Las políticas buenistas de la izquierda constituyen un crimen contra los españoles
Dos casos que nos ayudarán a entender la tremenda injusticia que se comete contra los españoles, al primar las ayudas a los inmigrantes
Francisco Cuenca tiene 61 años y lleva tres meses viviendo en el cuarto de contadores de un edificio del EVHA, Entidad valenciana de Vivienda y Suelo. Francisco se halla en una situación desesperada,“está enfermo y no puede más”. Por eso ruega que le proporcionen una vivienda social o una ayuda para poder alquilarla: “Si no me ayudan me veré obligado a okupar una casa”, afirma.
Dice que pasa mucho frío, pero hasta ahora todas las administraciones y asistentas sociales han hecho oídos sordos. Si tienes familia que te lo solucionen ellos, suelen responder. Ni siquiera es el caso de Francisco. Sólo se trata de una triste y descarnada muestra más de la discriminación positiva que sufrimos los españoles que pagamos impuestos.
Según los medios de desinformación estamos cubiertos socialmente respecto a todo tipo de embates inesperados de la vida, pero la realidad es que el españolito de a pie se encuentra solo ante la adversidad y el peligro: primero están los refugiados; un verdadero ejército incontrolable en edad militar y todos interconectados con móviles de última generación. Hoy contrastaremos dos ejemplos que nos helarán la sangre.
Tenemos un ejército descontrolado de inmigrantes dispuesto a “pagarnos las pensiones”, como ellos dicen. Parece ser que la realidad es bien distinta. No solo no pagan pensiones sino que consumen los pocos medios sociales de los que disponemos, después de soportar también económicamente las diecisiete autonomías con diecisiete gobiernos redundantes. Imposible mantener tanto dislate: de ahí la importancia de VOX que pone los puntos sobre las íes en esta delicada cuestión. O racionalizamos la distribución de nuestros recursos o nos hundimos.
Para muestra un botón: hace podo retiraron la ayuda a Ahmed Bouguerba, un detenido con una personalidad altamente violenta, ya que llegó a amenazar con un arma blanca a agentes de la autoridad que realizaban labores propias de su cargo, gritando: «voy a matar policías». En otra ocasión agredió a una pareja de policías, hecho por el que fue detenido por atentado contra la autoridad. Pero las ayudas continuaron. Ahmed recibía nada menos que 625 euros de RGI, una prestación económica mensual para atender las necesidades básicas de las personas y familias que no disponen de recursos suficientes, más otros 250 euros complementarios para el alquiler de una vivienda.
Recibía ayudas económicas mientras obtenía recursos de un negocio propio encubierto de venta por Internet. Su afición favorita era promover acciones destinadas a favorecer e impulsar la actividad del Daesh, entre ellas, divulgar y extender la doctrina fundamentalista sunita, realizar labores de captación directa y remota, favorecer el regreso de terroristas a Europa o colaborar con otros yihadistas que aún permanecen en Siria.
Ahmed Bouguerba recibía en total 875 euros por aportar nada más que destrucción. Francisco Cuenca tan solo recibía 380 euros de una pensión de invalidez.
No nosotros, sino las políticas buenistas políticamente correctas de las izquierdas se están equivocando muy mucho y hay que poner coto a tanto dislate. Las leyes y baremos que se aplican deben cambiar. La mentalidad de las asistentas sociales y ayudas deben cambiar. Esperemos que no olvidemos esto en las próximas votaciones: nos jugamos nuestra propia supervivencia. La izquierda no puede continuar con sus políticas destinadas a nuestra destrucción.