Juan Carlos I, Rey de España, único artífice de la democracia.
Ni fue Suárez, ni nada que se le parezca, el único artífice de la verdadera democracia en España, ha sido Don Juan Carlos de Borbón y Borbón.
Se enfrentó a su padre Don Juan, que era el verdadero rey y a quien en en realidad pertenecía la corona.
Fue un hombre con una infancia trágica y solitaria, su madre con problemas personales, su padre con fama de buen vividor, y la muerte de su hermano pequeño de un balazo que salió de una pistola que él mismo empuñaba, marcaron su vida.
Preparándose desde niño para ser rey algún día, vivió exiliado en Italia y Portugal, hasta que su padre consintió que viniera a España a cursar sus estudios con su hermano menor Alfonso. Después de acabar el bachiller, ingresó en la academia militar de Zaragoza, Marín, Pontevedra y San Javier, Murcia para formarse en los tres ejércitos. Completó su formación en la Complutense de Madrid, cursando estudios de Derecho Político e Internacional, Economía y Hacienda Pública.
Era un hombre lo suficientemente preparado para ser rey, jefe del estado y lo que le echaran; se casó con quien debía y no con quien quería, le bailó el agua a Franco, y consiguió lo que pretendía.
Fue el mejor embajador que nunca soñó España y por fin, le dio el lugar que le correspondía. Se codeó con lo mejor y más granado de la realeza mundial; consiguió contratos millonarios para su país y sacó las castañas del fuego en el 23 F.
Se le tachó de mujeriego y de gustarle el buen vino, sin embargo fue el único personaje relevante que pidió perdón públicamente por asistir a una cacería, que aunque nadie lo dijera podría haber traído contratos millonarios, pero apareció una mujer que habiendo sido su «amiga» , decidió que ahora era el momento de ser famosa y sacar tajada.
Esto abocó al monarca a abdicar en favor de su hijo Felipe, que nunca igualará a su padre, y mucho menos al lado de esa republicana con la que decidió casarse.
Hoy Don Juan Carlos se retira de la vida pública, y decide vivir lo que le queda de vida de forma anónima.
Gracias majestad, gracias por tanto, a mí no me importan ni sus «amigas» , ni sus vinos, ni sus cacerías, ni sus salidas de tono, si es que todo eso ha sido verdad.
A mí lo único que me importa es lo que usted ha hecho por España que ha sido muchísimo, y me emociona su «por qué no te callas» a Hugo Chávez. Lo demás pertenece a su vida privada.