Guerra total en el sur de Filipinas (1646-1653)

 

A mediados del siglo XVII continuaba la implacable guerra en sur de Filipinas entre las fuerzas hispánicas y los piratas de los sultanatos musulmanes de los archipiélagos de Mindanao, Jolo y Borneo, guerra que duró largos siglos. Además hasta mediados del XVII los piratas moros (como ellos mismos se llamaban) contaban con el apoyo y la alianza de los holandeses, que siempre ambicionaron expulsar de Fipinas a los españoles y establecer su dominio sobre todo el país.

En abril de 1646 se presentaron 4 navíos de guerra holandeses en Filipinas en la isla de Mindanao para atacar el presidio español de Zamboanga, una de las principales bases fortificadas españolas en el sur de Filipinas. Los holandeses intentaron desembarcar en la punta de Baliguasan pero los españoles habían sido advertidos y allí les esperaba el sargento Durán de Monforte  con 50 españoles y 100 indios pampangos que dispararon con mosquetes y arcabuz contra las lanchas en que intentaban llegar a tierra los holandeses. Éstos, sorprendidos, disparan  a su vez apoyados por el fuego de sus buques pero deben reembarcar, perdiendo 100 hombres. Las bajas españolas fueron escasas pero murió heroicamente el capitán D Luis de Rojas.

A finales de 1648 se reactivó la guerra contra los joloanos y los piratas de Borneo. Volvió a salir, desde Zamboanga, el valiente Durán de Monforte al frente de 5 joangas, buques de origen nativo, de tamaño mediano aunque bien artillados, con 40 soldados españoles y 80 filipinos. Encontró a una fuerte  flota pirata borneana cerca de las islas Burias, la atacó y los soldados hispánicos lograron tomar al abordaje la nave pirata capitana, huyendo el resto. Paquian  Cachile, señor de Tuptup (Borneo) mandaba la flota pero murió atravesado por la espada del soldado D  Juan de Isástegui. Como resultado, los piratas desalojaron la provincia de Leyte en las islas Visayas orientales, que habían ocupado y que fue recuperada por las fuerzas hispánicas.

Deseando arrasar las bases piratas de la costa nordeste de Borneo de donde procedían los últimos atacantes, partió en una nueva expedición el incansable Durán de Monforte al frente de 14 buques, en enero de 1649, tripulados principalmente por valerosos milicianos filipinos auxiliares católicos, sobretodo naturales de las islas Visayas. La flota de Monforte saqueó varias aldeas que servían de bases piratas como Lacaylacay, Osuan, Bangui y otras.  Quemó 300 caracoas o grandes canoas de guerra indígenas, hizo 200 prisioneros y liberó a 200 cautivos filipinos cristianos que habían sido esclavizados. Poco después el valeroso Duran de Monforte fue recompensado por la Corona con el nombramiento de gobernador de Zamboanga.

Tuvieron especial merito estas campañas teniendo en cuenta  que en aquel preciso momento reinaba una situación caótica en Manila donde se vivían grandes y violentas luchas  internas entre las propias órdenes religiosas, cuya influencia en el gobierno de la Filipinas hispánica siempre fue considerable. En este caso era la lucha entre los capitulares del cabildo de Manila de un lado y los jesuitas por el otro, que había llenado las cárceles del archipiélago. La llegada del nuevo Gobernador de Filipinas  D Sabiniano Manrique de Lara apaciguó algo los ánimos (así como la intervención pacificadora del propio Papa Inocencio X que otorgó amplias indulgencias para ello)

Era necesaria la paz interna, desde luego, para afrontar la amenaza musulmana sobre el arhipiélago filipino que iba a durar todavía siglos. A finales de la década de 1650 volvería a encenderse de nuevo la guerra en los paradisíacos pero terriblemente turbulentos archipiélagos del sur, con gran intensidad.

 

Fuente: Historia de la piratería malayo mahometana en Mindanao, Jolo y Borneo. José Montero y Vidal. Madrid 1888.

 

 

 

 

Rafael Maria Molina

Historiador y articulista. Ha colaborado en Somatemps, Adelante la Fe, Agnus Dei prod, Fundación Nacional Francisco Franco, Ahora información, carlistas.com y NSE radio.

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