La población india no calla: Desmontando el Covid «oficialista»
Uno de los últimos sucesos que marcó ciertas regiones de la India, fue la conocida masacre de 2020 que tenía como objetivo iniciar una ‘limpieza étnica’, atacando a cristianos y musulmanes sin excepción y a todo ciudadano no autóctono fuera del sistema estipulado. Mientras en España los medios de comunicación destinaban toda su atención al COVID19, en Nueva Delhi parecía cocerse un nuevo pogromo, contando con la complicidad de medios alternativos que habrían dicho justamente lo contrario a lo que estaba sucediendo: conforme en las redes sociales se insistía en que los musulmanes eran quienes atacaban a los hindúes, el Primer Ministro indio habría permitido lo contrario: “En las redes sociales están muy presentes contaminando la información, con hashtags como salvad a los hindúes de Delhi (#SaveHindu), diciendo que los musulmanes los están matando” testificó un hombre de mediana edad que fue entrevistado entonces por la periodista Alba Lobera. “Los musulmanes en India no llegan a un 15%. Imagina el descaro con que mienten. Quince por ciento no pueden matar, en muchas aéreas el por ciento es de cien a uno. En mi calle los únicos musulmanes somos nosotros, hay dos o tres casas cristianas y punto (…) Lo que no saben es que también van a por los cristianos”.
Esas revueltas internas no se habrían aplacado rápidamente: “Este país es muy complejo. Coexisten tantas razas, religiones, castas, ideologías políticas. Si se observa el país desde el momento de la independencia, no ha habido ningún período sin tensiones de todo tipo. La misma Independencia fue un parto de muerte donde se estima que murieron un millón de indios. Los británicos dejaron un país dividido en dos estados, India y Pakistán, y de este último se desgajaría el estado de Bangladés después de una sangrienta guerra civil” explica Balil, un residente jubilado en la zona de Nueva Delhi. Con esta pequeña introducción en la que aporta su opinión sobre la política del territorio, continúa exponiendo su perspectiva ante la ingeniería social que habría gobernado lustros atrás: “Fue una locura en la que los británicos fueron claramente los culpables y en el cual territorios que había tenido una unidad política y comercial cultural fueron divididos, y poblaciones enteras se tuvieron que desplazar entre una orgía de violencia y muerte. Un británico fue el encargado de dividir India, Sir Cyril Radcliffe, que debió de sentirse tan avergonzado y con tal remordimiento de conciencia que no quiso cobrar el dinero que se le había asignado por despedazar el país. Nehru y Jinna, los padres de India y Pakistán, sólo eran marionetas en las manos de los británicos que no iban a permitir dejar detrás un país que hubiera consistido en India, Pakistán y Bangladés. Los británicos, a través de sus fieles y domesticados Nerhu y Jinna plantaron el embrión para un conflicto inacabable que no permitiría que la India se desarrollara en paz y llegara a ser una súper potencia. Reino Unido saqueó el país y dejó detrás ruinas. Algo muy británico. Los británicos llegaron a un país en el que había un poder mongol musulmán ya en declive y unos estados y poderes establecidos, y lo trastocaron todo en su propio beneficio. Permitieron a algunos de los entes políticos ya existentes una cierta autonomía basándose en si se habían mostrado fieles a la Compañía de las Indias orientales durante el levantamiento anticolonial de 1857, un acto de heroísmo en el que se vieron representadas todas las creencias de Indostán. Y al retirarse, dejaron que esos estados que habían sido fieles a La Gran Bretaña, como Hyderabad, fueran ocupados por la Nueva India de Nehru y masacrada la población que se resistió… Reino Unido no paga traidores. La situación actual es exactamente lo que los británicos pretendían: división religiosa, étnica etc.” Tras una pausa, añade: “Todo va de acuerdo a como los británicos los diseñaron. Saquearon el país y lo dejaron dividido por el odio”.
