Nuestro futuro está en juego
Es hora de desechar la hipocresía, de ser valientes, de beligerar contra unas políticas buenistas como son las políticas correctas, las cuales reflejan con inmenso descaro un carácter antagónico y un espíritu polarizado y dictatorial por uno de los bandos o polos hacia el otro. Unas nocivas políticas impregnadas de esos condimentos fascistas y revolucionarios, como son el imperativo y el totalitario.
Es hora de ser valientes, de utilizar el sentido común, de elegir entre un verdadero cambio o más de lo mismo, de elegir entre una verdadera igualdad, que es la sustentada en la justicia, donde no haya dobles varas de medir, y así se consiga una libertad real y plena.
Es hora de pensar en nuestra descendencia, hijos, nietos, el activo más preciado de nuestra nación, menos valorado por los progres de izquierda, y sus afines o socios políticos de nuestro actual gobierno en funciones. En el cual, se crean o legislan leyes ateniéndose a sus políticas, por lo que se deduce que, no existe una verdadera igualdad, una verdadera justicia, o una verdadera libertad. Pues lo lógico es adaptar las ideas o políticas a las leyes y no al contrario.
Donde no existen los derechos básicos o fundamentales como es «el de libertad de expresión»: donde no se privilegia el esfuerzo, el trabajo, sino lo contrario; donde las políticas son la forma de vida de sus élites oligarquías, que se erigen como los pastores o Mesías de ese rebaño de borregos, que es como se define a los presos ideológicos.
Un rebaño que sigue siendo de la opinión de que es mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer, un rebaño acomodaticio de una sumisión y aquiescencia sin parangón ni límite por ese miedo y gran complejo al que dirán. Que se comporta como el tonto machadiano, dicho de toda aquella persona que desprecia lo que desconoce o ignora. Lo que automáticamente los convierte en ignorantes sociales, que son todos aquellos a los que les vale cualquier argumentación en la justificación de sus ideas o hechos.
Es hora de ser valiente, de desechar complejos, estereotipos, de no seguir las modas, de ser pragmático, de salir del armario, de decir «basta» a tanta desigualdad, injusticia y carencia de libertades, de tomar como modelo, lo que en mi opinión va a ser, si tiene la oportunidad, el paradigma que marque la hoja de ruta de ese ansiado y anhelado Estado de Bienestar, cimentado en una convivencia sana donde todas las ideologías tengan cabida.
El actual panorama político inmerso en nuestras instituciones, esa corrección política y buenista no es cambio, no es verdadero progreso; es regresión, revanchismo, es esclavitud y totalitarismo, es desigualdad, injusticia y carencia de derechos, como la libertad.
El único cambio a día de hoy es Vox. Sñe que muchos diréis que no tiene experiencia de gobierno, y es cierto, pero eso es precisamente lo que la empírica o experiencia demuestra como novedad y cambio. Pues como digo, es una certeza su inexperiencia, como también su carencia de corrupción, de prevaricación, de demagogia, mendacidad…. Es decir, lo primero es el tiempo, el que nos dirá si acertamos o erramos. Lo segundo son malos hábitos y delitos de certeza incontestable y del todo demostrables en las demás formaciones políticas.
Personalmente lo tengo claro, mi elección, voto o sufragio este próximo 10N, es igualdad, es justicia, es libertad, es sentido común, es transparencia, es cambio, es VOX.