Los gravísimos errores de Génova
La prepotencia, el exceso de soberbia y la altanería demostrada por la dirección nacional del Partido Popular es, sencilla y llanamente, lamentable e inexcusable. Si los populares pretenden alcanzar el gobierno de nuestra Patria –con mayúscula-, han escogido la estrategia equivocada, van en la dirección contraria. De momento y por lo demostrado, sus legítimas aspiraciones de gobierno se desvanecen merced a sus movimientos y declaraciones efectuadas. El “Clan de los genoveses”, en especial su secretario general, Teodoro García Egea, están siendo unos asesores presidenciales de escaso tacto y olfato político, no saben interpretar la realidad que no alcanzan a ver. Y sus efectos se traducen en pobres resultados electorales y en oscuras expectativas cara a futuros comicios regionales, municipales y generales.
A mi modo de ver son varios los errores cometidos y, lo que es mucho peor, se afanan y empecinan en seguir cometiéndolos. Son los siguientes:
1- VAIVENES IDEOLÓGICOS. Desde la proclamación de Pablo Casado como presidente nacional tras ganar las primarias –más por el apoyo de María Dolores de Cospedal que pos sus propios apoyos frente al sector oficialista, representado por Soraya Sáez de Santamaría-, el Partido Popular ha ido cambiando permanentemente su posicionamiento ideológico, algo que no ha gustado a muchos de sus votantes tradicionales. Primero de derechas, luego de centro liberal, ahora de centro derecha, mañana quién sabe. Qué fácil sería reconocerse como conservadores, aunque los endémicos complejos de los azules les causen repelús tal denominación. Pretendieron crecer por la derecha, y fracasaron, luego quisieron fagocitar a Ciudadanos y, ya lo han visto, han vuelto a fracasar.
2- MOCIÓN DE CENSURA. Hace algo más de un año y medio, allá por septiembre de 2020, no solamente se abstuvieron en la iniciativa presentada por Vox, sino que de muy feas maneras se atacó en lo personal a Santiago Abascal desde la tribuna de oradores. Este desafuero y desacertado gesto exasperó al votante de derechas y disgustó a muchos simpatizantes de los populares. Fue vergonzoso, execrable y ciertamente deleznable. Y esto no ha caído en saco roto, se lo puedo asegurar.
3- ISABEL DÍAZ AYUSO. Es incomprensible para propios y extraños la actitud de Génova hacia la presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, pese a los excelentes resultados obtenidos en las elecciones regionales celebradas. Isabel, con todo merecimiento y buena lógica, reclama la celebración del congreso provincial de Madrid en el que, como la tradición política manda, aspira a sustituir al actual ¿líder? Pío García Escudero, que por cierto, no dice ni pío. ¿Qué problema hay para que pueda ser la presidenta del partido a nivel regional siendo la presidenta de la comunidad? En todos los territorios, los presidentes autonómicos populares lo son de sus organizaciones territoriales, en los que no, pues también lo son. Es un clamoroso error la discriminación que Díaz Ayuso viene padeciendo por parte de los jerarcas nacionales de su partido. Los madrileños no lo entienden, incluso aquellos que no son sus votantes.
La explicación es exclusivamente una: la celopatía de Pablo Casado y su corte de aduladores que le rodean y asesoran, más temerosos de perder su sitio en el organigrama que por interesarse en sumar voluntades para ganar elecciones. El cainismo exhibido es evidente y, sin la menor de las dudas, pasará factura a corto plazo a los cortesanos de Génova. Qué sencillo es resolver esta situación: se convoca el congreso regional, se proclama presidenta a Isabel y se afrontan los comicios municipales y nacionales con unidad, cohesión y mayor fuerza. Díaz Ayuso es uno de los principales activos de Casado, tanto a nivel regional como a nivel nacional. Otros son causa de la penuria y las miserias de los populares, cada vez más impopulares.
Lo que ocurre es que, de hacerse esto –lo más lógico y prudente-, el liderazgo de Pablo Casado se desvanece y se ve amenazado. Ya son muchas las voces que opinan que ella sería una magnífica candidata a la Moncloa. Pero, nuevamente, prevalecen los intereses personalistas sobre los intereses generales. Así de claro y así de evidente. Esta forma de entender la política y el bien común es, tristemente, histórica en muchos partidos. Podríamos hablar también del ostracismo al que ha sido condenada Cayetana Álvarez de Toledo, muy del gusto de amplios sectores de los votantes de la derecha del Partido Popular. Una mujer con criterio propio y protagonismo mediático que a los arrivistas y envidiosos causaba malestar.