GOBERNANTES POCO ATERRORIZADOS Y MEDIDAS EXTREMAS: “ESTÁN JUGANDO A LA POLÍTICA”
Los últimos titulares han definido a la India como un esquema de regiones culpables de nuevas cepas agresivas del coronavirus. Su variante original habría llegado ya a 19 países como mínimo, y la gravedad del asunto sería tan colosal que la propia OMS advirtió que esta nueva variante “podría ser más contagiosa y escapar en parte a las vacunas” aunque “por el momento se considera ‘variante de interés’ y no ‘variante preocupante’, una lista que incluye a las versiones del Reino Unido, Brasil, Sudáfrica y California” según se recoge en prensa, bajo la afirmación de que “hay pruebas de que son más transmisibles o virulentas y pueden reducir sensiblemente la efectividad de algunas vacunas”.
La ayuda internacional no se ha hecho de rogar. Más de 28 toneladas de equipos y suministros médicos ya están en el país asiático, mientras se espera que llegue más ayuda. Como mínimo han sido 40 los países comprometidos con la India, y hasta ahora se han recibido las remesas provenientes de Alemania, Uzbekistán, Estados Unidos, Bélgica y Francia. Mientras se insiste en que ha superado por primera vez los 400 mil nuevos contagios por coronavirus, la única solución que vislumbran los gobiernos para frenar el descontrol persistente es la de acelerar el proceso de vacunación. Algo que comparte con la mayoría de la población española: el anhelo por todas las dosis vigentes. Paralelo al movimiento de ridiculización hacia los considerados ‘respiracionistas’ y achacado a “la ultraderecha”, esta capital asiática continúa dubitativa, pero con el pasado presente en sus ideas: “Hablar de los ciudadanos indios es como decir que existe un pueblo homogéneo. Todavía hay quien recuerda la carnicería que hizo Bill Gates vacunando sin informar y con la colaboración de las autoridades a jóvenes tribales y de castas inferiores con la vacuna del papiloma. Que dejó un reguero de muertes y de muchachas con efectos secundarios como parálisis y otras dolencias. Todo dependerá de la audacia de las compañías farmacéuticas y sus mercenarios del estado indio” contesta Balil. “Hay de todo, aunque con la campaña de terror en los ‘Mass Media’ un alto porcentaje caerá en el pánico. Actualmente hay colas, esperando para ser vacunados. Aunque nunca se puede saber de entre tantos grupos étnicos y religiosos cual será la reacción. Pero de momento la campaña de miedo va dando sus frutos. Los gobernantes no parecen estar muy aterrorizados” recalca el entrevistado “aunque eso depende de lo buenos actores que sean. Ya hay un ministro contagiado al igual que el PM británico se contagió, y tal, ya sabes… Parece ser el mismo patrón, ¿no? De momento los políticos estarán calculando los beneficios que van a engrosar sus cuentas en paraísos fiscales. Yo es que ni me enteré de que estaban vacunando. Sólo sabía que estaban desarrollando una vacuna nacional. Pero no me extrañaría después de lo que hizo el asesino de Bill Gates con las chavalitas esas, no me extrañaría que estén experimentando aquí. Nada raro”.
Balil no es el único que pone en entredicho las supuestas buenas intenciones de los gobernantes y promotores de soluciones mundiales. También hay clips de vídeo en los que se recogerían quejas de la ciudadanía hindú, insistiendo -con agresividad- en la falta de información sobre aspectos clave de la pandemia: “¿Son los habitantes de la India conejillos de indias?” grita un adulto de mediana edad en medio de una multitud, rodeado de micrófonos “¿O somos perros rabiosos? ¿Van a inyectar eso a la gente? ¿Cuál es el contenido de esas vacunas? Para la inmunidad confío en la Ayurveda. Tengo suficiente inmunidad. ¿Cuál es el contenido de las vacunas y por qué es obligatoria? ¿Por qué? ¿No hay nadie para hacer esta pregunta? He estado diciendo durante un año que debían de detener esta prueba del coronavirus [PCR y otros test]. ¡Detengan las pruebas del coronavirus en toda la India, y un minuto después, ‘el corona’ desaparecerá! No publiquen nada en los medios, ¡NADA! ¿Por qué están matando a la gente? ¿A cuántas personas van a matar?” Tras dedicar un breve instante a coger aire, el entrevistado hindú continúa con sus comentarios, esta vez refiriéndose a un conocido suyo, Vivek: “Él estaba bien ayer, ¿por qué le hicisteis vacunarse? ¿Cuál es el contenido de las vacunas? Tenemos cromosomas, ADN, ARN en nuestro cuerpo. Este punto del coronavirus es un resfriado común que ha estado [en el mundo] durante muchos años. Ya sean dos o diez años atrás, ¡estaba! Ahora (…) están jugando a la política…”.
