Más allá del 23J: La alternativa social. La Patria y lo cotidiano
“No hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo” (Víctor Hugo)
España necesita tener una alternativa patriótica, social y cultural, que lleve a cabo una sustitución a fondo de todas las políticas creadas durante décadas por el consenso progre y centrista realmente existente.
Los aspectos patriótico y cultural están bastante bien definidos, y ya hemos hablado de ellos en otras ocasiones. Quizás no tanto acerca de la parcela social, en la que nos vamos a fijar ahora, para entender mejor su alcance e importancia.
Desde la perspectiva patriótica y con valores, “lo social” consiste en la defensa de los diferentes grupos de personas o entes sociales de todo tipo que constituyen una sociedad, para orientarlos hacia el Bien Común, haciendo especial énfasis en aquellos que necesitan de la protección y amparo de los poderes públicos, para construir una España mejor que perdure para las próximas generaciones de españoles, en el respeto a su Historia y sus tradiciones y preservando los valores de las generaciones pasadas.
Una visión correcta de lo social no debe tener demasiado en cuenta las divisiones derecha/izquierda, ya que éstas obedecen a criterios que son en muchos casos incorrectos, y configuran un marco de discusión en el que no se van a encontrar las soluciones que España y los españoles necesitan.
Es necesario apoyar a todos los colectivos integrantes de esta mayoría social, para conseguir, por la ley de la compensación, que apoyen en el futuro a la expresión política de la alternativa social.
Y tener en cuenta que en el momento actual hay muchos españoles (cientos de miles, posiblemente millones) que forman parte de la alternativa social, pero ellos no lo saben. Quizá voten sin reflexionar lo suficiente, o no voten, o incluso lo hagan a formaciones políticas que objetivamente les están castigando (todas las que forman parte del consenso progre o centrista); pero su situación personal les hace formar parte del inmenso grupo de perjudicados por las políticas de corte socialista puestas en práctica desde hace años. Y es más que probable que muchos de ellos no sepan movilizarse para defender sus intereses, ni cómo luchar en pro de la alternativa; por ello hay que concienciarlos y enseñarlos para la acción.
Hay muchas estrategias y formas de defender a esa mayoría social:
- Hacer perder el miedo a la “mayoría silenciosa” para que deje de serlo; al “hombre de la calle”, el “español de a pie” para que sea el dueño de su destino. Ha habido a lo largo de la Historia muchos ejemplos en otros entornos (poujadismo, qualunquismo, gremialismo, Solidarnosc, etc.)
- Ejercer una acción capilar en todos los cuerpos sociales intermedios para restaurarlos, y dar fuerza a la oposición funcional de los distintos grupos sociales que buscan una mayor influencia social basada en su propia competencia especializada.
- Frente al marxismo, que intenta crear socialmente siempre dialécticas de contrarios (lucha de clases entre capitalistas y trabajadores, hombres/mujeres, “nacionalidades”/España, progresistas/conservadores, guerras de género o étnicas, capitalismo/socialismo, vencedores/vencidos de la Guerra Civil, etc.), hay que poner en marcha una praxis antidialéctica, que, sin ceder en los principios ni caer en el centrismo, restaure la hegemonía de lo tradicional, refuerce las comunidades naturales y reconstruya las instituciones que ha destruido o desfigurado el socialismo. La armonía, lo unitario y la cooperación, frente a la confrontación, la división y la lucha. La acción es por esencia opuesta a la del enemigo; allí donde se subvierta, se divida, se corrompa, se destruya, nosotros debemos revertir, unir, limpiar y construir. Mucho más difícil.
En un sentido amplio, se trata de fortalecer todos aquellos sectores en los que la dialéctica de la lucha de clases o de contrarios no tiene ningún sentido; es decir, por ejemplo cuando trabajo y emprendimiento se identifican; la sociedad actual está llena de otros casos similares. Lo mismo con todos los procesos en los que el marxismo trata de crear dialécticas divisivas.
- La acción tiene necesariamente que trascender los límites de un partido, en primera instancia; tiene que ser más social que política, de forma independiente, creando distintos foros o plataformas, o asociándose a las existentes, aun a sabiendas de que sus dirigentes actuales pueden pertenecer al ámbito sistémico del oligopolio partidista. Es la única forma de no depender de los defectos o manías de los partidos, y de superar sus límites. El nexo de unión de todos estos grupos se va creando en la lucha contra la pesadilla progre, y se establece en los objetivos finales que pretende y en las ideas que promueve.