4- CASTILLA y LEÓN. El adelanto electoral de las elecciones regionales ha sido un completo fiasco, por mucho que se pretenda edulcorar el fondo de la cuestión. No se han cumplido las expectativas, pese a la victoria pírrica obtenida. Se aspiraba, cuando menos, a una mayoría relativa que no se ha conseguido. Se ha perdido en cinco de las nueve provincias (León, Palencia, Burgos, Valladolid y Soria), se han perdido votos –casi 55.000-, y se ha perdido apoyos. Baste ver el mapa de los municipios para darse cuenta de su “éxito electoral”. Por otra parte, su campaña ha sido poco atractiva e ilusionante. El Partido Popular lleva demasiados años gobernando en Castilla y León, y su programa es el que se ha desarrollado desde las instituciones en las que gobierna. Hablar de soluciones a los graves problemas endémicos que venimos sufriendo desde hace décadas, habiendo sido quienes podían haberlos solucionado, no resulta ser muy creíble.
Su debilitamiento seguirá aumentando en las próximas elecciones municipales. Corre grave peligro perder no pocas alcaldías, sino diputaciones provinciales incluso. Dar patadas en la espinilla a Vox y dar un portazo a cualquier diálogo con los verdes no es el mejor camino a seguir. De nuevo, la falta de visión política se convierte en una ceguera incomprensible. Las consecuencias inmediatas son: en Andalucía el adelanto electoral autonómico previsto se ha desvanecido y, Vox, seguirá fortaleciendo sus posiciones. La soberbia y la prepotencia son malas cualidades para los aspirantes a gobernar.
5- PACTOS CON VOX. Qué error es desestimar esta posibilidad. Sin el concurso de la formación de Santiago Abascal, en cualquier sitio, resta mucho a los delirantes sueños de poder de los populares. Aunque solamente sea por una cuestión de aritmética, las cuentas no salen sin el apoyo de Vox. El Partido Popular todavía no ha entendido el mensaje recibido en las urnas y, de manera clamorosa, su inadecuada interpretación les seguirá restando simpatías y afectos entre sus votantes. Decía mi madre –muy acertadamente- “No cuentes al tiempo lo que el tiempo te contará”. Nuevamente, por enésima vez, los aduladores de Pablo Casado le conducen hacia su propio suicidio político. Por cierto, el ex presidente del gobierno del todavía Reino España, José María Aznar, haría muy bien en guardar un oportuno silencio. Cada vez que habla y efectúa declaraciones, como si de un sabio se tratara, sube el precio del pan y baja la intención de voto al Partido Popular. Calladito está más guapo.
6- RENOVACIÓN. Está claro que por este camino no se llega a Moncloa, quizá a Andalucía, Galicia, Murcia y poco más, pero no a convertirse en la alternativa de gobierno al demagogo que preside el ejecutivo patrio, que es un artista en conseguir la cuadratura del círculo y en presentar las cuentas del Gran Capitán.
Se debe proceder a la renovación y rejuvenecimiento de los órganos nacionales, regionales y provinciales. Estamos hartos de ver las mismas caras a todas horas, especialmente en las provincias. Ya está bien de políticos profesionales para su mejor gloria y beneficio salarial, patriarcas del partido sumisos a Madrid, independientemente de quién dirija la organización. Su lealtad es fingida, callada, silenciosa, consciente de la volatilidad y el paso fugaz de sus jefes al frente del partido. Siempre ponen una vela a Dios y otra al diablo. Puro fariseísmo en esencia y existencia. Es urgente, imprescindible y necesario, mandar al banquillo a muchos de los régulos provinciales aposentados desde hace tiempo en la poltrona, dedicándose a crear un régimen clientelar de dudosa ética y repudiable estética. Esto es trasladable a las juntas locales y comarcales, generalmente sometidas a los caprichos personales del prócer provincial.
Por otra parte, y esto es muy importante, se debe reconocer, para así evitar futuros disgustos, que los votantes del Partido Popular se mueren, es decir, su base social es de una población envejecida que experimenta una merma notable cada vez que se convocan comicios electorales. Frente a esto, no hay un relevo generacional entre los nuevos y más jóvenes electores que, o bien se abstienen, votan opciones pintureras o se decantan por votar a Vox. Baste asistir a los mítines para darse cuenta de este incontestable hecho sociológico. Y aquí, nuevamente tropiezan con errores de estrategia y falta de habilidades sociales. Se debe rejuvenecer el mensaje político y a las personas. Incluyo a los “jóvenes” que llevan muchos años atrincherados en la organización, alguno de ellos sin más currículum que el haber estado en política toda su vida laboral.
En conclusión, queridos lectores, Génova debe tener claro lo que quiere que sea el Partido Popular en su turbulenta actual singladura, tiene que darse cuenta que su aliado, aunque incómodo pero imprescindible, es Vox, sin ellos tendrá muchos más problemas que soluciones. Finalmente, al escuadrón del capitán Egea, se le debe mandar al banquillo de los suplentes –mejor a la grada- , no han estado a la altura de las circunstancias ni han tenido altura de miras. Conforman el consejo privado de Pablo Casado, por tanto son los primeros responsables de sus desatinos, sus desvaríos y errores inconfesos de estrategias de chchi nabo. Sus credenciales ya han sido ratificadas con sus despropósitos y desafueros, los efectos y las consecuencias no podían ser otras: el debilitamiento del partido y el decaimiento de sus opciones de gobierno.LOS GRAVÍSIMOS ERRORES DE GÉNOVA.