En 2020 fueron varios los expertos que alzaron la voz para recalcar las consecuencias de las medidas de prevención anticovid en España, sembrando la reflexión de si ‘está siendo peor el remedio que la enfermedad’. Sin ninguna intención de hacer de menos a la profesión médica ni de poner en duda los estragos de la salud ajena, en el libro Pandemia contra España se visibilizó la otra cara de los ámbitos ignorados durante la desgracia COVID19. El aspecto jurídico, económico, las medidas políticas y el mal uso del lenguaje comunicativo -como primer vistazo- habrían funcionado como puntos clave para fomentar la sumisión ajena y perpetuar un entorno de miedo y presión. Con la India podría estar sucediendo algo similar: el cóctel informativo se habría fusionado con el áspero apetito de vacunación que, recordemos, se ha convertido en motivo de ostentación incluso desde el propio telediario, pues cuando se trata de dar ejemplo nada más indicado que hacer acopio de figuras de poderosa reputación. Algo parecido tuvo lugar en el show de Ed Sullivan con Elvis Presley y la polio: para fomentar la confianza en el Gobierno, el cantante aceptó la petición de vacunarse en directo y frente a todos los espectadores. ‘Contra el COVID necesitaremos varios Elvis’, se lee en otros medios. Lo que se ignoraría, basándonos en este artículo científico contra la industria farmacéutica, son los resultados fallidos que habrían desembocado en la población desde algunas campañas de vacunación, como la vacuna de la poliomielitis, que ocasionó cientos de miles de muertes por cáncer al estar contaminadas con células cancerosas de simio.
Sin embargo, y continuando con esta pandemia declarada en 2020, el choque del excesivo consumo de documentación y el cúmulo de noticias estarían dibujando un panorama desolador. En principio, el desconocimiento de la cultura hindú habría exacerbado las repercusiones de los contagios: “Hola, quisiera compartir algo sobre las noticias que han estado ustedes escuchando sobre la India” dice el testimonio de otra joven, grabándose desde su coche. “Sé que la gente dice que aquí las personas mueren en las calles. Eso es mierda, ¿vale? Porque yo vivo aquí, y he estado aquí desde enero, mi esposo es hindú. Y como pueden ver afuera, todo el mundo está muy bien” sentencia, dirigiendo la cámara de su teléfono a las ventanas del vehículo y mostrando unas calles despejadas. “Así que, no hay gente. Nadie está muriendo en la calle. También me gustaría decir que todos esos vídeos que han visto sobre Delhi de gente falleciendo en las aceras, no son verdad. Porque los hindúes suelen dormir en la calle, ¿lo sabían? En algunas partes de la India, mayormente en las ciudades grandes, hay personas que sestean y duermen en la calle, particularmente quienes no tienen demasiados recursos. ¡Y eso es algo absolutamente normal, no significa que estén muriendo! Simplemente que su cultura es así. De modo que, cualquier cosa que les enseñen a ustedes sobre este país, es mierda. No es verdad. ¡Para nada! Lo único que tenemos aquí son restricciones. Básicamente estamos bajo un fuerte bloqueo en el que a las tiendas sólo se les permite abrir de 7 AM a 11 AM. ¡Miren a esos tipos!” continúa la joven, volviendo a mover la cámara de su dispositivo. “¿Ustedes ven a alguien muriendo?” cuestiona, enfocando a ciudadanos que caminan con decisión de un lado a otro, y conduciendo motos y otros automóviles. “¿Se muere alguien ahí fuera? Estamos aquí esperando comida para llevar. Porque la mayoría de los sitios están cerrados. Hoy tengo que comprar cremas porque quiero volver a Reino Unido. Y pensé ‘espera, déjame coger un par de cosas que me encantan’. Y lo que hicimos fue llamar [por teléfono] al tipo de la tienda, porque no se le permite abrir su negocio, lo hizo para mí en el Mercado Negro ¡literalmente! De modo que yo entro en la tienda y compro las cosas. Así es como sobreviven los hindúes. ¿Quién trabaja en estas restricciones? Lo que tenemos es eso, ¡restricciones! ¡Y no gente muriendo! ¡Y no personas que ‘no se cuidan’! [Lo de los medios de comunicación] es una manipulación. ¡Entiéndanlo! ¡Los están manipulando! ¡Entiéndanlo!” reclama, mirando fijamente a cámara. “Así que hasta que no vean nada con sus propios ojos, no confíen en lo que los putos medios les dicen” finaliza, cortando la grabación.