Señalaremos algunos de esos grupos sociales que son necesarios para dar forma a la nueva mayoría social alternativa que sea capaz de organizarse en torno a la alternativa social (y patriótica y cultural) y luchar por ella:
- Los emprendedores en general, y los que luchan contra la maraña legislativa autonómica que crea fronteras invisibles que inciden en las expectativas de todo aquel que quiera prosperar en el conjunto de España, y que suponen la pérdida de posibilidades de futuro para sectores importantes de la población española.
Por otra parte, la formación de un bloque empresarial cada vez mayor con íntimas relaciones colusivas con el Estado, con extensas redes clientelares y “puertas giratorias” distorsiona e impide el libre mercado para las empresas pequeñas y medianas.
- Autónomos esquilmados a impuestos y sometidos a infinidad de controles administrativos absurdos, junto con los pequeños comercios.
- Agricultores, ganaderos, profesionales de la caza o cazadores, taurinos, personas que no viven en las grandes aglomeraciones urbanas, y cuyo modo de vida es cuestionado permanentemente por los urbanitas progres.
- Cuadros y mandos intermedios de las empresas, Todos ellos tienen la característica común de ser cualificados, por su formación, sus capacidades o su esfuerzo, y son siempre los más perjudicados por el consenso progre: Una fiscalidad que les ahoga especialmente; un sistema educativo que favorece la mediocridad y castiga la excelencia; el tratamiento de masa indiscriminada que las empresas globalistas y las Administraciones dan a estos colectivos.
- Trabajadores y profesionales que ven menguado su poder adquisitivo por los elevados impuestos y por la falta de expectativas que presenta una economía pauperizada, sus carreras devaluadas por la inflación de títulos para todos y la ausencia de una buena FP.
Hay un abultado número de titulados que el mercado absorbe degradando sus salarios y su importancia. Esta masificación provoca la devaluación de todas las titulaciones en el mercado de trabajo, lo que frena o ralentiza las posibilidades de alcanzar la excelencia en el ámbito laboral.
Simultáneamente, se concede el monopolio de la representación a sindicatos “de clase” y a patronales globalistas, que hacen imposible la defensa independiente y con voz propia de cuadros, profesionales y funcionarios.
Y se abre el mercado a la entrada masiva de inmigración poco o nada cualificada, lo que genera escasa productividad, mínimo valor añadido y tendencia a la baja general de los salarios.
- Funcionarios que se ven sustituidos en cometidos de su competencia por los asesores digitales impuestos en los distintos gobiernos, y con la Administración Pública masificada. Donde antes existían cuerpos funcionariales de un alto nivel profesional a los que se accedía por oposiciones limpias y exigentes, ahora hay masas de funcionarios con sistemas de acceso en muchos casos arbitrarios o sospechosos, y con un nivel profesional y salarial menos que mediano. También están incluidos los funcionarios de los sectores de Sanidad (p.ej., médicos con contratos basura mientras Ayuso gasta 100 M al año en su autobombo de Telemadrid) y de la Enseñanza (centros que se caen a pedazos y enseñanza en barracones mientras hay más de 1.200 parlamentarios autonómicos).
- Muchas mujeres: Las madres de familia, las amas de casa, las mujeres que no tienen problemas con los hombres con los que viven o conviven; y todas aquellas que ahora tienen dificultades para elegir entre trabajo y familia.
- Los padres de familia que quieren educar en libertad y en valores a sus hijos, y que desean para ellos la mejor enseñanza; los que son castigados fiscalmente, los que sufren leyes que favorecen la guerra de sexos o aquellos a quienes tratan de lavar el cerebro con modelos “familiares” alternativos y tóxicos.
- Los jubilados a quienes el Estado les sigue disminuyendo su pensión cargándoles el IRPF, el IVA, sucesiones, etc.
Los miembros de la oligarquía partidista amenazan siempre con que una reducción de impuestos supondría, entre otros, el deterioro de las pensiones; ellos no se ven a sí mismos ni su propio coste como prescindibles, o disminuyendo sus privilegios.
Las pensiones suponen un gasto de unos 120.000 M de euros al año. Pero el gasto financiero provocado por la deuda Pública es de 32.000 M al año; el debido al desempleo es de 31.000 M anuales. Los expertos cifran las ineficiencias del gasto público en hasta 90.000 M anuales, y la corrupción en otros 90.000 M (números todos estimados; las cifras reales confirman lo que decimos). Los gastos en chiringuitos y subvenciones ideológicas pueden estimarse en varias decenas de miles de millones de euros más.
