy caro a quien se atreve a ser dueño de un pensamiento divergente. La historia de Christine Collins resulta muy reveladora: perdió a su hijo y, tras denunciar su desaparición, el sistema policial no sólo le entregó al niño equivocado sino que la ingresaron en una institución psiquiátrica con el fin de silenciar su protesta, pues la corrupción sociopolítica era cada vez más evidente dado a sus acciones. A consecuencia de esto, ella nunca consiguió encontrar a su hijo por las trabas que le impusieron, pese a haber continuado con su lucha hasta el final de sus días.

Querer comer sano tampoco está bien visto

Conocido como ‘orthorexia’, es indiscutible que puede calificarse como un trastorno mental si esta conducta es llevada al extremo, causando la muerte a quien es empujado por sus patrones. Un comportamiento con rasgos obsesivo-compulsivos no permite paz mental a nadie, y este término se acuña exclusivamente para esa situación: “Bratman describe la ortorexia” dicen las enciclopedias digitales “como una obsesión con lo que el paciente considera alimentación saludable, perjudicial para la salud igual que el trastorno obsesivo-compulsivo. El sujeto puede evitar ciertos alimentos, como los que contienen grasas, conservantes, colorantes artificiales, y tener una mala alimentación. Bratman afirma que la desnutrición es común paradójicamente entre los seguidores de las dietas de comida saludable”

Pero, ¿qué ocurre si una persona decide rechazar la alimentación procesada o la comida rápida? ¿Componer nuestra dieta de alimentos sanos y libres de pesticidas y demás químicos es propio de una enfermedad mental?

Según The Guardian: “los ortoréxicos tienen reglas rígidas en cuanto al comer. El rechazo al azúcar y sal refinada, cafeína, alcohol, gluten, levadura, soja y maíz transgénicos y productos lácteos, es sólo el comienzo de las restricciones de su dieta. También excluyen cualquier alimento que haya estado en contacto con pesticidas, herbicidas o que contengan aditivos artificiales”.

¿Cuál sería entonces la línea que diferencia a una persona que sólo pretende comer sano de quien está obsesionada con su dieta hasta el punto de desfallecer? ¿Y si dicha persona rechaza la alimentación convencional y sólo consume productos de auténtico origen natural? ¿También sería considerado una enfermedad mental aun sin que le causara estragos en la salud?

¿Qué pasa si una persona quiere tener una personalidad basada en un criterio independiente?

Alba Lobera

Luchando contra un #MundoViperino, con la ambición e ilusión del primer día. Periodismo, Filología Hispánica, docencia en ELE, Community Manager, locución y doblaje. Comunicación transparente y rigurosa. Investigación.

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