Taxistas de Madrid ponen publicidad gratis de Podemos en sus vehículos
Cientos de taxistas madrileños se organizan estos días en Whatsapp para poner publicidad de Podemos y llevar pegatinas del partido en sus vehículos sin cobrar, como contestación al apoyo recibido a lo largo de los últimos años en la lucha del campo contra Uber, Cabify y las VTC.
- Cientos de taxistas madrileños se organizan para poner publicidad gratis en sus vehículos a Podemos.
«Si el PP me ofrece los sesenta euros que cuesta la publicidad por mes, te soy sincero: me cago en los sesenta euros, pues son los que pagaría por mi ruina», prosigue el conductor. «Y si me ofreciese medio millón de euros también lo mandaría por ahí, pues con mi trabajo no juegan. He sido su votante muchos años, si bien dejé de serlo por el hecho de que sabía que eran unos ladrones».
«Exactamente en qué situación nos encontraremos a fin de que un campo tan conservador gire de esta manera», agrega José Miguel Fúnez, responsable de comunicación de la Federación Profesional del Taxi de la capital de España. «Podemos es el único partido claro en sus declaraciones. Ha hecho propuestas y las incorpora en su programa. Soy exvotante del Partido Popular, mas cuando hemos visto que nos putea al lado de Ciudadanos hemos creído recomendable hacer movimientos. Son partidos que han declinado el servicio público del taxi. Estamos abandonados».
Aparte de la de Podemos, ciertos taxistas ya lucen carteles en defensa de «quienes defienden los servicios públicos». Asimismo es una campaña propia, que no mienta a ningún partido específico.
Madrid permite a los taxis llevar publicidad exterior desde dos mil catorce, cuando se modificó la ordenanza. La publicidad, no obstante, no es una fuente de ingresos: el sector cifra la media en sesenta euros mensuales por pegatina y se pueden poner hasta 4, conque como mucho serían doscientos cuarenta euros por mes. De media, un taxista gana ciento setenta euros con un día laborable de trabajo.
Cada taxista pone la publicidad que desea en su vehículo, si bien las compañías acostumbran a asistir a las asociaciones, radios y cooperativas que los reúnen para adquirir el paquete.
En dos mil quince, el PP invirtió 45.000 euros en anunciarse en novecientos taxis de la villa de Madrid, cuando Esperanza Aguirre era aspirante al Ayuntamiento y Cristina Cifuentes a la Comunidad. Los anuncios provocaron división en el colectivo, pues ya entonces el Partido Popular hablaba de liberalizar el transporte y Podemos había declarado la guerra a Uber.
«El Partido Popular hizo campaña con Aguirre y Cifuentes y hubo inconvenientes», explica Jesús Dimas, un taxista que no va a poner carteles de absolutamente nadie. Ciertos lo rechazaron. Otros padecieron el cabreo de sus usuarios, que rechazaban subir a vehículos forrados con publicidad popular.
«A un compañero se la puso su jefe en el turismo y estaba cabreado, por el hecho de que entraba en Malasaña y la gente le reprendía y no deseaba subir. La de Ahora Madrid fue una campaña pequeña y Carmena no tenía la dimensión que tiene ahora. Hay una corriente en el gremio de no politizar, pues damos un servicio a la ciudadanía y hay un anhelo de ‘podemizar’ el taxi para desacreditarlo. Qué pase en las elecciones nos va a favorecer o bien hundir, no lo negaré, mas ni ya antes éramos todos fachas ni ahora somos todos radicales».
El programa de Podemos afirma que «declarará el taxi como servicio público de interés general». Al taxi ya se le considera un servicio público por el hecho de que las licencias son concesiones administrativas y la administración regula sus tarifas y condiciones.
Además de esto, el texto mienta que se establecerá «un requisito de 2 horas para la precontratación de las VTC». La Generalitat de Cataluña ya aprobó un decreto que forzaba a las VTC a ser precontratadas con quince minutos de antelación. Uber afirmó que se iba y Cabify asimismo, mas volvió al poco tiempo saltándose la regla y aplicando la precontratación solo en el primer viaje.
A los taxistas de la capital de España les agrada esta medida, con lo que procuraron un golpe de efecto afín el mes pasado de enero, a lo largo de Fitur. Aunque estuvieron dieciséis días en huelga no lo lograron. El presidente de la Comunidad, Ángel Garrido, se negó a aprobar la precontratación. Conque los taxistas, gastados tras un par de semanas de movilización, aceptaron la derrota y desconvocaron la huelga. A lo largo de sus quejas, se manifestaron bajo la sede del Partido Popular en Génova.
Mientras, Podemos ha mantenido asambleas (la próxima va a ser esta Semana Santa en la capital de España con Rafa Mayoral), los ha protegido como trabajadores que pagan impuestos en España (en frente de Uber y Cabify, que tienen sus matrices fuera) y hasta ha sido demandado por «desacreditar» a Cabify.
«A mí mañana viene alguien del Partido Popular a decirme que si pongo publicidad en el vehículo y no lo hago. Y les he votado toda la vida», refuerza Leonardo, otro taxista de la capital. «En el momento en que nos hemos sentado a negociar no lo han hecho, conque es natural que gente que históricamente haya sido conveniente al Partido Popular no desee saber nada de ellos».