Además de reducir o eliminar los gastos anteriores cabe pensar en eliminar el IRPF de las pensiones. El déficit de la Seguridad Social en el pago de pensiones no se produce porque las aportaciones actuales sean insuficientes, sino porque durante décadas la oligarquía partidista se ha «comido» dichas aportaciones; no se puede atemorizar ni culpabilizar a los pensionistas de los errores y despilfarros cometidos durante años. Y no se cumple el primer principio de un sistema contributivo de pensiones, que cada cotizante haya creado a lo largo de su vida un fondo (mochila de las pensiones) que cubrirá su pensión futura; ya está gastado mucho antes de empezar a percibir una pensión.
- Jóvenes que acceden a un mercado de trabajo precarizado por la competencia desleal causada por el globalismo y sus políticas de desprotección comercial de las empresas españolas, y que tienen vetado el acceso a una vivienda, que ahora está castigada en un altísimo porcentaje de su coste (más del 50%) a causa de los impuestos, el suelo sobrevalorado por normativas intervencionistas, las corruptelas, y los trámites interminables.
- Miembros de la judicatura que tienen las manos atadas para luchar contra la corrupción partidista o por la verdadera igualdad de género y que ven cómo su misión está politizada hasta la náusea.
- Otros muchos sectores sociales afectados por los múltiples problemas del aspirante a Estado fallido español: quienes viven en zonas de inmigración ilegal, okupación, marginales, inseguras, o han sido víctimas de las distintas delincuencias; quienes sufren las consecuencias de una Sanidad con compartimentos estancos autonómicos; los hombres con la vida arruinada por falsas denuncias; todos los españoles que se sienten como tales en zonas hostiles controladas por hispanófobos odiadores o que aplican políticas antiespañolas; especialmente los padres de familia que quieren educar en español a sus hijos y viven en regiones en las que se impide su enseñanza.
- En general, todos aquellos que por su condición personal, más allá de su ideología política (agricultores, autónomos, pymes, profesionales, padres de familia, mujeres no progres ni femirradicales, con valores religiosos, descreídos del sistema autonómico, con familia, con hijos, cazadores, taurinos, miembros de las FCSE y FFAA, hasta gente a la que le gusta comer carne, o tener un buen coche, etc.) son demonizados por la visión progre de la vida.
… Y los que trabajan duro, y creen en el esfuerzo, en el talento y en la colaboración leal dentro de la empresa, las personas honradas y responsables, los que tienen espíritu crítico, y más gente aún… El partido más grande de todos es el del descontento.
Muchos de los propagandistas socialdemócratas echan la culpa al “capitalismo” (un concepto tergiversado y demonizado por ellos) de los males que ellos mismos han creado, al menos en España: depauperación de las clases medias, pobreza, paro, desigualdad y división. Y el estatismo creciente ha desmovilizado paulatinamente al ámbito civil; el dinamismo propio de gran parte de la sociedad española ha desaparecido en pro de un supuesto Estado providencia, mientras crecían las movilizaciones de los sectores de izquierda más radicales y destructivos.
La formación de la base social de la alternativa es una labor que hay que realizar en el medio plazo. Todos conocemos muchos de estos colectivos, actualmente controlados por las élites del consenso progre o centrista, quienes viven magníficamente, mientras sus representados (con sus múltiples carreras y másteres) tienen serias dificultades para encontrar un trabajo digno. Es una situación que exige un cambio radical.
Sólo cuando tomen conciencia de su fuerza los que son más sociales que ninguno, los más patriotas que nadie, quienes defienden más valores y tradiciones que todos los demás, los que creen en las libertades reales como nadie es capaz de hacerlo… estará preparada la alternativa. Todo aquello que blinde a la mayoría social de la dependencia de vaivenes electorales, liderazgos perecederos o de las limitaciones inherentes a los aparatos partidistas ha de constituir el cimiento de cualquier alternativa.
Un trabajo difícil, paciente, para el medio plazo y con poco brillo político, consistente en convencer a todos estos sectores, movilizarlos, preparar propuestas alternativas y luchar por ellas. Pero indudablemente eficaz para consolidar la base social, el entorno ampliado de la alternativa política que conquistará el futuro.