Hace un siglo los catalanistas ya empezaban a liarla

Asamblea de parlamentarios sediciosa en Barcelona. Golpe de estado catalanista. El momento más crítico en la España de la Restauración llegó en 1917 cuando se produjo una revolución socialista amparada en una asamblea política en Barcelona dominada por los catalanistas que estuvo a punto de hundir al gobierno y a la Monarquía si bien el desenlace de la crisis fue inesperado.

Eran los años de la Primera Guerra Mundial en la que España fue neutral pero a causa precisamente de ello España vivió un fuerte periodo de prosperidad industrial pudiendo exportar grandes cantidades de productos de todo tipo a los países beligerantes que tenían sus industrias volcadas únicamente en la producción militar.

La gran beneficiada fue la burguesía industrial española concentrada entonces básicamente en Vascongadas, Cataluña, Asturias y Madrid. Los empresarios catalanes, cuyos obreros vivían en precarias condiciones, vieron el momento adecuado para que Cataluña obtuviera una amplia autonomía y ellos pudieran quedarse gran parte de esos beneficios con un sistema de Concierto económico.

El 1 de julio de 1917 se produjo un golpe de efecto político cuando los catalanistas de la Lliga Regionalista, los republicanos de Lerroux, los reformistas de izquierda y el PSOE anunciaron la convocatoria de una Asamblea de Parlamentarios en Barcelona el 19 de julio para forzar al gobierno a llevar a cabo ”las reformas que necesita el país”, entre ellas en primer lugar una “amplia autonomía para Cataluña” y también la autonomía para todas las regiones. Se convocarían elecciones a Cortes Constituyentes, es decir la Constitución de 1876 quedaría derogada y si había mayoría republicana en esas Cortes se proclamaría la república en España.

El presidente del Gobierno, el conservador gallego Eduardo Dato, apoyado por los grandes partidos dinásticos, el Conservador, el Liberal (a pesar de que muchos diputados catalanes conservadores y liberales apoyaban la Asamblea) y el Maurista y los grandes diarios nacionales, declaró sediciosa aquella asamblea, la prohibió y pidió a los españoles que no se dejaran engañar por las promesas y el tono falsamente patriótico español de los convocantes pues el nacionalismo catalán lideraba aquel desafío. Era un golpe de Estado de la mayoría de los diputados catalanes junto con la izquierda española contra el gobierno de España.

A pesar de su anticatalanismo los republicanos de Lerroux apoyaban la Asamblea para intentar forzar la caída de la Monarquía y en cuanto al PSOE quedaba claro su incoherencia y su nulo patriotismo pues a pesar de su programa revolucionario no dudaba en aliarse con la derecha catalanista para intentar hundir el sistema.( como Podemos hoy en día).Los nacionalistas radicales de izquierda como Maciá se adhirieron con entusiasmo a la Asamblea. En realidad el padre en la sombra de la Asamblea había sido el líder nacionalista Enric Prat de la Riba

Llegado el día 19 a pesar de la prohibición la Asamblea se celebró en el Ayuntamiento de Barcelona y se aprobaron los puntos antes citados. Aquel día hubo por la noche en las Ramblas un grave enfrentamiento entre manifestantes catalanistas y la Guardia Civil que tuvo que hacer varias cargas. Hubo un muerto y varios heridos.

Paralelamente el PSOE y la CNT organizaron una huelga general revolucionaria total para el 13 de agosto con la intención de promover una “república socialista” como la de Rusia. Aunque  la Lliga intentó distanciarse de la huelga los historiadores nacionalistas reconocen que la Lliga quería aprovecharla políticamente en su beneficio por si caía la Monarquía.

La suerte de España quedó en manos del Ejército. La Asamblea y los revolucionarios esperaban que éste se abstuviera de actuar y así se lo pidieron. En ese caso hubiera caído el régimen como en Rusia unos meses antes. Pero el Ejército apoyó al Gobierno y se enfrentó a los revolucionarios. En muchas partes de España hubo graves enfrentamientos y murieron casi 100 personas, casi la mitad en Cataluña. Los dirigentes del PSOE fueron detenidos. A pesar del fracaso revolucionario la tensión política siguió pues la Asamblea de Parlamentarios no reconocía al gobierno como legítimo y quería actuar como un gobierno paralelo.

El 29 de octubre de 1917 dimitió Dato, según algunos historiadores por presiones del Ejército ante el disgusto militar por su falta de energía contra la Asamblea. Finalmente, cuando la tensión política era máxima y la Monarquía parecía a punto de caer todo terminó inesperadamente. El 30 de octubre se anunció un nuevo gobierno presidido por el liberal García Prieto, en el que 2 miembros de la Lliga, Ventosa y Rodés tenía 2 carteras ministeriales.

La Asamblea de Parlamentarios quedó así desactivada pues la Lliga era su parte principal. Inmediatamente el PSOE y la izquierda acusaron a su líder Cambó de haberse vendido al sistema  y renunciar a la revolución a cambio de 2 ministerios. Los historiadores nacionalistas posteriores han acusado igualmente a Cambó de haberse dejado engañar por Alfonso XIII y haber renunciado a la autonomía catalana por unos ministerios. Otros historiadores más moderados como Josep Pla han defendido la actitud de Cambó.

Un factor importante en el desenlace fue la muerte de Prat de la Riba el 1 de agosto y su sustitución por Cambó como líder de la Lliga, partidario de una línea más moderada. Prat de la Riba quería llegar hasta el final en el desafío y provocar la caída de la Monarquía. Prat de la Riba era un nacionalista pero su sucesor Cambó era más bien un regionalista.

El nuevo gobierno tuvo una vida corta como casi todos los de la Restauración y en febrero de 1918 se convocaron las llamadas elecciones generales “sinceras” por ser las primeras en las que los resultados no se diseñaban desde el propio Gobierno. En ellas los partidos que habían apoyado a la Asamblea ganaron en Cataluña pero sufrieron un varapalo en el conjunto de España. Una serie de partidos regionalistas aliados con la Lliga no obtuvieron representación y la izquierda también fracasó. Quedó claro que los españoles de la época no querían la autonomía de Cataluña ni una “España de las autonomías”. El partido más votado fue el Conservador de Dato.

En las siguientes elecciones generales en 1919 quedó más claro aún este fenómeno al resultar vencedor en España el partido Maurista. Era una escisión más autoritaria y españolista del partido Conservador, liderada por el político mallorquín Antonio Maura, que en esa época se convirtió en presidente de un gobierno de Salvación Nacional en el que Cambó fue ministro de Fomento, renunciando a la autonomía catalana.

A pesar de la moderación final de la Lliga de Cambó había quedado claro que, tal como denunciaban algunos políticos monárquicos de la época, como Alfonso Sala, el catalanismo podía convertirse fácilmente en catalizador y juguete de las ideologías revolucionarias.

 

Fuentes: Aquell any 1917. Josep María Poblet.

Historia de la Cruzada Española. Joaquín Arrarás. V 1.

Rafael Maria Molina

Historiador y articulista. Ha colaborado en Somatemps, Adelante la Fe, Agnus Dei prod, Fundación Nacional Francisco Franco, Ahora información, carlistas.com y NSE radio.

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