Investidura: el truco del almendruco
Una película buena puedes estar viéndola toda la vida. Una “peli” mala puede convertirse en una tortura si debes verla varias veces. Lo de la investidura es de la categoría de las malas, malas. Todo predecible, guion escrito para débiles mentales, intentos de sobresaltar al espectador cuando en realidad se ven venir de lejos. Para los profanos, la trama parece enrevesada, incluso algunos se angustian ante el final de las negociaciones para la investidura del presidente del gobierno. No se preocupen en breve todos diremos: ¡Ah, pero si estaba claro!
Pedro Sánchez, tras las piruetas políticas a los que nos tiene acostumbrados, y tras convocar unas elecciones que le han costado la preeminencia a C´s, lo vimos arrojado en el tierno abrazo del oso con Pablo Iglesias. Ya sólo le faltaba la aparentemente imposible abstención de ERC, pero que nadie olvide que este guion lo ha escrito Iceta y a este no se le escapa ni una coma. Los últimos meses hemos sido testigos de una aparente guerra civil entre fuerzas separatistas, como el pacto de JxCAT (de Puigdemont), con el PSC para repartirse la poderosa Diputación de Barcelona. Aunque nadie atendió a que ERC le hubiera prestado un senador a JxCAT para que esta formación pudiera tener grupo propio en el Senado, con todo lo que ello conlleva de beneficios económicos.
De forma algo cutre Junqueras ha de emular al Companys en la cárcel para volver victorioso y que la Generalitat (iniciada en época moderna por Macià) vuelva a las manos de ERC.
Digamos que hasta ahora se ha aplicado la política de las puertas abiertas. Nadie las cierra del todo por si hubiera cambio de planes. Pero esencialmente lo que ha pasado y pasará será lo siguiente. ERC aspira a gobernar la Generalitat, sí o sí. De forma algo cutre Junqueras ha de emular al Companys en la cárcel para volver victorioso y que la Generalitat (iniciada en época moderna por Macià) vuelva a las manos de ERC. Y eso se ha de lograr sea pactando con JxCAT o sea con el PSC. Pero aunque para las abuelitas separatistas sea incomprensible que los partidos independentistas vayan cada uno a la suya, esa es la realidad. La estrategia de Puigdemont es la del “frontismo” contra el Estado y -de paso- la perdedora. La de ERC, lo venimos diciendo desde hace tiempo, es la de la conseguir la independencia en connivencia con el Estado español. De ahí que le interese la complicidad con el PSOE-PSC, pues sólo así podrá lograrlo.
Desde la distancia cabe destacar hechos aparentemente contradictorios. ¿Cómo es que la condena a los golpistas fue por sedición? ¿Cómo en un caso tan grave se permite a los condenados en sentencia firme cumplir su condena en Cataluña, cuando todos sabemos que las competencias penitenciarias están en manos de una administración corrupta y nacionalista? ¿Cómo es posible que ya en el mes de julio el Tribunal supremo elevara al tribunal de Justicia la Unión Europea, una pregunta sobre la inmunidad de Junqueras, que de rebote aprovecharía Puigdemont? Cada uno puede leer las cartas del póker como quiera, pero en este caso, el Tribunal Supremo o bien se ha pegado un tiro en el pie; o bien ya sabía que la respuesta sobre la inmunidad de Junqueras estaba cantada y sería positiva.
Cada uno puede leer las cartas del póker como quiera, pero en este caso, el Tribunal Supremo o bien se ha pegado un tiro en el pie; o bien ya sabía que la respuesta sobre la inmunidad de Junqueras estaba cantada
Todo ello ha llevado a un revuelo que vuelve a dar oxígeno al independentismo. La masa amarilla está convencida de que Europa ha ordenado la liberación de Junqueras. Evidentemente esto no es así, pero servirá para que, con la aplicación del reglamento penitenciario que permite en casos especiales que el segundo grado, sea un régimen casi como el de tercer grado ¿Y qué más especial que este sainete que nos han montado al vulgo? Sea como sea, (descubriremos los mil modos de no cumplir una condena en prisión) en poco tiempo veremos a los condenados en firme, campando por la tierra firme del independentismo. También se ha beneficiado de este embrollo el PSOE que necesita oxígeno para vender a sus bases por qué recaba el apoyo de ERC y por qué en breve sus dirigentes presos desfrutarán de un trato de favor. “Lo ha dicho Europa”, será la excusa.
Si atendemos a la campaña electoral pasada y a las declaraciones de los implados, descubriremos cómo han usado el truco del almendruco. El PSOE y el PSC parecían rivalizar con Vox en su defensa de la unidad de España (mientras Iceta colaba en el programa del PSOE lo de la reforma federal de la Constitución). Por su parte, los partidos independentistas pugnaban para demostrar quién era más amarillo de todos. Conocidos los resultados, fue el propio Iceta el que abrió el fuego contra el separatismo proponiendo flexibilizar el modelo de inmersión lingüística. Ello fue aprovechado por ERC para mostrarse ante su electorado como la facción más radical del independentismo, oponiéndose a Iceta. A los pocos días el PSC votaba -junto a las formaciones separatistas- una moción en el Parlamento regional de Cataluña a favor de blindar la inmersión lingüística (Iceta, siempre Iceta).
El PSOE y el PSC parecían rivalizar con Vox en su defensa de la unidad de España (mientras Iceta colaba en el programa del PSOE lo de la reforma federal de la Constitución)
Los postureos y gesticulaciones de estas semanas se parecían a los de una obra de teatro mal ensayada entre ERC y PSOE: ora dialogamos, ora no hay diálogo posible; ora no se cierran los contactos, ora no los hay; ora hay que dialogar con el Estado, ora no renegamos de otro referéndum. En definitiva. Los tiras y aflojas, han dado la sensación de que el PSOE defiende los intereses de España y que conseguirá meter en el redil a ERC; y que ésta mantiene una hoja de ruta “realista” de independencia frente a un Puigdemont que vuelve a renacer de sus cenizas. Pero el último acto de este entremés, está perfectamente guionado. Primero hay que investir a Sánchez, y ERC -con su abstención- lo tendrá cogido por los mismísimos.
Luego se creará una crisis de gobierno en la Generalitat y, tarde o temprano, se tendrán que convocar elecciones autonómicas. El precio a pagar es que ERC perderá votos, pero sustentará la mayoría y se ganará el derecho a gobernar nuevamente la Generalitat tras casi ochenta años de sequía. Y para ello, si los díscolos secuaces de Puigdemont y de la CUP no quieren entrar en el juego, siempre tendrá al PSC y los Comunes de Colau para regalarse una fiesta. Cuando ERC gobierne la Generalitat, entonces se iniciará una nueva intentona, más lenta pero más firme para culminar el eterno viaje al independentismo.