Las consecuencias del 14 de abril de 1931, el primer golpe de estado socialista
Si el resultado de unas elecciones democráticas es totalmente alterado, es absurdo hablar de legitimidad democrática. Si toman el poder los que han perdido las elecciones, debemos de hablar de Golpe de Estado.
El 14 de abril de 1931 ganaron las elecciones democráticas los partidos de derechas y los monárquicos (es tan cierto que no se atreven ni a discutirlo los historiadores marxistas), pero no se cumplió la voluntad del pueblo, sino la voluntad de la violencia potencial, la terrible violencia amenazadora.
El rey Alfonso salió de España, aconsejado por los políticos de derechas, para evitar una “Guerra Civil”, y estos toleraron el Golpe de Estado por la misma razón.
Lamentablemente, la guerra fue inevitable. ¿Por qué? Véanlo ustedes mismos en este artículo publicado por Santiago Carrillo Solares que fue nombrado en 1933 director de la publicación Renovación, órgano de la Federación de Juventudes Socialistas de España. En la edición del 17 de febrero de 1934.
«Decálogo del joven socialista:
- Los jóvenes socialistas deben acostumbrarse a las movilizaciones rápidas, formando militarmente de tres en fondo.
- Cada nueve (tres filas de tres) formarán la década, añadiéndole un jefe, que marchará al lado izquierdo.
- Hay que saludar con el brazo en alto -vertical– y el puño cerrado, que es un signo de hombría y virilidad.
- Es necesario manifestarse en todas partes, aprovechando todos los momentos, no despreciando ninguna ocasión. Manifestarse militarmente para que todas nuestras actuaciones lleven por delante una atmósfera de miedo o de respeto.
- Cada joven socialista, en el momento de la acción, debe considerarse el ombligo del mundo y obrar como si de él y solamente él depende la victoria.
- Solamente debe ayudar a su compañero cuando éste ya no se baste a ayudarse por sí solo.
- Ha de acostumbrarse a pensar que en los momentos revolucionarios la democracia interna en la organización en un estorbo. El jefe superior debe ser ciegamente obedecido, como asimismo el jefe de cada grupo.
- La única idea que hoy debe tener grabada el joven socialista en su cerebro es que el socialismo sólo puede imponerse por la violencia, y que aquel compañero que propugne lo contrario, que tenga todavía sueños democráticos, sea alto, sea bajo, no pasa de ser un traidor, consciente o inconscientemente.
- Cada día, un esfuerzo nuevo, en la creencia de que al día siguiente puede sonar la hora de la revolución.
- Y sobre todo esto: armarse. Como sea, donde sea y «por los procedimientos que sean». Armarse. Consigna: Ármate tú, al concluir, arma si puedes al vecino, mientras haces todo lo posible por desarmar a un enemigo.»
Es evidente e indiscutible que ya en febrero de 1934, tras haber sido derrotados democráticamente en las urnas en noviembre de 1933, estaban preparando el Segundo Golpe de Estado, esta vez mucho más violento que el primero, de octubre de 1934, llamado por historiadores adoctrinados: “Revolución”, con el fin de darle un tono “romántico” o, incluso, “bucólico”.
El primer Golpe de Estado Socialista no llegó a ser muy violento porque los políticos de derechas se achantaron, pero el segundo Golpe de Estado Socialista buscó la total violencia desde su inicio. Estuvieron preparando a la gente militarmente, como vemos en el Decálogo, y comprando fusiles, munición y bombas que transportaron a Asturias en “El Turquesa”. Así y todo, mientras desembarcaban las armas, los pilló una pareja de la Guardia Civil (hay que ser tontos). De nada sirvieron los esfuerzos dialécticos del socialista Indalecio Prieto para convencerles de que hiciesen la vista gorda. Cosa que, naturalmente, no hicieron. Eran Guardias Civiles. Y esos, son Gente de Honor.