Ministros fijos-discontinuos

En Valencia, y probablemente en otras regiones, tenemos un sabio dicho sobre la excelencia de las condiciones laborales: «Sueldo de ministro, trabajo de cura y vacaciones de profesor.»

Hubo una época en la cual los ministros españoles, al finalizar el contrato de ministros, se iban AL PARO. Si señores, al paro. Como cualquier español; porque entonces, todos éramos iguales ante la Ley. Siento mucho no poderles decir cuándo fue porque me lo prohíbe la Ley de Memoria Histórica.

En 2023 un ministro cobrará, como mínimo (porque no hay límites para el máximo en el marxismo) un sueldo mensual de 6.617,93 euros. Ya sé que hay otros mucho más altos, pero la ventaja es que el sueldo ya no te lo puede quitar nadie; si trabajas mal, te dan una paga para toda la vida y te mandan a tu casa con derecho a chofer, despacho, secretaria, dieta de marisco,…

Por lo visto Pedro Sánchez y los cuarent… perdón, me he equivocado de número, veintidós secuaces, han advertido que el año 2023 va a ser muy duro económicamente y se han subido el sueldo un 4%. (Dice Pedro que no entiende porqué no lo hacemos también todos los españoles.)

El trabajo de un cura no debe ser despreciado: Bodas, bautizos, comuniones, defunciones y… aunque les parezca raro, excomuniones. Desde 2021 pueden celebrar hasta 4 misas diarias. (Hay falta de personal. Todos quieren ser ministros, pero de la política.)

Actualmente el trabajo de un cura en España se ha simplificado bastante: No se casa casi nadie, no nace casi nadie y no se muere casi nadie. Y, los pocos que nacen, no son de familias católicas: si son extranjeros, son musulmanas, ortodoxas o protestantes, si son españolas, son ateas o agnósticas.

El ministro español no envidia al cura por su trabajo; les aseguro que no trabaja más que un agricultor, un mecánico o un médico, y, además, la diferencia con estos es que ni su sueldo, ni su futuro económico se verán comprometidos por sus torpezas o metidas de pata (léase I. Montero).

No envidia el trabajo de cura, pero lo que de verdad envidia el ministro son las «vacaciones de profesor«. Piensa el Sr. Ministro, que es un privilegio que debería serle concedido por su superioridad social respecto a la masa trabajadora.

Aunque todavía no ha conseguido que se lo concedan, sí han conseguido que sus jefes, Sánchez y compañía, hagan la vista gorda a la no asistencia en fechas de asueto escolar:

Que viene un puente de la Inmaculada… lo cogemos entero; que viene Navidad o Semana Santa…. la cogemos entera aunque seamos ateos; que se acaba el curso escolar… nos hacemos el loco y no aparecemos por el ministerio más que lo estrictamente necesario.

Estoy pensando que si el país puede funcionar perfectamente sin su presencia… por qué no los hacemos FIJOS-DISCONTINUOS. A fin de cuentas, eso es lo que hacen ellos con nosotros. A Miquel Iceta no se le ha visto el pelo (no es literal) en todas las navidades. Se supone que sigue en el planeta.

Pido a todos los trabajadores y extrabajadores españoles que la próxima vez que voten no lo hagan por ODIO, como les dirán que hagan, sino por el futuro de sus hijos. Creo que ya nos han robado y engañado durante demasiados años. Entran en la cárcel unos días y se quedan con el dinero. Pero si usted cobra por un error de ellos, un mes más del paro, le acosan, le persiguen y le humillan hasta que consiguen que lo devuelva. Algo deberíamos cambiar.

En la ciudad de Gandía, el PSOE perdió la alcaldía y entró un nuevo alcalde. El dueño de un bar cerca del ayuntamiento, me comentó: “Los bares, lo hemos notado”.

José Enrique Catalá

Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Valencia. Especialista en Hª Medieval. Profesor. Autor del libro: Glosario Universitario.

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