Mañana ya se verá

Hemos pasado unas vacaciones de Semana Santa con un tiempo estupendo, con el movimiento de gente por allá y por acá, con llenos en los restaurantes, bares, hoteles y demás sitios de esparcimiento y disfrute.
Son datos innegables, las terrazas estaban llenas, pero ¿eso significa que la economía marcha bien? Eso afirman desde el gobierno, que se empeñan en ver el recipiente lleno, mientras que la oposición, por el contrario, ve el vaso medio vacío y afirma que estamos en una profunda crisis económica.
Es irrefutable la existencia de llenos en los bares, hoteles y restaurantes no sólo se debe de interpretar como un dato de bonanza económica, pues lo cierto y verdad es que la crisis económica es real y la situación no es precisamente exuberante, lo que sí se ha producido es un cambio en los modos de actuar desde la pandemia hasta el presente, fruto de la angustia vivida y la sensación de encontrarnos en nuestros últimos días, que nos llevan a vivir el presente sin pensar en el futuro, ni en si podemos o no podemos económicamente permitirnos esto o aquello.
Tras haber observado, como sociedad, el fin de nuestros días y que nuestros ahorros, nuestros esfuerzos, nuestro presente podría no servir, podría ser el último minuto, se ha construido un modus vivendi por el cual gasto hoy lo que tengo, si no lo tengo lo pido, y mañana ya se verá si lo puedo pagar o si necesito lo que hoy gasté pues, en ese momento se planteará la situación.
Se observa el riesgo de impago de las pensiones en algunos años, se ponen los pelos como escarpias cuando sabemos que la deuda pública supera el 120% del PIB, se ve con claridad que el mercado de trabajo no recuperará la estabilidad en el empleo, que la nueva contratación es precaria y que no se observa un futuro feliz en ese campo. Sabemos que la fiscalidad se está convirtiendo en un modelo extorsionador del Estado y confiscatorio, podemos ver… da igual, no lo sufres ahora, en el hoy no lo vives y, si lo sufres y vives, ya se verá la solución.
Se ha implantado el modelo de “ya se verá” cubierto por un soma de “somos el gobierno progresista y solidario” que no sólo es falaz, sino un burdo bulo que, cuando se pretende deshabilitar, se minimiza la crítica de cualquier modo, democrático o no, con los medios de comunicación o con la Guardia Civil.
Con este modelo onanista y simplista de es verdad lo que quiero que sea, por más que no sea veraz, con esa post verdad que traslada el mal rollo al futuro imputable siempre a otros y nunca a uno mismo, estamos apañados para construir un país, un futuro, una sociedad mejor.
No es un problema de valores, no es un problema de ideologías, no es un problema de políticos inmorales y carentes de solvencia intelectual, sino que es un problema de actitud y de aptitud de la sociedad que prefiere “dejar estar, dejar pasar” y el “ya se verá” como modelos de afrontar los problemas que, en la medida que no son asumidos, no existen, y cuando resulten irresolubles, o un problema mayor, bastará con echar la culpa o imputar la responsabilidad al que corresponda en ese momento o al malo oficialmente construido.
Hemos admitido multitud de situaciones que se vendían como “progres” y que en un momento determinado hemos comprobado que eran degradantes y perversas; pero, la solución ha sido lapidar al que pone de relieve esa degradación y seguir en la misma.
Sin entrar a evaluar ni jurídica, ni moral, ni políticamente, la operación Obregón, si ahora parece denigrante, inmoral, una situación en la que la mujer es utilizada, una compra de seres humanos, etc., qué diferencia tiene con las operaciones de los homosexuales, como Bosé, que han tenido hijos utilizando el mismo modelo y en su día se transmitirán como modelos a seguir ¿qué diferencia a Obregón de Bosé?, ¿por qué una es objeto de lapidación mediática y el otro de loa y presentación de patrón a seguir?
Es el mismo modelo de acción frente a la crisis, la economía, la situación social, en un momento concreto, el actual, no queremos ver el mismo y presentamos como óptima la actuación, y mañana, nos doleremos de la misma e imputaremos la responsabilidad a otro, sin asumir nuestra cuota de responsabilidad…Ayer era muy moderno el plástico, el fumar, etc. y hoy son la causa del deterioro marino y un problema sanitario gravísimo, pero siempre la culpa es de otro.

Enrique de Santiago Herrero

Abogado. Máster en Ciencia Política. Diploma de estudios avanzados en Derecho Civil Patrimonial. Derecho penal de la empresa. Colaborador y articulista en diversos medios de comunicación escrita, radio y televisión.

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