Sobre la Ley de la (des)Memoria Histórica

Cuando la izquierda nos precipitó a Leteo

Con este título, el artículo promete ser pesado y rocambolesco. Pero da igual. Si no somos capaces de soportar un escrito breve que nos invita a reflexionar, es que la España está perdida. Nos debemos remontar a la mitología griega para entender lo que pretende Pedro Sánchez y los que le manejan, como a uno de esos muñecos de José Luis Moreno.

La mitología griega, que siempre juega con nuestras debilidades sublimándolas o ridiculizándolas, nos habla de un río llamado Lete o Leteo. Era un regato doblemente terrorífico. Por un lado, atravesaba el Hades o inframundo habitado por los muertos. Por otro, había que beber su agua para cruzar de la vida a la muerte, pues provocaba la pérdida de memoria. Perder los recuerdos de lo vivido era la condición para poder sobrevivir en el infierno de los muertos. Pues ¿cómo podríamos soportar un inframundo si tuviéramos recuerdos añorantes de una mejor vida ya pasada?

Aunque no se lo crean, esto tiene mucho que ver con personajillos como Zapatero o Pedro Sánchez y su obstinación por el adoctrinamiento en la Ley de Memoria histórica. Ésta consiste esencialmente en que nuestra generación olvide el pasado y la siguiente simplemente lo desconozca.

No en vano, la pedagogía moderna se jacta de haber conseguido sustituir las técnicas de memorización por la creatividad. Por cierto, es una creatividad que no se sujeta a ningún canon y por tanto simplemente es caos sin finalidad, o sea, muerte. No es ajeno que Leteo signifique “olvido”. Y será o no casualidad, Leteo era una divinidad nacida de Éride o también conocida como la Discordia y hermana de Hipno (Sueño) y Thanatos (Muerte), tres atributos que parecen definir perfectamente nuestra sociedad.

La transición española, tras el golpe de Estado del 23-F, se convirtió en una realidad política dominada por una hegemonía cultural y ontológica de la izquierda. Ésta campó a sus anchas ante una más que acomplejada derecha (no dejaremos de repetir que la derecha es la hermana tonta y anonadada de la izquierda, pero hermanas al fin).

La primera fijación de la izquierda fue convencernos de que habían ganado la Guerra Civil en 1939, o al menos, la acabarían ganando tarde o temprano en el imaginario colectivo. Y en eso estamos. Esto sólo ha sido posible bautizándonos en las aguas de Leteo. De ahí que a la orgía contracultural se hayan sumado las hermanas Discordia, Somnolencia y Muerte. Y esto define perfectamente el proyecto de esta izquierda revolucionaria: una sociedad enfrentada encarnizadamente, desmemorizada y agonizante.

Pero no podemos caer en la desesperanza. La mitología griega nos muestra otro cauce de aguas milagrosas: el río Mnemósine, también en el Hades, cuyas aguas permitían recordar todo lo que el Leteo había borrado de la memoria.

Según el mismo relato mitológico, Mnemósine se remansó transformándose en Mnemosina, la madre de las musas que personifica la memoria. Y ella nos devuelve a la vida arrebatada por el olvido de Leteo. No sé si estas descripciones ayudan al lector a entender la metáfora, pero hay que convencerse que, sin verdadera memoria de nuestro pasado, perdemos parte de la vida que nos transmite.

“Configurar una pérfida Ley de memoria histórica, consistente en eliminar todo lo que nos evoque el pasado, es una perversión contra la vida de un pueblo y la subsistencia de su psiqué colectiva”

Cuenta Hesíodo, en su Teogonía, que los hombres pueden formular palabras de verdadera autoridad y verdad sobre otros hombres, en la medida que ese don lo han recibido de Mnemósine. O, en Román paladino, el asentarse en al pasado y el recuerdo de lo que hicieron nuestros mayores, nos otorga la autoridad para orientar a las futuras generaciones; al igual que el padre conserva la memoria del linaje familiar. Y la izquierda quiere una sociedad en la que nadie tenga autoridad: ni el padre sobre el hijo, ni el maestro sobre el discípulo, ni el anciano sobre el joven. Sólo acepta la ejecución del autoritarismo del Estado sobre el despreciado individuo.

Todo su discurso no es más que un falso relato que regala el oído de los muertos-vivientes que residen en el Hades llamado Estado. Veo la cara infantiloide y aburguesada de Pedro Sánchez, escucho su insufrible jerigonza políticamente correcta y gramaticalmente incorrecta, escudriño sus ojos alelados y no crean que veo un triste pelagatos.

Adivino detrás de esa máscara mal ajustada, el rostro que representa una sociedad nihilista, sin amor por el pasado, ni esperanza por el futuro. Sólo odio por el presente que le atrapa.

Ante ello, sólo me cabe gritar ¡recordemos, recordemos, recordemos: nunca olvidemos!

No permitamos que la Ley de (des)memoria histórica acabe con hálito de nuestra alma colectiva. Pertenecemos aún al mundo de los vivos, a la historia real, y no caeremos en su trampa de falacias envenenadas que sólo conducen a la muerte de los pueblos.

Porque nuestros muertos están vivos y sus vivos ya están muertos en vida.

Artículo en la web del autor: https://barraycoa.com/2018/11/14/cuando-la-izquierda-nos-precipito-a-leteo/

Javier Barraycoa

Profesor universitario, sociólogo y politólogo. Escritor y articulista. Co-fundador de la asociación Somatemps.

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