Muchas gracias
Mañana es una noche muy especial –al menos para mí-, quizá la más importante del año. Celebramos el nacimiento del Niño Dios, un tiempo de esperanza y de júbilo, pese a tanta desgracia vivida y sufrida durante el año que expira. Debemos aceptar, no solo los cristianos, la oscuridad y el tiempo de dolor que vivimos, pero de igual manera, de forma solidaria y familiar, tenemos que ver la luz que nos ilumina el camino con el nacimiento del Hijo de Dios. Hay que luchar con denuedo, pelear con voluntariedad y tesón, y acompañar al que sufre. Esto es común para todos los seres humanos, con independencia del credo, cultura e ideología que se tenga.
No quisiera despedir el año sin recordar a todos los que se fueron, a los que no pueden estar, a los que lloran las ausencias, a los que sufren las hospitalizaciones y el impacto de la pertinaz crisis económica, son demasiados los inocentes injustamente condenados al miedo y a la incertidumbre. A saber autónomos, empresarios, parados, aquellos que con inseguridad y profunda angustia afrontan el futuro, todos, sin exclusión, estarán presentes en el día de hoy, como ayer y como mañana, en nuestras oraciones y nuestros mejores deseos. Es muy duro asumir el golpe de las circunstancias que venimos soportando desde hace meses Se multiplican las colas de hambre; se incrementan las bolsas del paro; aumentan sin cesar listas de ERTE –muchos sin haber podido acceder a la prestación vital y necesaria-; miles de ancianos se ven obligados a estar confinados y hospitalizados; enfermos y sufridos familiares tratan de sobrevivir con la esperanza de recuperar a sus seres queridos; son demasiadas personas a las que por Justicia Social tenemos la obligación de amparar, proteger y asistir. El drama y el dolor, como la felicidad y la alegría, deben ser compartidas.
Pero no puede dejar de homenajear, por mérito y generoso ejemplo demostrado, a quienes con sacrificio, esfuerzo, trabajo, entrega y servicio han hecho posible la defensa de tantos. Verdaderos ángeles de la guarda para todos nosotros. Me refiero a los sanitarios, genuinos héroes en primera línea de batalla; a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado que, con diligencia y eficiencia, han garantizado el orden y el apoyo logístico al dispositivo médico; a los miles de voluntarios de todo tipo, convertidos, sin quererlo ni pretenderlo, en gigantes de la solidaridad, dando vida a millones de pequeños milagros cada día; a tantísimas personas que, desde sus puestos de trabajo y sus responsabilidades, han permitido que la vida cotidiana no se parara y se siguiera dispensando un imprescindible servicio público, o de interés general. La gratitud será eterna y la deuda impagable, eterna e imposible de poder agradecer con simples y vulgares palabras. Muchas gracias por tanto, y por todo lo que nos estáis dando cada jornada vivida. Pero también ellos necesitan de nuestro afecto y colaboración, también ellos deben tener nuestro apoyo. Es por eso que animo a mis compatriotas a dispensarles nuestro mejor empeño y acompañamiento. Nos necesitan y precisan de nuestro sacrificio. No les defraudemos.
A todos, de corazón, os deseo lo mejor para el año que pronto comienza. ¡FELIZ NAVIDAD!…. Y mis mejores deseos para el año 2021.