Balil también se ha prestado a apuntillar más aún el testimonio de la muchacha británica, recordándonos con sus palabras que no estaría demostrado que los fallecimientos registrados en la India sean necesariamente de coronavirus: “En India hay mucha gente que duerme en las calles y también se mueren en las calles, eso no es nada del otro mundo. Que el sistema médico aquí es subdesarrollado, tampoco es nada nuevo. Aquí mueren de tuberculosis, SIDA, malnutrición, cáncer, cientos de enfermedades, y el que es pobre pues muere en la calle, porque el sistema sanitario no es precisamente el de Alemania. Y los hindúes se incineran así, dependiendo del dinero que tenga la familia para comprar madera y quemarlo correctamente. No sé Alba, yo no veo dónde está la novedad. Lo de siempre. Además, si no les hacen autopsias, ¿cómo saben de qué han muerto? Yo es que hace siglos que no veo la televisión. Pero por lo que comentan en Internet, funciona como la Corte de los Milagros. Vamos que es una bazofia total. El reflejo de la sociedad”.
Las Redes Sociales no sólo operan como un coladero de información alternativa, sino que hay usuarios que denuncian que desde plataformas digitales están reciclando imágenes de sucesos antiguos para atribuirlos a lo que sería propio de otra ola de coronavirus. “Woah” puede leerse en un tuit, con fotos adjuntas. “El ‘New York Post’ está usando imágenes de un incidente en la India de hace 11 meses y hoy afirma que eso es de ahora y está relacionado con el COVID. ¡No se debe confiar en los medios! La mujer del vestido morado es muy popular estos días. ¡Despierta!”.
Las predicciones mediáticas tampoco son excepcionales. Sin ir más lejos, Radio Televisión Española ofrecía unas cifras desorbitantes hace poco “según RTVE, en un mes, la India quedará despoblada” comentaba otro internauta.
PROMOCIONANDO VACUNAS DE ESCASA EFICACIA: REGISTRO DE CASOS DE CORONAVIRUS TRAS DOSIS DE ASTRAZENECA
Pese a la dictadura de una única versión que hace eco en numerosas emisoras (amén de la actitud ‘negacionista’ ante la campaña de vacunación, propiciada en espacios profesionales como la ocurrida en el Colegio de Biólogos con Jon Ander Etxebarria al frente), el motivo de los fallecimientos indios podría estar provocado por la propia vacuna, esa que otros insisten en remarcar que es absolutamente segura. Mientras presentadores de televisión y otros comunicadores alegan no padecer siquiera ‘ni fiebre ni dolor de cabeza’ como efectos secundarios, la doctora Amaia Foces -desde el país asiático- compartió para el plató de Ana Rosa Quintana una declaración que dejó boquiabiertos a todos los espectadores y que sólo puede encontrarse por el momento en canales optativos de difusión: “Esto no es de ahora. Desde marzo, yo el 14 [de ese mismo mes] comencé a ver una tendencia a subir los casos. De haber tenido 0 casos a tener 6 en una misma semana. Y empezar a preguntar y ver que es gente que está vacunada. Esa es mi preocupación. Es gente que está vacunada. Aquí tenemos la AstraZeneca y otra que se llama Covaxin, hecha en India”.
Acorde a lo que se cuenta en diversos periódicos digitales, la cepa india es “el resultado de dos mutaciones que aparecen ‘por separado y no juntas’ en otras variantes” y “puede llegar a España”, algo desolador ya que parece que las vacunas no estarían lo suficientemente capacitadas para hacerles frente, ni siquiera las distribuidas en España. Por su parte, la población india no parece tener predisposición hacia una marca u otra: “Eso dependerá de quién ofrezca más ventajas y más ganancias para los políticos del partido en el poder” detalla Balil. “Además se ha desarrollado una ‘vacuna’ india. En esta locura los científicos indios no iban a ser menos” agrega, desconfiando de las vacunas en general. Más adelante, y refiriéndose a la teoría de que hay ‘actores de crisis’ en las regiones asiáticas, opina: “Algún rumor circula por ahí de gente a la que pagan por ocupar las camas. Ya el resto va sólo con asustar a la gente por los ‘Mass Media’, con eso es suficiente. Este país ha superado ya a China en población”.
