No lo supimos ver venir
Día a día nos fuimos haciendo mayores y, con las embestidas de la vida, fuimos perdiendo los valores que nos inculcaron y que no supimos transmitirlos con la fórmula de “debemos dejarlos vivir”, aplicamos la comprensión y la condescendencia, sin comprender que lo que merece la pena duele, y lo válido e importante cuesta conseguir, pero quisimos facilitar la situación, no hacer lo mismo que nos hicieron, pensando que lo nuestro era mejor, en una estúpida impresión de lo pasado es carca y no aplicando la máxima de “lo que funciona, no lo toques”.
No lo supimos ver venir cuando no estabas a mi lado o no te sentía junto a mí, pero había que comprender y admitir que las cosas cambian sin darnos cuenta de que no cambian, sino que se acaban.
No lo supimos ver venir cuando, mientras sostenían que eran de los nuestros, admitía lo que vendían los contrarios y para ser más modernos lo aceleraban sin piedad. No, no lo supimos ver venir cuando Esperanza Aguirre proclamaba la primera ley trans y se jactaba de modernidad para, ahora, destrozar la juventud con una ley Montero que es dos puntos más bárbara que la anterior, pero fue la de Aguirre la que abrió el melón, que no supimos ver.
No lo supimos ver venir cuando admitíamos que la izquierda era progresía, sin darnos cuenta que buscan vernos sometidos y aplicar el régimen cubano-venezolano en Europa a través de nosotros, como pretendieron una república socialista soviética que provocó una guerra de la que, ahora, sólo se culpa al vencedor y, gracias al cuál, no somos un gulag.
No, no lo supimos ver venir cuando el PP nos prometía regeneración política, derogación de las leyes socialistas que dañan la moral pública y tergiversan la verdad, nos prometían modernizar y adaptar al modelo constitucional una administración elefantíasica y dominada por la multiplicidad de funciones que provocan gastos innecesarios y perturban los objetivos que debieran alcanzar, nos prometían austeridad económica pero con una previa austeridad política… nada de lo prometido fue desarrollado una vez entregado el voto… y con mayorías absolutas.
No, no lo supimos ver venir, cuando VOX nació con la idea de aplicar esas regeneraciones, esos cambios, esos elementos que el PP traicionó, y demostrar que se puede hacer política de otro modo, de otra forma, temporalmente y con mochila, para volver a la vida civil, pero gustó de ir de extremo, se arrimó a Lepén (conservador francés que daña a España y su comercio), se envolvió en la bandera, pero olvidó a los que la hacemos grandes, los “perritos sin alma” a los que nos mantuvo el tratamiento, eliminó la democracia interna para, al tocar pelo, no generar controles al poder, sino mimetizarse con él y aceptar las subidas de sueldos para ellos y la distribución de cargos inútiles para sentar el culo en el sillón azul.
No, no lo supimos ver venir, cómo Podemos, el radical de izquierda nacido en el régimen venezolano y Cubano, con fondos Iranís, al perder fuelle no muere, no se elimina, sino que se trasforma en un rostro de mujer que pretende aparentar un modo más tranquilo y sosegado de hacer, pasando por una marca blanca del PSOE cuando, realmente, es la marca radical de la zona radical de un PSOE que retoma sus modelos “largo caballeristas” muy próximos al espectro ruso-venezolano para, una vez blanqueados, proseguir su proyecto de destrucción.
No, no lo supimos ver venir que hace falta una nueva generación de partidos políticos limpios de pasados, transparentes, controlados por los afiliados de forma efectiva, con una actividad temporal en sus dirigentes, que hagan y puedan aplicar modelos de regeneración política y de servicio alejado no de la púrpura, pero sí de los ciudadanos a los que deben de servir, que estudien y trabajen para avanzar en controles, en solvencia, en prevención, en la reconstrucción de una administración eficaz.
No, no lo supimos ver venir, esos nuevos partidos no nacerán por la falta de fondos, por la falta de apoyos, por la falta de implicación, porque lo fácil que es criticar al que hace, pero muy difícil ponerte a su lado y empujar del carro, porque los viejos partidos y los poderes fácticos viven muy agusto con la entrega del soma al pueblo y manejando su futuro sin molestias… porque no lo supimos ver venir.