Mal menor o mal necesario
Como ya profetizó José Antonio, a España hay que amarla con respeto y sobre todo como lo que es, la unidad o el todo de la pluralidad cultural y geográfica que forman la diversas y distintas partes que la conforman en su rica e inmensa diversidad.
No se puede amar de una forma sexual o pornográfica como hacen las izquierdas, que con sus políticas asociales desquician la economía de cualquier país y no mejoran en nada la suerte de los humildes, defendiendo la lucha de clases o dictadura del proletariado, sumiendo a su sociedad en la más despótica de las esclavitudes.
Ni tampoco de una forma connivente o absentista con unas políticas arbitrarias y acomodaticias, que se caracterizan por una descarada y confesa prevaricación fruto de la dejadez de funciones, que defienden la lucha de siglas, acrónimos, sillones y despachos, como hace la derecha. Pues tanto esta como la otra sólo sirven a los intereses personales por encima de los generales.
Para eso nace VOX, para defender y representar los intereses del humilde, del indefenso, del pueblo, porque un buen político y sobre todo democrático es el que viene a servir y no a servirse del pueblo.
Lo expuesto anteriormente viene en referencia a la abstención de VOX en el decreto estrella del Gobierno que permitirá agilizar la llegada de los fondos europeos a España. Otra muestra de la generosidad altruista de un partido segregado por el resto del stablishment político actual y debido al visceral proselitismo del último, el cual acuña descalificativos, falsedades, soflamas y sofismas hacia el primero, también por gran parte de la engañada e ignara sociedad española.
Porque no es un secreto que esta pandemia, esta crisis viral, no sólo ha hecho daño físicamente o enturbiando la salud, sino también mermando de forma galopante la ya maltrecha economía de un país muy castigado por la polarización ideológica impuesta por unos y padecida inmerecida e injustamente por otros.
VOX es el único que ha dejado su orgullo e ideología programática y ha optado por ser pragmático, primando lo urgente, que no es otra cosa que estos fondos lleguen a los españoles. Cada día hay un autónomo, un hostelero, un comerciante que está cerrando su negocio. Y aunque la administración de estos fondos se ha hecho de forma partidista representando los fundamentos de la mayor red clientelar de la historia. Vox está a favor de que el dinero de estos fondos llegue a las empresas que lo necesitan, como compensación por todo lo que sufren.
Recordar las palabras de Espinosa de los Monteros de forma literal: «Bien invertidos, estos fondos podrían convertirse en clave para impulsar una urgente recuperación y afrontar los principales retos de nuestra economía. Mal invertidos nos devuelven a aquellos años, no tan lejanos, en los que la inversión pública se convirtió en sinónimo de derroche, propaganda e ineficiencia».
Personalmente cada vez estoy más seguro y orgulloso de estar en el lado correcto, pues aunque parezca una frase hecha, no lo es, es algo más, una certeza a día de hoy incuestionable e incontestable. No defiendo unos intereses subjetivos o arbitrarios para mí y llamémoslos conniventes o partidistas de o para VOX, sino que es VOX el que defiende los míos y en lógica consecuencia el de todos los españoles. Este es otro acto más que pone de manifiesto y certifica o expresa de forma diáfana que VOX ha nacido para servir y nunca para servirse de los españoles.