Se dejaría entrever que la falta de organización ante las medidas de restricción indias habrían sido las principales culpables de miles de muertes que, supuestamente, serían atribuibles sólo al coronavirus. Ocurrió con España algo similar, cuando Pedro Sánchez dejó a las CCAA decidir qué protocolo de seguridad sería mejor para el territorio. “Aquí el vulgo” comienza Balil “usa el término inglés ‘curfew’. Los confinamientos y toques de queda dependen de cada estado. Así que de acuerdo a qué partido gobierna en qué estado, pues varía. Pero sí, los aeropuertos están cerrados al menos aquí y hay toque de queda parcial y los fines de semana total. Aunque repito que eso depende de lo implicado que esté el partido que gobierna en cada estado en destruir la estructura económica y devastar el estado. Hay estados que se ponen de perfil y relajan los ‘curfews’, otros aprietan. Ya se verá como acaba todo. Las medidas se cumplen hasta cierto punto, en el momento que el pueblo no tenga medios de llevar comida a sus hogares ya se verá si están dispuestos a morirse de hambre en sus casas. Existe racionamiento y se da comida esencial a determinados grupos sociales más desfavorecidos. Pero esto también tiene un límite. Aquí no existe clase media. La mayoría son pobres, y una minoría son élites bastante pudientes”.
La actividad india se paralizó en parte, a diferencia de España, que fue mucho más estricta y protagonizó un movimiento de protesta en sectores como la hostelería: “Si se paralizó” corrobora Balil refiriéndose a la India “aunque algunos estados han seguido manteniendo una actividad aceptable. Todo depende de que el PM del estado esté empeñado o no en matar de hambre a su pueblo. Curioso es que la moneda bangladesí, el taka, está más alta que la rupia. En general se va a sufrir mucho por este paro, mucho, muchísimo”. Continuando con la conversación y sin salir del testimonio del entrevistado, sería poco acertado afirmar que en dicho territorio habrían surgido revueltas populares a gran escala: “Hay algunos incidentes, pero nada generalizado, aunque si siguen con esto acabará habiendo problemas serios. Además, aquí guardar medidas como la distancia es una utopía. Guardar cola ya es algo que raya el milagro. Necesitarán mucho policía pegando con ‘lathis’ para que se mantenga una cola o la distancia de seguridad. Respecto a Cataluña [que quiere aprobar un decreto para continuar con toques de queda y confinamientos sin estado de alarma, medida en el punto de mira para los debates calientes en prensa], la pela es la pela y sólo son 7 millones de catalanes. Hay estados en India con 200 millones de habitantes. Las autoridades pueden intentarlo, que lo logren ya será otra cosa. El espíritu de sacrifico del pueblo indio ya se demostró frente a los británicos con actos de heroísmo y de entrega de sus propias vidas, y de regar con su sangre el camino a la independencia”. Balil, prosigue con seriedad: “De momento, Cataluña debe demostrar que está dispuesta a dar algo más que patéticos espectáculos de ‘hooligans’ pagados por ‘quién-sabe’ contra una policía que lo máximo que sabe hacer es matar a un adolescente marroquí llevados del pánico de que portara explosivos, y apalizar a señoritas por no llevar mascarilla. Policía política mal entrenada y carente de valor y que se lleva la medalla de oro de personas fallecidas bajo su custodia. Y que además dan un espectáculo patético dejándose quemar en sus propios vehículos por unos adolescentes. No se ve mucho espíritu de sacrificio en esas tierras. Lo que Dios no da, Salamanca no lo presta.”.
LA MEDICINA ALTERNATIVA, TAN SOLICITADA COMO PERSEGUIDA
Cuando el coronavirus invadió la primera plana de los medios de comunicación, numerosos activistas y profesionales de diversidad de ámbitos instaron a la ciudadanía a consumir MMS. Tras la contraposición del lado oficialista asegurando que es peligroso ingerirlo, dio la casualidad de que en España se incendió entonces la única fábrica que facilitaba esa sustancia, acorde a medios alternativos.
