¿Nos merecemos todo? Tomemos conciencia!!

¿Nos merecemos todo? ¿Sabemos valorar los pequeños detalles? Pocas veces nos planteamos cuan privilegiados somos y cómo nos quejamos continuamente.Esta reflexión personal me invitó a tomar conciencia. Cada día es un regalo… aunque estemos confinados.

Seguro que te ha pasado alguna vez. Te levantas de la cama y cuando te vas a duchar,¡¡¡no hay agua caliente!!! El calentador de agua, que pasa inadvertido durante todo el año, ha decidido esa noche ponerse en huelga y complicarte el inicio de la jornada.

A partir de ahí empezamos a tomar conciencia de pequeños detalles “sin importancia” de nuestro día a día, sin los cuales nuestro modo de vivir cambiaría radicalmente.

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En una ocasión, a una niña africana que trajeron a operar a España le preguntaron:

“¿Qué es lo que más echarás de menos cuando vuelvas a tu casa?”

La chica contestó sin pensárselo dos veces:

“ Abrir el grifo y que salga agua! Donde yo vivo hemos de caminar kilómetros para conseguirla”

 Tremendo, pero cierto. La chica había estado en una casa de acogida donde le habían dado absolutamente de todo, pero lo que más importancia tenía para ella era la posibilidad de conseguir agua con solo abrir un grifo.

Nadie sabe realmente el valor de una gota de agua, sino el que tiene que transportarla kilómetros para que su familia la pueda consumir.

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Aquella mañana, cuando mi casa empezaba a funcionar, el calentador nos complicaba la vida y nos obligaba a salir de nuestra zona de confort…duchas con agua fría, afeitado “tradicional”… Al final no te queda otra y te adaptas pues, aunque más incómodo, hay soluciones para todo.

¿Nos merecemos todo?¿En serio?

¿Serías capaz de probar a estar un día sin móvil, sin televisión o radio? ¿Y tus hijos? Debe ser bueno, de vez en cuando, hacer ejercicio de privación y tomar conciencia de cómo vive mucha gente que no tiene nuestras posibilidades.

Este tipo de privaciones fomenta la voluntad y la austeridad y nos hace más fuertes de cara a los reveses de la vida. Nos enseña a relativizar nuestros males al darnos cuenta de que somos unos privilegiados y nos ayuda a estar más despegados de los bienes materiales.

Tomar conciencia de pequeños detalles a los que estamos acostumbrados, nos hace valorar lo afortunados que somos.

Son ocasiones en las que nos acabamos planteando cosas que damos por asumidas en nuestro día a día, que hacen nuestra vida más fácil y cómoda pero a las que pensamos que tenemos derecho “por ser vos quien sois”. ¿Cuántas veces pensamos en tanta gente que no disfruta de esos adelantos y cuya vida es infinitamente más dura? Es sano -para cuerpo y alma- acostumbrarse a valorar lo que tenemos, pues “de bien nacido es ser agradecido”

Y si hablamos de los seres queridos…

¿Cuánto se tarda en volver a una vida medianamente normal cuando perdemos a un ser querido? -Dicen que si es un hijo o hija ya nada vuelve a ser igual, que no se supera-.

Tenemos unos amigos que llevan un tiempo cuidando a un hijo de corta edad que tuvo un desgraciado accidente y quedó seriamente afectado. Es absolutamente ejemplar la perseverancia de esos padres y su Fe en Dios. No pierden la esperanza y han adaptado sus vidas para poder atender tanto a ese hijo como al resto de su familia.

¿Y nosotros? ¿Somos conscientes cuando salimos por las mañana que podríamos no volver a ver a nuestros hijos, a nuestro marido/mujer? Generalmente estamos continuamente pensando en el futuro en lugar de vivir cada día como si fuera el último. Damos por hecho que volveremos por la tarde y allí estará, esperándonos, nuestra familia como todos los días…pero el futuro no está en nuestras manos y nuestra vida puede cambiar en una fracción de segundo.

No somos dueños de nuestro futuro. Debemos intentar vivir cada día como si fuera el último.

Tenemos que aprender a sacar algo bueno de cada contratiempo, ser resilientes y trabajar la fortaleza. Dios escribe derecho con renglones torcidos y cada prueba que nos manda, por pequeña que sea, es una forma de dirigirse a nosotros.

Dicen que mal de muchos es consuelo de tontos, pero yo hoy, cuando abro el grifo, me acuerdo de aquella niña africana

Antón de la Puerta Domecq

Burke dijo que “el mayor error lo comete quien no hace nada porque sólo podría hacer un poco”. Por eso mi afición a escribir me ha llevado a intentar aportar mi granito de arena en la lucha contra la progresía y el marxismo cultural. Me limito a simplificar temas complejos para intentar hacerlos accesibles al mayor número de personas posible, sin más pretensiones. Ojalá consiga hacer reflexionar a uno solo de mis lectores. España y los españoles merecen que le quiten la venda de los ojos…volvamos a los Valores!!

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