La veteranía es un grado
Trump, empresario, 74 años de edad. Biden, abogado, 78 años de edad. Bush trabajó en empresas petroleras. En el IBEX el 66% de las empresas están dirigidas por personas de más de 60 años.
En España, en política, estamos dirigidos por 5 chavalotes que han realizado sus estudios pero no han ejercido sus profesiones o lo han hecho de forma muy limitada.
Sin querer entrar en cómo adquieren sus formaciones, qué valor tienen las mismas o de quién se han valido para alcanzarlas, lo cierto es que:
El Sr. Sánchez hizo económicas y, desde antes de finalizar su formación, ya estaba en la estructura política sin realizar un trabajo efectivo fuera de ellas.
El Sr. Casado hizo derecho y, nada más terminar, entró a trabajar en el partido.
El Sr. Abascal hizo sociología, pero desde antes de hacerla ya estaba en la formación política y trabajando en ese campo.
El Sr. Iglesias nunca alcanzó la categoría de profesor, quedando en ayudante que jamás ha desarrollado una actividad lucrativa no anexa a la política.
La señora Arrimadas hizo derecho y no llegó a los 2 años en un departamento de calidad de una empresa.
Con esos currículos, si consiguen entrar a trabajar en una empresa privada, quedarán en los escalafones más bajos y, en ningún caso, podrían o serían evaluados para dirigir una empresa de tipo medio, pues es más que evidente que su vida se forja y/o desarrolla en torno a la política, sin posibilidad de formación, experiencia y extensión profesional que pudiera ser evaluada en un ámbito empresarial. Dicho en dos palabras, son personajes que “no aportan nada a la sociedad, pero sí se aportan a sí mismos un modo de vida”.
Queremos jóvenes, guapos, tontos, que cuando llega una crisis como la actual se engolan, se engríen, pero no han sido capaces de adoptar medidas efectivas, serias y solventes que permitiesen una salida más fuertes de la misma, limitándose al sometimiento de los ciudadanos, aplicación de restricciones y sin hacer test o aplicar medidas sanitarias que supongan un incremento de los servicios sanitarios, un incremento de modelos de control sanitario y mayor libertad a los ciudadanos, ni han sido capaces de generar proyectos de desescalada, de economía y se limitan a decir “de esta crisis saldremos sin dejar a nadie atrás”. Claro, nos van a meter a todos por el sumidero, ¡así cualquiera! Los otros, en lugar de aportar modelos de actuación, apoyar a los que los desarrollan o manifestar una alternativa, se dedican a absurdas mociones de censura, criticarse entre sí, rogar la mirada del presidente y ocultar que ninguno de ellos ha aplicado medidas personales de austeridad y apoyo al ciudadano.
La lógica te dice que una persona de cierta edad ya ha desarrollado su proyecto vital, ya no precisa la política para comer, ya ha padecido las embestidas de la vida y las crisis del vivir desarrollando modelos de acción que les han permitido salir adelante, sobrevivir. Esa misma lógica, nos deja ver que el jovenzuelo tiene necesidad de hacerse un camino, le falta cumplir su proyecto vital, muchas veces incluso sin definir, precisan comer de la política; pero, además, su falta de experiencia les lleva a no saber qué hacer ante situaciones críticas.
El médico de cierta edad casi sin realizar una exploración, observando los síntomas, emite un diagnóstico; el residente, por muy brillante que sea, carece de esa experiencia y precisa más tiempo para alcanzar el resultado.
Si queremos políticos serios, solventes, preparados y, sobre todo y fundamentalmente, que deseen servir y que no precisen servirse, a lo mejor deben de ser menos guapos, menos jóvenes, más solventes, más preparados, más vividos, con una mochila de experiencia, conocimiento y vida que les permita aportar todo ello a favor de los ciudadanos. Si las grandes corporaciones optan por gente con experiencia, las grandes potencias por presidentes de unos añitos y sobre todo con una vida propia, ¿no será porque es mejor?
Ya está bien de que destripaterrones, listillos, se forren a costa de los ciudadanos y nos dejen morir o nos hundan en la miseria económica por su falta de espíritu, de conciencia, de dignidad y de preparación.