María José Carrasco adquirió hace 3 años en Internet el fármaco que puso fin a su vida

Ángel Hernández, tras ayudar a morir a su mujer con esclerosis múltiple: “Estoy tranquilo, dejó de sufrir”

  • María José Carrasco sufría de esclerosis múltiple desde hacía treinta años.
  • El pasado miércoles, su marido la ayudó a morir, al suministrarle pentobarbital sódico, fármaco que guardaban desde hacía 3 años en su casa.

Ángel Hernández: «No tengo miedo, estoy tranquilo, ella dejó de sufrir»

El hombre, de sesenta y nueve años, ha asegurado en una entrevista que fue su mujer quien, hace 3 años, adquirió el fármaco por la red y lo guardaban desde ese momento «por si las moscas». «Ella aún tenía movilidad en las manos (…). Con el ordenador empezó a buscar en la red, vio historias de gente que se había suicidado, con qué fármaco, y dijo: ‘Pues este».

El marido de María José confiesa que su mujer le solicitó que le ayudase a suicidarse hace «3 o 4 meses», y que desde ese momento estaban aguardando a que se aprobara en el Congreso una ley que regulase la eutanasia, algo que por último no ocurrió. «Charlé con ella: ‘Ya esto de la eutanasia…’. Y dijo: ‘Yo me quiero ir ya, hace ya un tiempo. Por favor, ayúdame».

Solicitaron una plaza en una residencia asistida, plaza que le fue concedida el quince de septiembre de dos mil nueve, pero no llegó a materializarse, por lo que tuvo que seguir en casa, cuidada por su marido.

Al no tener ayuda de nadie, Ángel Hernández, el marido de María José, se acogió a una reducción de jornada y permisos laborales para poder atenderla. Finalmente solicitó la jubilación anticipada a los 61 años.

La dedicación a su esposa ha sido tal, que como suele ocurrir en el caso de los cuidadores de personas dependientes, ha sufrido no sólo en lo afectivo sino también a nivel física. La sobrecarga que soporta alguien que debe movilizar a un gran dependiente ocasiona lesiones corporales, como la hernia umbilical que padece Ángel y de la que no ha podido operarse para no desatender a María José.

Al parecer, y siempre según el ya viudo, María José intentó suicidarse hace veinte años tomando un montón de pastillas cuando «tenía aún movilidad». Pero él logró evitarlo, al descubrir lo que había hecho: «… a tuve que levantar, y por eso tengo la hernia discal (…). La tuve que meter en la ducha, la hice vomitar, toda una serie de cosas para recuperarla y estuve hablando muy seriamente con ella».

“Nosotros que no somos creyentes, sabemos que esto es el final y claro, ella tenía muchas ganas de que acabara esto y mucho miedo por lo que me pudiera pasar”.

 

Ahora que su mujer ha podido cumplir su deseo de irse, Ángel Hernández se declara «feliz por el hecho de que ha dejado de padecer y eso es fundamental para mí». Según él, deseaba poner punto y final a su vida desde hacía tiempo, pero la frenaba el hecho de las posibles consecuencias que podría sufrir su marido si la ayudaba. «Ella era secretaria judicial, sabía lo que me podía ocurrir, como me ha ocurrido, y no sabemos qué pasará… Decía: ‘Si después de tantos años cuidándome, de aguantar este sufrimiento conmigo, encima te llevan a la cárcel…».

Finalmente, Ángel no pudo eludir el ruego de su mujer, y le facilitó el fármaco. Grabó la secuencia en vídeo y cuando todo hubo concluido, se entregó. Fue detenido inmediatamente, y puesto en libertad un día después.

“He dormido muy bien esta noche, llevaba 48 horas sin dormir y no había podido dormir en los calabozos, ha sido imposible; afectado, allí encerrado, no he podido hacer el duelo de mi mujer, estoy muy cansado”, ha explicado a los medios de comunicación, -a los que ha convocado-, tras la primera noche en casa, sin María José.

Ángel Hernández “Quiero que sirva para que la eutanasia se apruebe, por el sufrimiento que estamos padeciendo muchísima gente, como mi mujer”

 

“Si yo os doy estas entrevistas no es por mí, ni por mi mujer porque ya ha fallecido, sino por lo que ha quedado y por lo que queda, la gente que está en la misma situación que mi mujer”.

Ahora, afirma, dedicará sus fuerzas a intentar que se apruebe la ley de eutanasia que llevaban años esperando y que no llegó a tiempo para María José.

El pasado mes de octubre de 2018, el periodista Agustín Pérez recogía el duro testimonio de María José. En esas imágenes ella, de 61 años, y su esposo Ángel contaban como era su día a día: un auténtico infierno.

 

Redacción

Digital independiente de derechas

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