Los 20 claveles. Falangistas asesinados por las Juventudes Socialistas

En las elecciones generales de 19 de noviembre de 1933, los partidos de izquierdas perdieron el Gobierno y lo ganaron los de derechas porque tuvieron mayor respaldo de la sociedad. Desde ese día los partidos de izquierdas empezaron a preparar la Revolución de Octubre.

La Falange se funda el 29 de octubre de 1933, con poquísimos afiliados. El 7 de diciembre de 1933 se publica  F.E., el órgano de expresión del partido, cuyo reparto por las calles provocó que muchos de sus distribuidores, generalmente estudiantes, fuesen agredidos y asesinados por izquierdistas.

Aunque con anterioridad hubo cuatro falangistas asesinados, se considera que Matías Montero (9 de febrero 1934) fue el más significado. En su entierro, José Antonio pidió a los falangistas resignación.

 «Una represalia puede ser lo que desencadene en un momento dado (…) una serie inacabable de represalias y contragolpes. Antes de lanzar así sobre un pueblo el estado de guerra civil deben los que tienen la responsabilidad del mando medir hasta dónde se puede sufrir y desde cuándo empieza a tener la cólera todas las excusas».

Los periódicos se burlan de Falange llamándola Funeraria Española, a José Antonio, lo llaman el enterrador Juan Simón y a los fascistas los llaman franciscanistas.

Hasta veinte falangistas fueron asesinados sin respuesta.

El asesinado número 20 fue Juan Cuellar, estudiante de 17 años. Un grupo de juventudes socialistas quiso que cantase La Internacional pero se negó. Su cara quedó tan deformada, el pelo arrancado y una oreja colgando, que su padre no pudo reconocerlo. Fue tiroteado y acuchillado, ya en el suelo moribundo, fue pateado y, la socialista Juanita Rico, se puso encima de su cuerpo, meándolo.

La reacción de los compañeros falangistas, sin consentimiento del jefe, no se hizo esperar. Esa misma noche salieron a buscar a Juanita Rico, asesinándola.

Su entierro se convirtió en una auténtica convocatoria izquierdista exaltada.

Juanita fue la primera víctima mortal del fascismo español (10 de junio 1934). Su acto de mear sobre un moribundo fue tan memorable para los socialistas que, durante la Guerra Civil crearon una compañía con su nombre y se lo pusieron también a un destructor de la marina. El poeta Rafael Alberti, escribió un poema ensalzando su proeza.

Comparen el discurso de José Antonio citado más arriba y el texto que publicó EL SOCIALISTA el día 10 de julio de 1934:

 «Uniformados, alineados en firme formación militar, en alto los puños, impacientes por apretar el fusil (…) Un poso de odio imposible de borrar».

Artículo publicado en la revista Renovación, dirigida por Santiago Carrillo, el 17 de febrero de 1934.

Decálogo del joven socialista

1.º Los jóvenes socialistas deben acostumbrarse a las movilizaciones rápidas, formando militarmente de tres en fondo.

2.º Cada nueve (tres filas de tres) formarán la década, añadiéndole un jefe, que marchará al lado izquierdo.

3.º Hay que saludar con el brazo en alto –vertical– y el puño cerrado, que es un signo de hombría y virilidad.

4.º Es necesario manifestarse en todas partes, aprovechando todos los momentos, no despreciando ninguna ocasión. Manifestarse militarmente, para que todas nuestras actuaciones lleven por delante una atmósfera de miedo o de respeto.

5.º Cada joven socialista, en el momento de la acción, debe considerarse el ombligo del mundo y obrar como si de él y solamente él dependiese la victoria.

6.º Solamente debe ayudar a su compañero cuando éste ya no se baste a ayudarse por sí solo.

7.º Ha de acostumbrarse a pensar que en los momentos revolucionarios la democracia interna en la organización es un estorbo. El jefe superior debe ser ciegamente obedecido, como asimismo el jefe de cada grupo.

8.º La única idea que hoy debe tener grabada el joven socialista en su cerebro en que el Socialismo solamente puede imponerse por la violencia, y que aquel compañero que propugne lo contrario, que tenga todavía sueños democráticos, sea alto, sea bajo, no pasa de ser un traidor, consciente o inconscientemente.

9.º Cada día, un esfuerzo nuevo, en la creencia de que al día siguiente puede sonar la hora de la revolución.

10.º Y sobre todo esto: armarse. Como sea, donde sea y «por los procedimientos que sean». Armarse. Consigna: Ármate tú, y al concluir arma si puedes al vecino, mientras haces todo lo posible por desarmar a un enemigo.

Renovación, 17 de febrero de 1934

El Gobierno de derechas no llevaba ni dos meses gobernando. La Falange acababa de fundarse y carecía de medios económicos y humanos. Pero tenía una cosa que agradaba mucho a los socialistas: era fascista. (Quedaba ridículo ir por la calle declarándose Antifascista si no había fascismo)

Este “decálogo” no tiene justificación alguna en una sociedad democrática, ni mucho menos en el paraíso con el que nos describen la república, puesto que, no existía la violencia fascista contra las Juventudes Socialistas, hasta que el 10 de junio Juanita Rico fue asesinada.

Pero, si lo que pretendían era dar un Golpe de Estado…, entonces, sí se entiende. Incluso se puede entender que la Guerra Civil empezó precisamente en octubre de 1934.

José Enrique Catalá

Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Valencia. Especialista en Hª Medieval. Profesor. Autor del libro: Glosario Universitario.

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