Hispanoamérica ha tomado otra actitud -a favor de su consumo y de la denuncia de falsos positivos que estarían financiados por Colombia y EEUU-. En el caso de Bolivia se prohibió el MMS o ‘lejía gourmet’ en junio de 2020, pero apenas un mes después “dio luz verde a la solución de clorito de sodio que se transforma en el dióxido de cloro”. El canal de difusión de Josep Pàmies, principal imagen en España del MMS/CDS, redactó un comentario antes de presentar otra publicación de prensa: “Finlandia hace 9 meses que tiene una vacuna de patente libre desarrollada por la Universidad de Helsinki, y su gobierno indecente ha preferido hipotecar su país con créditos de 18 mil millones de euros y comprar vacunas a la mafia farmacéutica. La Universidad sólo pedía 50 millones de euros para hacer las pruebas de Fase III que se requerían para validarla oficialmente. La misma indecencia gubernamental que aquí en España, que ha rechazado investigar la solución eficaz y de coste irrisorio a la ‘plandemia’ con el MMS, Dióxido de Cloro, tal como sí ha hecho Bolivia de forma ejemplar”.
En Nueva Delhi y alrededores, los remedios alternativos son otros: “Aquí lo único popular es el biryani con pollo” espeta Balil. “Entre algunos de los ‘high class’, puede [que se use el MMS]. Pero el pueblo, de eso, de momento no habla. Aunque imagino que acabará extendiéndose y me temo que habrá quien venda lejía” se sincera, intuyendo una alteración de la solución. “Aquí hay mucha imaginación. Imagino que acabará por popularizarse también [el MMS]. Estamos en la aldea global. Yo estoy pendiente para hacerme con el producto”. Sin embargo, el país asiático tiene sus propios recursos, algunos más llamativos que otros: “Aquí hay quien bebe orina de vaca. Sí, la gente recurre a la medicina Ayurveda que está legalizada por el Estado, y también la medicina Yunani. ‘Yunani’ significa ‘griego’ en árabe. La verdad es que no sé por qué la llaman así. Pero aquí es legal. Que estas corrientes médicas ofrezcan cura para el COVID, no me extrañaría. Aunque ahora que recuerdo hubo algún conflicto con esto. Porque por supuesto, la ‘FarMafia’ mueve mucho dinero y no dejará que otras medicinas le hagan la cama. Es muy alta la popularidad del uso de remedios naturales o alternativos para la curación de enfermedades, al margen del coronavirus. Desde kaudan (excremento de vaca), orina de vaca, ayurvédica, yunani, remedios tradicionales de las aldeas… Aquí están abiertos a todo eso”.
Pese a la delicadeza que exigen las cuestiones relacionadas con la salud, el odio entre las diferentes culturas, clases sociales y creencias religiosas reinaría en cada rincón de la India: “Los musulmanes indios tiene la particularidad de ser los únicos musulmanes que han asimilado un sistema de castas que es contrario a la doctrina islámica” explica Balil. “Las dos legislaturas del partido extremista hindú BJP ha dejado el país en un estado de crispación total. Ha exacerbado un nacionalismo extremista hindú que es ajeno a la esencia de India. Matanzas de musulmanes, acoso a los cristianos. Linchamiento de individuos de castas más bajas. Una especie de KuKluxKlan a lo indio. Yo no soy Rambo, pero yo estoy aquí hablándote, fumándome un cigarrito, bebiéndome un café y no sé qué es lo que está pasando tan grave. No sé, quizás cuando acabe esto me ataca un virus covidiano y me coge por el cuello y muero entre espasmos, echando espumarajos por la boca. Alba, lo único oculto aquí es el lavado de cerebros que sufre la humanidad. Que no se preocupen, que queda India para rato, aquí son duros de pelar”.
El entrevistado finaliza con una frase que apunta a intenciones elitistas: “Nadie quiere una India fuerte, una potencia regional. Ni China, ni Occidente”.
Sólo el tiempo nos dirá cómo transcurre la evolución de la proclamada pandemia, así como la reacción social ante las medidas de sus gobernantes.
[RECOMENDADO] “India para los hindúes” musulmán amenazado por la ‘limpieza étnica’: “También van a por los cristianos”.