Macarena. La hora de la verdad

Debo decir que lo más cerca que he estado de la señora Olona, fue cuando me pude fotografiar junto a ella en la Plaza de San Francisco en Sevilla, y comentamos sobre una amiga común que tenemos en San Sebastián, con raíces alicantinas.

Quiero aclarar con esto que, como afiliado de base, las reflexiones que aquí se plasmen son fruto de un conocimiento basado, únicamente, en informaciones públicas de índole profesional -debidamente contrastadas, analizadas y categorizadas- que puede conocer cualquier persona que se haya sentido atraída por tan brillante activo político. Personaje político que brilló en la que hoy es, a buen seguro, una magnífica opción para almas conservadoras.

En su momento escribí un post en el que alababa su imponente trayectoria profesional y  calificaba de “jugada maestra” la designación de su figura como candidata a la Junta de Andalucía. Lo sigo manteniendo aunque, a “toro pasao”, no pocos afiliados, simpatizantes y por supuesto enemigos de VOX, lo califican como error estratégico. Creo que las más duras batallas hay que encomendarlas a los mejores soldados, y es por eso que no creo que ese fuera el detonante de que VOX creciera “solamente” 100.000 votos (25%) y dos escaños en las autonómicas…lo que no deja de ser una opinión más.

Cierto es que rentabilidad y riesgo son directamente proporcionales, y que el éxito se mide en términos de restar a las percepciones las expectativas; sin duda fue esto último lo que terminó “matando al Comendador”.

La apuesta fue arriesgada, quizá sin necesidad, y no salió todo lo bien que nos hubiera gustado a la familia VOX. La campaña pudo no estar acertada, ya que a los andaluces nos revienta que exageren nuestro acento y tradiciones, y a esta señora, dado su inmenso bagaje en intelecto y oratoria, le hubiera bastado con mostrarse tal cual era.

También se pudo equivocar al elegir adversario en los debates, atacando a su aliado natural en temas económicos, en lugar de al enemigo común formado por osados paletos intelectuales de izquierdas. Esto asustó incluso a los votantes potenciales de nuestro partido.

Pero todo esto era fácilmente superable de haber continuado con el guion establecido. Repito que ignoro las cuitas internas que pudieren o no existir, ni creo que vengan al caso, ya que determinadas cuestiones se deben dilucidar en el seno de las organizaciones. Al intentar cambiar el guion se pone en peligro -con el regocijo de la progresía-  un gran proyecto conservador que puede devolver a España a la senda gloriosa de esta vieja nación.

Y cuidado, nada tiene esto que ver con el desgajamiento que sufrió el Partido Popular, puesto que aquel se precipitó porque se abandonaron los principios que rigen la vida de todos los que encontramos en VOX la alternativa (y de los que sin duda quedan por llegar).

Una salida ordenada…

Cuando se abandona un proyecto (por el motivo que sea) se ha de tener muy claro que nadie es imprescindible o insustituible. Recuerdo ahora a dos jugadores de fútbol que pensaban estar por encima de su club. Salieron y se condenaron a ser eternos candidatos, mientras el club sigue ganando Copas de Europa.

Sinceramente, espero y confío en que nuestra admirada Macarena Olona abandone el proyecto VOX con la elegancia y orden que España merece y que,  con toda seguridad, está en disposición de ofrecer. Quisiera pensar que las últimas salidas de tono, respondidas con calma desde el partido, han supuesto una excepción en la que debe ser una retirada, acaso temporal, en la que esta brillante mujer explore otros lugares desde los que servir a España. Porque España es el norte que debe regir nuestras actuaciones, y todas las acciones que se emprendan y dificulten o retrasen la complicada y difícil transición desde la desvergonzada y maléfica progresía hacia la ley, el sentido común y el orden natural, podrían ser interpretadas por muchos españoles como barreras que se contraponen al fin principal y único: regenerar España.

Reconozcamos todo el bien que ha hecho al proyecto conservador una de las mejores parlamentarias del último período democrático, y confiemos en que el tiempo vaya acercando posturas.

No demos munición a los enemigos de nuestra nación. No carguemos las lenguas viperinas de la progresía mediática. No hipotequemos parte de lo ya conseguido para conseguir desterrar el bipartidismo replicante y acomodado. Recordemos la máxima que popularizó esta señora y que nos obliga a todos los que amamos la España de la Reconquista, de los Reyes Católicos y el poblamiento del nuevo mundo; de Quevedo, Cervantes, Calderón o Garcilaso; de los Tercios, de Nebrija, del Camino de Santiago y la Escuela de Traductores de Toledo; de Isaac Peral y Juan de la Cierva…o más recientemente de Julio Iglesias, Lola Flores, Iniesta, Alonso o Nadal…la máxima que debe regir nuestra lucha hasta el final: Fuerza y Honor.

Antón de la Puerta Domecq

Burke dijo que “el mayor error lo comete quien no hace nada porque sólo podría hacer un poco”. Por eso mi afición a escribir me ha llevado a intentar aportar mi granito de arena en la lucha contra la progresía y el marxismo cultural. Me limito a simplificar temas complejos para intentar hacerlos accesibles al mayor número de personas posible, sin más pretensiones. Ojalá consiga hacer reflexionar a uno solo de mis lectores. España y los españoles merecen que le quiten la venda de los ojos…volvamos a los Valores!!

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